Prometía bastante esta película.
Demasiado.
Tanto las críticas que había oído, el director del film (el canadiense Éric Falardeau) cómo los espectadores que había visto hablaban de la película más "enferma" jamás filmada, incluso superior a la depravación que supuso a su modo la saga de "The Human Centripede", que por cierto, Manu, te debo un tirón de orejas por compararlas cuando NO se parecen en absoluto, así que me medio ilusioné creyendo que podría ser una autentica experiencia el ir a verla en una sala con gente, más o menos como pasó cuando vi "A Serbian film".
Así que la pregunta es ¿cumple las expectativas creadas? No, la verdad es que no, aunque una cosa buena que tiene es que no llega a defraudar en ningún momento.
POR PARTES.
La película nos narra la historia de una chica que un día comienza a sufrir una descomposición tanto física como psicológica...y ya.
No hay más argumento que contar.
Esta es una película que transcurre según las imágenes (explicitas) que nos muestran en pantalla. Porque aquí no hay dilema moral de algún tipo, o un giro de guión o un trasfondo elaborado de personajes, aquí simplemente es ver el proceso que sufre ella hasta pudrirse por completo, sin explicación alguna que valga, es decir, una película que en teoría va directa a lo que importa. Dicho eso, el guión es arritmico, peca de plano y tiene demasiados planos de relleno - la de veces que va la protagonista al baño a mear - incluso podría decirse que su primer acto, que debería ser el que te enganchase a la historia, llega a provocar tal sopor que me hizo salir del cine en dos ocasiones, no por asco, si no para que me diese el aire porque si no acababa por dormirme en la butaca. Por suerte para nosotros, según va avanzando historia, pese a que sigue sin ahorrarse los planos de relleno - conozco el baño de esa chica de memoria -, el nivel de putrefacción empieza a ser tal que se extiende a su nuevo apartamento, en donde la sangre mezclada con excrementos salpica la cámara, y empieza a sumar interés ya que estás atento a la pantalla para no perderte la próxima burrada que salga, y ya os aviso que aun quedan muchas hasta el clímax final, en el que ya Falardeau hecha el resto (nunca mejor dicho) y hace una (larga) secuencia de la que me ahorraré en detalles.
Por cierto, hablando de Falardeau, destacar que, pese a todo, intenta aportar algo novedoso al panorama actual, volviendo al mal sano cine de los años ochenta, pero por desgracia pronto acaba por caer por culpa de alargar demasiado muchas de las escenas, o metiendo otras que no pegan - la escena onírica que te deja descolocado -, además de un uso del gore que a más de uno que tenga el estómago curtido en mil batallas le parecerá pobre o incluso gracioso, como es la escena de la mamada.
DESCANSE EN PIEZAS.
En cuanto a los actores, decir que Émile Beaudry es la película. A secas. Todo y todos orbitan a su alrededor, cada plano que hay en el film es de ella, y se deja cuerpo (se pasa desnuda toda la película) y alma (cuando chilla parece que aulla) en cada escena. Lo único a lo que se le puede poner pega a su interpretación, es que llegado un momento del film dan ganas de ahorcarla puesto que su histrionismo llega a tocar techo.
De los demás actores poco o nada se puede decir, simplemente no molestan o aparecen para desaparecer en la siguiente escena, como es el caso de los amigos de la chica.
SIN MAS PICADILLO.
En resumidas cuentas: Un irregular intento, aún así espero ver el siguiente film de este franco-canadiense, en el que ojalá se deje de pretenciosidades por su bien.
NOTA: 6