"The revenant" (2015) de Alejandro Gonzalez Iñárritu.


Estamos en plena temporada de premios. Se huele en el ambiente. Y la cinta que os traigo hoy es una que se está llevando todos y que suena como clara favorita de cara a los Oscar en apenas semana y media: “The revenant” de Alejandro Gonzalez Iñarritu.



La cinta nos cuenta una historia de venganza de las de toda la vida. Pero en vez de situarla en el Nueva York de los setenta (como aquellas pelis de Charles Bronson) o en el Paris actual (como las cintas espídicas de Europa Corp.) nos la enmarcan durante la primera mitad del S. XIX, en los páramos inhóspitos de la Norteamérica más salvaje. En un lugar donde Jeremiah Johnson se hubiera sentido feliz, pero donde todo te puede matar. Cierto es que ambos protagonistas buscan la muerte del otro, pero la naturaleza es la única que decidirá quién ganará en esta contienda.
Estamos ante una película, que sin duda tiene el arranque más potente de esta temporada de premios. Con un plano secuencia de esos que no se olvidan. Y por eso, me da una rabia terrible que un realizador como Iñárritu, que demuestra que puede rodar de manera magistral, pudiera brindarnos el año pasado una basura del calibre de “Birdman”. Es cierto que esta “The Revenant” tiene infinidad de planos marcapaquete, pero estos están plenamente integrados en la cinta, no siendo una película al servicio de los planos como fue aquella “Birdman” de infausto recuerdo.

Pero más allá de su dirección, esta cinta está en boca de todos por sus actuaciones. Tenemos por encima de todo a un Leonardo DiCaprio magistral, con una interpretación muy física en la que tiene que decirlo todo con los ojos y sus gestos. Una muy buena actuación que debería darle el ansiado Oscar. Aunque en mi opinión ya debería haberlo ganado por “El lobo de Wall Street”.
Junto a él tenemos a su némesis, en la piel de Tom Hardy. El inglés está como siempre, genial con una presencia y un vozarrón que se comen la pantalla. Otro claro contendiente en la carrera por el eunuco dorado. Pero lo siento Tom, este año hay cierto boxeador que lo va a ganar por K.O. al primer asalto.

Otros aciertos técnicos a destacar serían su banda sonora, que se acopla a las imágenes como un guante y su preciosa fotografía obra del gran Emmanuel Lubezki, otro Oscar que esta cinta debería ganar de calle.




Lamentablemente, no es oro todo lo que reluce y la cinta adolece de una duración excesiva. Es cierto, que es una película muy épica y como tal debe ser bigger than life   –y esto en lenguaje hollywoodiense significa que de las dos horas no baja-  Y debido a esta larga duración, el segundo acto se resiente en su extensión e iteración en su discurso.


En definitiva, una película que nos muestra el genial estado del western actual, en pequeñas dosis pero de una gran calidad. Además de reconciliarnos con Iñárritu (aunque el Oscar este año lo quiero ver en manos de George Miller) y regalarnos a unos DiCaprio y Hardy como siempre, excepcionales.

"Creed. La leyenda de Rocky" (2015) de Ryan Coogler.


Hoy haremos un experimento. Parad, id al Spotify y poned la famosa fanfarria de “Rocky”. ¿Preparados? Pues ya podéis volver a leer, ya que la reseña de hoy está diseñada para ser escuchada con la sintonía de aquella magnífica película que presentó al gran público a Sylvester Stallone. Ya que la cinta de hoy no es nada más ni nada menos que “Creed. La leyenda de Rocky” de Ryan Coogler.



Porque si amigos, Rocco vuelve. Lo que en otras sagas se tornaría un ¡Oh no! aquí, tras el triunfo que supuso “Rocky Balboa” se vuelve uno de los eventos cinematográficos del año.  Y no es para menos, ya que este “Creed. La leyenda de Rocky” supone un escalón más hacia la gloria de la figura del ya retirado púgil.

La trama de la cinta nos sitúa años después de la última entrega. Paulie ya se ha ido, y el hijo de Rocky vive en el extranjero. Rocco ya afronta la última etapa de su vida, dejando que pasen los días. Por eso cuando el hijo de su gran amigo Apolo Creed aparece en escena para que Rocky lo entrene y conseguir el mismo trono que tenía su padre años atrás, el mundo tranquilo de Rocky se tambaleará.

Uno de los principales aciertos de la cinta es no hacer gravitar la película alrededor del luchador de Little Italy, sino que es el misterioso Adonis Johnson el eje centrar de la historia. Rocky ya contó todo lo que tenía que contar y aquí está ahora en una figura que recuerda en gran manera al Mickey de los films originales. Ahora es el momento de mostrar sangre fresca. Y que gusto dar ver a este Michael B. Jordan como un león que debe ser domado por un Stallone inmenso.

Son muchos los que a día de hoy acusan a Stallone de ser un mal actor, poco más que un cacho de carne con botox. Gente que recuerda “Rhinestone” o “Spy Kids 3D” pero que dejan fuera de la terna cinta como “Rocky”, “Acorralado”, “La cocina del infierno” o “Copland”.
Y en la cinta de hoy, Stallone vuelve callando bocas y dando un golpe sobre la mesa con un papel que debería darle el ansiado Oscar que tantas veces ha merecido. No quiero meterme en terreno de spoilers, pero hay cierta escena antes del último combate que si no hace que sueltes la lagrimilla, dudo que puedas ser catalogado como ser humano.



En cuanto a la dirección tenemos a Ryan Coogler, que tras “Fruitvale Station” se enfrascó en la concepción de esta obra. Suyo es el guión con el visto bueno de Stallone. Que aunque rehúye del espectáculo de las anteriores, los combates hacen  más daño que cualquier otro de la saga acercando la camara a los púgiles con un estilo seco y directo, cercano al de aquella maravilla llamada “Warrior”.


En definitiva, una ocasión que nadie debe de dejar pasar. Una cinta casi perfecta para los fans de la saga, y una gran película llena de valores para el resto. Una pelicula que debería cerrar bocas a todos aquellos que critican al héroe de toda una generación. Stallone eres el mejor… y lo sabes.