Proxy (2013)


ZACK PARKER´S CUMB.

Yo no soy fan de las películas que resultan ser más lentas que filmar el discurrir de un caracol con reuma, pero sí que no me son especialmente molestas, incluso diría que una película filmada de manera pausada, o, como dicen ahora, contemplativa, puede ser incluso un factor a tener en cuenta si el director sabe aprovecharlo en favor de un mayor desarrollo de las tramas y de los personajes. Además, si a esto se suma un guión con toques "hitchtconianos" en el que abundan los giros, a cada cual más sorprendente, pues podríamos hablar de un film a primera vista interesante...pero no, esta "Proxy" no es el caso, pero sí una de las mierdas más lentas y pretenciosas que he podido ver.

AVISO: NO ES UNA PELÍCULA DE TERROR.

Esther se encuentra en los últimos meses de su embarazo cuando es atacada por un asaltante encapuchado. A consecuencia de esta agresión, la mujer pierde a su hijo y, traumatizada, empieza a acudir a un grupo de apoyo. Ahí conoce a Melanie, con la que traba una fuerte amistad. Pero con el tiempo su relación se irá volviendo más turbia hasta desembocar en un trágico final.
La trama desde un principio nos sitúa en un mundo donde los policías son más tontos que Abundio, los centros de ayuda social son parecidos a los vistos en "El Club de la lucha" y se cuelan allí todo Diox, y las personas se encuentran entre la esquizofrenia y la subnormalidad más pasmosa. Es decir, un mundo en el que su director, un pedante Zack Parker, se siente como en casa y orquesta este homenaje (dicho por él) al mismísimo Alfred Hichtcock...y por homenaje me refiero a cagarse directamente en su boca. Kevin Donner firma un guión empeñado en todo momento ser un refrito de las películas del orondo director, sólo que sin un cuarto del ingenio que puso y sí con mucha incompetencia, en el que un recurso tan mítico como el McGuffing, en este caso el embarazo de la "protagonista" es violado sin piedad por tanta incompetencia. Además, los giros de guión, sobre el papel sorprendentes, se ven a la legua por esa manía de alargar de modo descontrolado, como el momento en el que el SOPILER la protagonista muere y el protagonismo recae en la amiga FIN DEL SPOILER. Un giro que no nos pilla por sorpresa, ya que la tipa lleva la palabra muerte tatuada en la frente, y es recibida por el bostezo general de la platea.
Los actores pueden ser los más destacables, en especial Alexia Rasmussen, y hacen todo lo que está en su mano para darle algo de dignidad al resultado final, pero sus roles son tan sumamente bobos y con unas motivaciones tan de patio de colegio (llamar la atención) que directamente los metes en el mismo saco que al resto de la película. Ayuda también que sus actos nunca nos sean explicados, como el momento en el que vemos al marido saliendo del sótano cubierto de sangre para acto seguido estar limpio como una patena, y cuando se explica - la verdadera razón del asalto -, nos importan  tres cojones.
En el apartado técnico tampoco hay mucho donde rascar. La fotografía de Jim Timperman es la misma que podríais encontrar en una producción directa a televisión de la FullMoon, es decir, apenas ha habido una edición y la han sacado tal cual se filmó, aunque admito que algunas de las escenas en interior - el momento en el que se cuela la protagonista en la casa de la otra - sí acaban por funcionar debido a que la iluminación empleada está mejor distribuida. La música no es más que un refrito, que, dicho mal y pronto, haría revolverse en la tumba a Bernard Herrmann, al que directamente dilapidan de manera cutre todos los temas de su carrera. Ese chelo que se toca sin descanso durante toda la película se lo metía por el culo a Parker. Y sin vaselina.

En resumidas cuentas, una de las peores películas que han pasado por estos lares. Pretenciosa, mal filmada, peor desarrollada y con un guión digno de una teleserie de los ochenta. Los actores serían lo único del conjunto que salvaría de la quema, pero ni por esas merecería que le dierais un voto de confianza.
Si os proponen verla...¡HUID!

NOTA: 1