Lo mejor y lo peor de 2015.


El año acaba y si ya el año 2014 nos pareció un año que podríamos calificar siendo bastante benignos como flojito, este 2015 se nos ha antojado catastrófico. Si no fuera por los típicas pelis gordas para premios y sagas millonarias que conservan cierta solera estaríamos hablando de un annus horribilis.


10. STRAIGTH OUTTA COMPTON. De F. Gary Gray.
Aún y sin tener ni puñetera idea del tema del que hablan, este biopic hagiográfico bigger than life pasa como una exhalación y hace que vayas corriendo al Spotify a ponerte algo de los N.W.A.

9. LA FAMILIA BELIER. De Eric Latirgau.
Porque también nos gustan las comedias amables. Desde Francia tenemos todo un fenómeno de taquilla sobre una familia donde todos sus miembros padecen sordera menos la hija mayor. La peli de manta del año.

8. LA VISITA. De M. Night Shyamalan.
Todos, incluido yo, creíamos que M. Night Shyamalan se había ido para siempre. Pero no, muy despacito llegó, nos enseñó que para hacer un gran found footage se necesita talento, y nos la volvió a meter doblada con un giro de guión tan sencillo y natural como contundente.

7. TERMINATOR GENISYS. De Alan Taylor.
Me da igual lo que diga la gente. Ya la he visto dos veces y me cago por ver otra vez al iaio del Chuache disparando al lado del único reemplazo posible de Sarah Connor.

6. THE REVENANT. De Alejandro González Iñárritu.
El asqueroso de Iñarritu nos trae la mejor escena de apertura que puedes ver estas navidades en una pantalla grande. Y con un duelo de colosos como el de Di Caprio y Hardy ya valen de sobra el precio de la entrada.

5. MARTE. De Ridley Scott.
La peli de aventuras del año. Un Matt Damon en estado de gracia nos lleva a Marte en la que sin duda es la cinta más entretenida que hemos podido ver en pantalla grande en mucho mucho tiempo.

4. EX MACHINA. De Alex Garland.
Desde hace ya algunos años sé que si una peli comienza con el logo de IFC Films algo bueno encontraremos. Con 3 personajes y un solo escenario se nos muestra que “Black Mirror” no fue solo una casualidad.

3. MAD MAX. FURY ROAD. De George Miller.
¿Cómo iba a faltar esta cinta? La cinta de acción del año. Desde el mismo momento que la vi el día de su estreno, supe que la nueva peli de Miller había venido para quedarse. Puede que el guión sea más plano que el encefalograma de Rajoy, pero te puedo asegurar que no veras una road movie igual este año.

2. CREED. De Ryan Coogler.
Todavía quedaba tiempo para un último asalto más. Rocky Balboa ha vuelto con un Stallone aún más grande si cabe, pidiendo a gritos que le den de una puñetera vez el Oscar que la Academia le ha negado durante tantos años.

1.     WHIPLASH. De Damien Chazelle.
Vamos a ver una película de suspense. Pero en vez de pistolas tenemos baquetas, en vez de un asesino tenemos al profesor más cabronias que puedas imaginar y en lugar de una persecución final tenemos un solo de batería que te pondrá de los nervios. ¿La mejor película del año? En mi humilde opinión si.





Pero vamos a afilar los cuchillos y vamos a por lo peor del año. El verdadero trabajo de titanes, ya que ante tanta basura era complicado decidirse. Pero hemos hecho de tripas corazón y he dejado fuera a muchas cintas dejando solo las que de verdad me han sentado como una patada en la entrepierna.


5. THE GALLOWS. De Travis Cluff y Chris Lofing.
Todo el mundo cree que puede hacer un found footage. Cree que por tener cuatro duros y una cámara ya pueden hacer una peli de terror competente. Esta cinta es el claro ejemplo que debemos echarnos a temblar del día que los cuñaos descubran el found footage.

4. LOS 4 FANTASTICOS. De Josh Trank.
El género de superhéroes Marvel –excepto los Guardianes de la Galaxia- siempre me ha parecido un tipo de cine aburrido. Que no malo, y entiendo perfectamente que tenga muchos fans: Tienen buenos actores y directores detrás, efectos especiales más que solventes, historias en apariencia bien contadas…
Pero estos Cuatro Fantasticos nos demuestran que los productores no aman el cine y solo quieren contar los fajos de billetes que tienen debajo de la mesa.

3.     LA PIRAMIDE. De Grégory Levasseur.
Hay una serie de personas que creen que los found footages hasta arriba de efectos especiales son las mejores pelis de terror que puedes hacer. En la “Divina Comedia”, Dante nos afirma que hay un círculo del infierno reservado para estos.

2.     BIRDMAN. De Alejandro González Iñárritu.
La película que más mala leche me ha dado este año. ¿Cómo un director competente al que le tenía cierto respeto ha podido hacer una pretenciosidad de tal calibre? La película de superhéroes hecha por alguien que ha dicho públicamente que odia el subgénero… Y todo Hollywood dándole premios… El cuerpo me pide tierra.

1.     REY GITANO. De Juanma Bajo Ulloa.

Solo diré para calificar a la peor película del año: Bajo Ulloa, espero que no te acerques a una cámara nunca más en tu puñetera vida. 

"The hateful eight" (2015) de Quentin Tarantino.


Tarantino regresa esta Navidad con una nueva peli. Y eso es siempre ocasión de alegría. Y vuelve al western que tan buen resultado le dio previamente con “Django unchained”.
Pero tras visionar la cinta el jolgorio es más comedido y los aplausos más sordos y secos.

Sin embargo, como bien dirían los protagonistas de esta cinta hold your horses, ya que tal y como está el panorama cinematográfico actual no debemos desdeñar una cinta que, si bien no llega a las cotas de previos trabajos del director de Tennessee, tiene un buen puñado de puntos a favor para que su visionado sea más que placentero.



El director favorito de tu cuñao nos trae una cinta épica. Tres horas de western americano de la vieja escuela –si, gente a la que gusta de poner etiquetas, esto NO es spaghetti western-. En ella nos cuenta la historia de ocho cabrones a los que no querrás encontrarte ni en pintura, los cuales por azares del ¿destino?  deberán pasar un par de días encerrados en una cabaña en las montañas de Wyoming esperando a que pase la ventisca.
Y es en este momento cuando el realizador se pone el chal de Agatha Christie y nos propone un 10 negritos a la Tarantino, con mucha sangre, saltos en el tiempo y chascarrillos a tutiplén.

Con todos estos ingredientes podríamos estar ante la peli definitiva de Tarantino, como siempre parece ser. Pero tiene una serie de características que lastran el producto.
La primera sería el hecho que estamos ante una serie de lugares comunes en el universo del director de Knoxville. Aunque quien conozca algo del tema sabrá que Tarantino más que un buen creador es un buen demiurgo, y que más que parir ideas originales, mezcla –aunque como pocos- ingredientes que ya estaban sobre la mesa. Y esta cinta recoge escenarios y situaciones ya conocidos del  western –esos primeros 40 minutos oliendo a “La diligencia” de John Ford-  o de su propio universo – una historia de venganzas como “Kill Bill” o el hecho de tener gente durante horas en un escenario como en “Reservoir Dogs”-. Echamos de menos algún escenario original y un poco más de frescura.
Otro aspecto negativo-pero por ser una peli de Tarantino si fuera de otro director otro gallo cantaría - es el hecho de no tener personajes tan carismáticos como en sus anteriores cintas. Aunque las historias y trasfondo de estos ocho desgraciados nos interesen, echo en falta alguna personalidad arrolladora como Hans Landa o Jules Winnfield.



No obstante estamos ante una cinta más que competente con un componente de misterio que hará que te quedes pegado a la butaca durante las tres horazas de metraje.

Y vigila tus simpatías, ya que en esta cinta de influencia claramente hobbesiana la muerte no está en la ventisca más allá de la puerta, si no que cada uno de estos ocho odiosos trae a su parca particular su propia faltriquera.

"Creep" (2014) de Patrick Brice.


Aún y el título homónimo no estamos ante la película protagonizada por Franka Potente y dirigida por el británico Christopher Smith en 2004 (muy recomendable por otra parte), si no de una cinta estrenada este mismo año y dirigida por el semi-novato Patrick Brice.

El film usa la técnica found footage para crear una cinta de suspense minimalista en la cual tendremos durante gran parte del metraje a tan solo dos personajes. Puede que así de pronto, suene a algo visto mil veces. Y aunque es cierto que no nos ofrece muchas novedades, no le cerréis la puerta tan rápido a la cinta que os traigo.
Regresando rápidamente al argumento, la película empieza siguiendo a un tío que ha sido contratado por un segundo para filmarlo en su casa de las montañas. En teoría este hombre sufre un cáncer terminal y quiere filmar un videodiarío para su hijo no-nato en caso de que él no supere dicho cáncer. Pero como bien sabemos, las cosas no son siempre lo que parecen a simple vista.



Lo primero que nos hace levantar la ceja es su protagonista. El señor que quiere hacer el videodiario no es otro que el actor Mark Duplass (encargado también del guión junto al director). Puede que de primeras no te diga nada, pero si digo la palabra mumblecore… ¿Tampoco? Pues son esas cintas de corte independientes que pretenden ser comedias, pero que pocas veces consiguen sacarte más que una sonrisa y se caracterizan por personajes que no declaman, si no que balbucean –vamos, como Mario Casas-.  Pues este señor es como el Tom Cruise del subgénero.
En la cinta de hoy el señor Duplass, se marca una buena actuación, pareciendo un personaje que parece sacado de películas suyas como “The one I love” o “Humpday”, un pobre diablo solitario que hará todo lo posible para que el camarógrafo no lo deje al final del día. Además, todo un acierto por parte de la dupla de guionistas el querer crear un personaje franquicia en un subgénero como es el terror found footage. Porque si, como si fueran James Cameron, Duplass y Brice han anunciado que tendremos trilogía de “Creep”… A ver que tal se les da.

Otro punto a favor es su tono. Es cierto que estamos ante una cinta de suspense de libro, con un personaje misterioso del que poco a poco vamos descubriendo secretos cada vez más turbios. Pero ciertamente nos veremos desubicados más de una vez al escapársenos alguna risilla debido al tono patetista cercano a las cintas de Jared Hess –otra estrella del mumblecore- que tienen algunas secuencias.







En definitiva, una cinta que no entusiasmará al espectador medio, pero si eres de los que gusta de un found footage con cierto sentido narrativo y quieres presenciar una pequeña vuelta de tuerca al estilo de metraje encontrado, sin duda este “Creep” se te tornará un plato de buen gusto.

"Turbo Kid" (2015) de François Simard, Anouk Whissell y Yoan-Karl Whissel



Según la Real Academia Española de la Lengua, cuñado es aquella persona que es hermano del cónyuge o cónyuge del hermano. Por otro lado los cuñaos cinéfilos –que es los que más nos tocan- son aquellos que son unos pesaos con la última moda de Internet, que solo hablan de las películas de su infancia y que hace una semana te bombardeaban el Facebook con la llegada de Marty McFly, cuando hace un mes “Regreso al futuro” les daba absolutamente lo mismo.
Y junto a los cuñaos cinéfilos, tenemos las películas cuñaas. Son aquellas cintas hechas para satisfacer al cuñao cinéfilo: con sus referencias nostálgico ochenteras, sus chistes de dudoso gusto en los cuales el director quiere darte un codazo de complicidad y sobretodo, una distorsión del cine pasado que a la gente de bien nos repatea.



Con estos mimbres, y tras haber visto “Kung Fury”, el evento cinéfilo cuñao del año, me esperaba que la cinta de hoy fuera una versión hipervitaminada del cortometraje nórdico. Pero no podía estar más equivocado, ya que la cinta de hoy es todo un logro. No es otra que la canadiense “Turbo Kid” de François Simard, Anouk Whissell y Yoan-Karl Whissel, basada en un cortometraje previo perpetrado por esta triada del lejano Canadá.

La cinta nos presenta un futuro apocalíptico donde el suministro del agua es más que escaso, la gente se dedica a rebuscar tesoros en la chatarra y donde hay un tirano que coarta la ya de por si poca libertad de los supervivientes.
Nosotros seguiremos la pista de The Kid, el cuál con la ayuda de un par de compañeros inesperados buscará sobrevivir en este mundo inhóspito, a la vez de completar su vendetta personal.

Como he dicho antes, desde la lontananza este “Turbo Kid” parecía alimento para cuñaos: Ese poster que recordaba al de “Tron”, la aparición de un comic vintage, sangre a chorros por CGI, un actor famoso de los ochenta (ya sabéis, ese vórtice temporal que va desde el “Tiburón” de Spielberg al “Godzilla” de Emmerich), ambientación Mad Max de baratillo, música disco… Pero ¡Ay! Que equivocado estaba. Si en “Kung Fury” todo era una mezcolanza de subgéneros y situaciones que no existían en el cine de esa época –esa memoria adulterada por la nostalgia de las narices-, en esta “Turbo Kid” los canadienses lo han conseguido. Han cogido un buena taza de cine post apocalíptico ( aunque más cercano en mi opinión al “Hardware” de Richard Stanley que a la seminal obra de George Miller), complementada con un cazo de cine con chavales en territorio hostil ( el aroma de “Un muchacho y su perro” se desprende durante gran parte del metraje), unas gotas del humor gamberro de las películas de género nórdicas (véase, “Iron Sky”  o “Dead Snow”)  una cucharada de persecuciones en bicicleta (como si de un “Los bicivoladores” conocen a “1990: Los guerreros del Bronx” se tratase) y coronando el plato un villano tiránico que recuerda en demasía al  Dennis Hopper de “Waterworld”.




Todo esto que podría haber sido un desastre épico, se torna en un disfrutable pastiche gracias a unos creadores que saben de lo que ruedan. No solo han visto un par de pelis ochenteras y para subirse a la ola del revival realizan este film. Son tres personajes que aman el cine de género, que conocen las pelis a las que hacen referencia y lo mejor de todo, saben cómo hacer disfrutar al público.

Junto a una historia simple y conocida, pero rodada con mucho cariño y oficio tenemos a un grupo de actores que  quizás sin destacar mucho, nadie les puede reprochar una falta de carisma.
Como protagonista tenemos a un tal Munro Chambers, que está realmente bien como un pardillo atrapado por unas circunstancias más grandes que el mismo.
Como el arquetipo de antihéroe tenemos a un mandíbula cuadrada como Aaron Jeffery, en un personaje que nos recuerda a esos héroes a su pesar trazados por John Carpenter.
Y como la tercera pata de esta mesa tenemos a Laurence Leboeuf. Esta actriz se come la pantalla cada vez que aparece, con uno de esos personajes que se hacen querer con una gran sonrisa desde el minuto uno. Hay que ir siguiéndole la pista a la chica.
Y como el malvado de la función un señor que no necesita presentación: Michael Ironside. Y, ¿Qué tal hace Michael Ironside de malo? Pues genial, como siempre. Por algo le han contratado.


En definitiva, una divertidísima cinta de acción, que apela a la nostalgia pero sin estarte recordando cada dos segundos que estás viendo un homenaje. ¡Muy bien Canadá¡ ¡Así sí!

"Manual de supervivencia para cinéfagos" de Timi Abad e Ignacio López

Championship Vinyl, Crouch End, Londres. Rob, Barry y Rick no tienen otra cosa  que hacer en esta lluviosa tarde de sábado que hacer listas. Recordad que estamos en 1995, no hay móviles, ni Wifi y la persona que tenía que inventar Facebook todavía estaba en Primaria… No hay otra forma en la cual perder el tiempo. Y ahí tenemos a los tres haciendo listas sobre las mejores caras A de un disco, las mejores películas de todos los tiempos o sus capítulos favoritos de “Cheers”. Para los poco avispados estamos hablando de “Alta Fidelidad” de Nick Hornby. Uno de esos libros que entraría en mi lista de novelas preferidas de todos los tiempos… En el fondo todos tenemos algo de Rob Fleming y compañía dentro de nosotros.

Pero movámonos del Londres noventero al Madrid de los dosmiles, cambiemos a los tres curritos de una tienda de discos por dos estudiantes – Timi Abad e Ignacio López- que asisten a un sinfín de clases aburridas, con mucho tiempo libre y una misma afición. Cambia el escenario, cambian los actores pero el espíritu es el mismo.

Este “Manual de Supervivencia para cinéfagos” al cual nos acercamos hoy es la consumación de algo que viene de dentro de uno (de dos en este caso), es la plasmación de algo que va más allá del me gusta ver pelis, algo más grande que una recopilación de listas realizadas durante tiempos muertos. Es el hijo en formato libro de estos dos cinéfagos de pro. Y esta palabra, que no en vano está en el título del libro, es la clave de todo. Mientras el cinéfilo, o aquel que se autoproclama como tal, se jacta de ve  cine de calidad, el cinéfago es aquel que disfruta con la experiencia cinematográfica. No importa el género. Si está hecho de celuloide es más que suficiente.
Por ello si vas a ver algo con un cinéfilo solo pondrá la última tendencia internacional cultureta, aunque la odie, pero si quedas con un cinéfago te puede sorprender con una doble, triple o incluso cuádruple sesión donde se entremezcle una cinta de luchadores mexicanos, un poliziesco con Franco Nero, un título con ninjas de colores por obra y gracia Godfrey Ho y una de las multiples copias hindúes de “Muñeco Diabólico” de postre.




Si hay algo que distingue a los grandes, y Timi e Ignacio aunque no los conozca en persona sé que lo son, es que saben reconocer y juntarse con sus iguales. Así que aunque Ignacio y Timi se reservan la titánica tarea de dar sentido a todas estas listas, saben delegar a gente con mucho callo y mucho oficio en esto de tratar temas de cine. Entre las plumas tenemos gente como Victor Olid de Aquí Vale Todo, Carlos Palencia de Cinecutre, Jesus Usero de Acción o Alberto Fernández de McFlynoeraungallina, solo por citar a algunos. Un grupo de Vengadores de las listas, donde cada uno utiliza su tono y estilo a la hora de comentar las cintas pero que no desentonan en un libro que se lee con una sonrisa en los labios durante sus casi 250 páginas.

Sin embargo, un aviso para los futuribles lectores. No estamos ante una enumeración de películas sin ton ni son, si no que cada una de las cintas seleccionadas tiene su porque y su explicación. Más que una reseña o crítica larga y concienzuda de cada título, lo que tenemos es una somera descripción de la película. Puede que por un lado te sepa a poco –y más cuando no eres muy ducho en el tema al que hacen referencia en la lista-, pero por otra parte consiguen que se te meta el gusanillo en el cuerpo y que tras la lectura te entren ganas de enfrentarte a títulos tan a priori poco atractivos como “Asesino invisible”, “Teléfono mortal” o “Lake Mungo”.

Es posible que a estas alturas aún no estés convencido. Incluso puede que si te encuentras el libro en una estantería y ves la increíble portada realizada por Elena G. Peñuelas –otra grande- y te fijas en las caricaturas de Jason, Cara de Cuero o incluso de Chtulhu te eche para atrás la idea de que este libro es tan solo para fans del cine del cine de género, fanboys o lo que se conoce en estos días despectivamente como freaks.
Pero nada más lejos de la realidad. Es posible que Timi e Ignacio si se ajusten a los parámetros de fanboy e incluso del freak. Pero su amor por el cine va más allá de encerrarse en su torre de marfil con sus listas a reírse del resto de mortales que no conocen la existencia de una cinta tan cojonuda como “Torso, violencia carnal”. Su objetivo es más filantrópico, quieren compartir estas cintas –previo pago del importe del libro eso sí, que la faena que esta gente ha hecho hay que apoyarla- y azuzar la curiosidad del lector que se acerque al libro. Por ello usan un lenguaje muy llano y cercano para el novato en estas lides, pero que tampoco le parecerá un acercamiento menor a aquel que tenga más callo. No dan nada por sentado, y si se ponen a tratar una cinta tan manida como “Re-animator” de Stuart Gordon, no se les caerán los anillos por realizar un pequeño acercamiento al argumento del film para no perder por el camino a aquel lector que no esté muy familiarizado con el Dr. West y sus experimentos.




En definitiva, un libro que hay que comprarse si o si. Y más aún ahora que la tercera edición –si, has leído bien, tercera edición. Cientos de lectores no pueden estar equivocados-  va a salir a la venta y los pocos fallos que pudimos encontrar en las primeras ediciones –alguna foto no bien elegida o algún dato que bailaba- están completamente corregidos. Una elección perfecta para regalar a aquel amigo o familiar que quiere acercarse al género pero no sabe a que cintas hincarle el diente. Un documento magistral para saciar esa cinefágia que los que amamos el cine tenemos dentro de nosotros y que nos encanta compartir con otros. ¿Tienes hambre? Este “Manual de supervivencia para cinéfagos” de Applehead Team seguro que te dejará más que saciado.
















ESPECIAL VERANO. DÍA 34: "Bosque de muerte" (1993) de Carlos Diaz Ortigoza



Lo acepto, soy un morboso. Tras el despropósito que fue aquella cinta mexicana llamada “Trampa infernal” me armé de valor para acercarme otra vez a esta cinematografía centroamericana. Esta vez con la cinta “Bosque de muerte” con Carlos David Ortigoza.



La cinta comienza con unos tipos que talan árboles ilegalmente. Pero un lugareño les disparará para disuadirlos. Por otro lado, un grupo de chavales van de camino al bosque en su coche. El coche se averiará y se encontrará con el hombre que disparó al principio, que está esperando a la policía para que se lleve a los ladrones de árboles.
Tras la ayuda de este tipo –llamado Jaguar-, el grupo de amigos llegará a la cabaña del bosque. No sé lo que tienen todos los turistas estivales con las cabañas de los bosques. Parece que vamos a estar ante un plagio de “Evil Dead”, pero tras la desaparición de uno de los chavales, el slasher hará acto de presencia. O al menos tratará de hacerlo.

Como rostro más conocido tenemos a Jorge Reynoso. Actor al que podemos ver en cintas de renombre como “Salvador” –la de Oliver Stone-, pero que también se dedica a realizar más de una decena de títulos de serie B al año. Y si indagamos en su filmografía podemos ver hasta una cinta con Pedro Galindo III. Aquí es Jaguar, el hombre que se dedica a proteger los árboles por encima de los hombres.
Junto a este unos cuantos actores y actrices nada conocidos, que se dedican a ser carne de cañón. Y por cierto, a cada cual más feo.

Del director David Ortigoza poco se puede decir. Tras algún trabajillo en series de televisión se encargó de dirigir esta cinta y después poco más ha hecho, o IMDB no le ha dado la gana reseñarlo.

Lo primero que debemos decir al acercarnos a realizar una crítica –por nimia que sea- es tratar su presupuesto casi inexistente. No dispongo de datos, pero puede que estemos hablando de la cinta con menos presupuesto de cuantas llevamos en este Especial Verano. Esto no debería ser problema, pero en vez de disimularlo dejando de lado planos que costaría dinero –cosa que hacen en otra cinta como “Scream Bloody Murder”-, aquí no dejan de mostrar angulares y otra serie de planos que quieren mostrar que se tienen medios, cuando en verdad la cinta se ha hecho con las vueltas del pan.
Y en cuanto a los aspectos técnicos, el sonido es bastante deleznable y los clics y silencios en la banda sonora son insistentes, aunque bien podría ser la copia que he usado. Por otro lado la iluminación es amateur, notándose sobre todo cuando hay luces naturales las cuales hacen que todo el color se sature.



Por lo demás, trata de acercarse a los parámetros del slasher de los que siempre hablo: juventud, personajes con secretos, edredoning… Y el tedio. Hasta el minuto 38 no tenemos el primer atisbo de que algo pasa, y son planos en primera persona de alguien escondido en lo arbustos y que gime. Y hasta los últimos 3 minutos no vemos algo del malo.

Y a partir de ese momento… nada: Gente que desaparece, momentos de no verse nada por la escasa iluminación, tratan de meter una historia de fantasmas con cazador, el sonido empeora haciendo de cada minuto un auténtico sufrimiento… Puede que sí, que finalmente tengamos otra película de castigo entre nosotros.

ESPECIAL VERANO. DÍA 33: "Silly shymphonies. Summer" (1930) de Ub Iwerks.

Para aquellos que siguen religiosamente todo lo que se publica en esta santa casa –que digo yo que algún loco habrá-, recordareis el Especial Navidad en Diciembre. En uno de esos días ya hablé de las llamadas Silly Shymphonies, las sinfonías gilipollicas, que ponían en los cines cuando el mundo era en blanco y negro y Hitler se peinaba con el pelo de punta. Para los que no os acordéis, mardisión gitana.
Sin más miramientos ni subnormalidades, paso a presentar el cortometraje seleccionado para el día de hoy –suena profesional y todo-: “Walt Disney's Silly Symphony: Summer” de Ub Iwerks.

El corto en cuestión, forma parte de una serie ambientada en cada estación del año donde tenemos una coreografía de plantas y animales mientras suena una tonada de fondo. Vamos, lo de siempre en las Silly Symphonies.
En esta como es el Verano vemos a todos los insectos y bichos atareados. Tenemos a unos escarabajos con sus pelotillas, las mariposas liba que te liba, los gusanos saliendo de los capullos… incluso una mariquita un poco toca narices.



En cuanto al maestro de orquesta, no en vano es una sinfonía, es el mencionado Ub Iwerks. Un nombre importantísimo para la animación, ya que fue oficialmente el primer empleado de la Disney, contratado por Walt por ser tanto un dibujante rapidísimo como uno de sus más cercanos amigos.
De sus lápices y cerebro surgieron clásicos de la animación como “Steamboat Willie”, “La cenicienta” o “La leyenda de Sleepy Hollow”. Y sobretodo destacar su contribución a la animación con personajes reales, siendo uno de los pioneros en la utilización del mathé para ello – la pantalla verde de entonces-, siendo encargado de supervisar escenas que aunaban animación con actores en cintas tan importantes como “Los tres caballeros”, “20000 leguas de viaje submarino” o “Los pájaros”.




En definitiva, una tonterieta con mucho encanto. ¿Que queréis que os diga?, a mi estas orquestaciones y bailes tontolines –en su justa medida- los disfruto como un niño pequeño. Así, que si no tenéis prejuicio por los dibujos en blanco y negro: ¡Adelante!.

ESPECIAL VERANO. DÍA 32: "Piñata. Survival Island" (2002) de David y Scott Hillenbrand.


Si sois asiduos a la serie B –incluso Z- de género fantástico y de terror, de seguro que habéis sido testigos de los muñecos y demás ninots extraños que hacen de malos en este tipo de cintas: muñecos de jengibre asesinos, muñecos de nieve con sed de sangre… incluso Pinocho. Pero en la cinta de hoy, la cosa aún se va más de madre; ya que la peli que os traigo no es otra que: “Piñata. Survival Island” de David y Scott Hillenbrand.



La cinta comienza explicándonos como una tribu indeterminada usa las piñatas para meter allí a los demonios y que no les toquen las narices. Pero por supuesto, uno de ellos se escapará.
Cientos de años después, el Cinco de Mayo –si, sé que técnicamente no es Verano, pero hay una playa tropical, chicas en biquini y ¡Qué narices¡ Es mi lista de pelis, y esta tiene que estar- llegará a dicha isla un grupo de universitarios de diversas fraternidades en una especie de juegos como los de “La revancha de los novatos”, pero con 8 personas porque no hay presupuesto para más bocatas de mortadela.
En este grupo destacan Tina y Kyle, la otrora pareja perfecta, pero que están inmersos en una crisis de pareja de aúpa. Aún y todo deberán unir fuerzas cuando el demonio salga de la piñata y vaya a matarlos a todos, porque en el fondo de eso va la película.

Entre los integrantes de la sangría vemos algunos rostros televisivos. Jaime Pressly –“Me llamo Earl”-, Nicolas Brendon –“Buffy Cazavampiros”- , Garret Wang –“Star Trek: Voyager”- o Nate Richert –“Sabrina, cosas de brujas”-.
Ninguno está en esta cinta para ganar ningún premio. Y bien que lo saben. Ya que aunque no dan ningún recital, se nota que se lo pasan bien. Y sobre todo se aprovecha la vis cómica de Pressly y Brendon para sacar alguna que otra sonrisa al personal.


Entre otros nombres a destacar, quizás el más importante sea el de los hermanos Chiodo. Estos son los creadores de una cinta ochentera, de esas que tanto nos gustan “Payasos asesinos del espacio exterior”. Lamentablemente por razones de temática no la tendremos en este especial.
También lamentablemente, los Chiodo, tras su peli de payasos –y la previa creación de los “Critters”- cayeron en la serie Z más chusca, siendo su creación de la piñata el monstruo más cutre que alguien creó para una cinta de monstruitos. ¿Os acordáis del Jack Frost del Especial Navidad? Un prodigio al lado de este cagallón con patas y cuernos. Un monstruo que en principio iba a ser un señor con un disfraz –cosa que sabemos que los Chiodo saben hacer-, pero creyeron que no daba el suficiente miedo. Por ello crearon un bicho CGI cutrísimo que más que miedo da ascopena. Un bicho digno de morar en la peor de vuestras pesadillas

En cuanto a los directores de la cinta –los hermanos Hillenbrand-, poco se puede decir. Fueron a crear una peli de miedo con cuatro pesetas… Y lo consiguieron – el acabar la película, no que fuera de miedo-. Tras esta “Piñata. Survival Island”, continuaron con el mismo tonillo coñero compadre en cintas que no me he atrevido a visionar como “Escuela de novatos” o “Transylmania”… Tengo demasiado apego a mi cordura.



Uno de los puntos  a favor de la cinta, es que es conocedora de su naturaleza. Sabe que con una piñata no va a dar sustos en 2002, así que decide tirar por el cachondeo. Y ese tonillo, esa banda sonora –de esas que, como dice el gran Paco Fox, se lo cree más que la película-  y esas situaciones y comportamientos que desafían a la lógica son su mejor baza para darle al espectador lo que puede esperar de esta cinta: una película mala –porque no nos engañemos, es peor que enviar a la abuela a por tabaco- pero que gracias al tono de coña verbenera no llega a ser una peli de castigo.


En definitiva, una cinta de serie Z directa a DVD. Que no cumple su función ni de dar miedo ni de hacer reír. Pero si lo que buscáis es una peli de fondo, mientras jugáis al Ocalimocho, este “Piñata. Survival Island” os servirá.

Sharknado 3: Oh, Hell, No!



Oh, yes!

Bueno, pues como cada estreno de esta saga, vuelvo a la carga y la verdad, entre las tres, esta es la que más me ha entretenido, creo que han sabido renovarse relativamente bien y hubo hasta algún cameo inesperado, han refrescado lo suficiente para crear un producto nuevo, si bien la premisa principal sigue siendo; Tornados llenos de sardinas hambrientas y con un carro de mala leche, cada "Sharknado" es particular, además que en vez de arrasar una ciudad, en este caso se comen dos ciudades; Washington y Orlando. Así que voy a comenzar a desmenuzar la película a mi estilo, eviscerando las escenas.

Comenzamos con un Finn presentándose al más puro estilo Bond en pantalla, claro homenaje a las pelis del agente del M.I.-V, tras lo cual se ve a nuestro prota con nombre de capitulación corriendo cual Forest Gump sin saber en un principio su destino, momento en el cual es recogido por el servicio secreto, lo cual tarda poco en ser inútil ya que se topan con una manifa de gente en contra de los tiburones, momento en que Finn debe volver a salir perdiendo el culo en pos de llegar a su destino: la casa Blanca y por ende ante el presidente de los estados unidos.

Finn es condecorado con la medalla de mayor rango civil por el presidente. El alcalde de New york (que ya apareciera en la segunda) le nombra; "Caballero de la orden de la motosierra dorada cazatiburones" (ahí es ná). Empiezan a llover sardinas famélicas y comienza a haber hondonadas de muertos, entre ellos el alcalde antes mencionado. Mientras intentan huir, el cuñado de Finn y la vicepresidenta descuelgan dos cuadros de presidentes ilustres y los usan para hacer "paint surfing" por unas escaleras en que hay 3 tibus, golpeándole a uno de paso. Una chica de la limpieza que ni se ha enterado del asunto y está con los cascos escuchando música empieza a aspirar a una anguila ensirocada (sí, sí, ahora tienen refuerzos angulosos).

El presi y Finn están solos ya que los tiburones se han cascado al servicio secreto por incompetentes (toma cliché) y deciden ir a la armería a atiborrarse de armamento y comenzar a disparar y masacrar tiburones como si de Vietnam se tratara. Empieza una ensalada de tiros al más puro estilo "House of the dead" con disparos y una granada a tiburones y anguilas por igual, se quedan sin balas y deciden salir perdiendo el culo, saltando por una ventana en el momento en que el obelisco monumental acaba por ceder ante las embestidas del viento y tiburones y acaba reventando la casa blanca al más puro estilo "Independence day". Mientras un tiburón de dimensiones en un principio considerables empieza a caerles encima a Finn, el presi, la vicepresi y el cuñado, estos deciden emular una famosa fotografía; Alzando la bandera en Iwo Jima.

La historia nos traslada junto a April, su hija y la abuela de esta (Bo Derek) que se encuentran en el parque Universal de Orlando, la hija se separa de ellas tras darle la abuela un buen fajo de billetes. Se ve la Jaws ride del parque (con el famoso tiburón colgante de la película original). La hija se monta con una amiga en una montaña rusa donde no permiten subir ni bolsos, ni móviles, lo cual propicia que el teléfono de la chica quede "olvidado" y su posterior imposibilidad de localización mediante este.

Volviendo con Finn, está en camino a Orlando a reunirse con la familia, pero de camino se encuentra niebla espesa y… como no tiburones y claro, le atacan y no le pillan muy preparado que se diga, pero entonces aparece Nova (sí, la camarera de la peli original, la que es comida por un tiburón y sale con él de las tripas del mismo) que va acompañada por Malcolm aunque todavía no está "in the middle", sino que es un tipo de militroncho mecánico avanzado que ha "creado" una furgomonster para perseguir sharknados. Como no podía ser y más después de haber pasado por el tracto digestivo de un gran escualo, Nova quiere exterminar a toda sardina ensirocada que se tope. Explican a Finn cómo es posible que los tibus puedan sobrevivir entre las nubes porque han realizado la autopsia a uno (la ley de la gravedad aquí poco o nada funciona).

Volviendo al tomate, digo… Orlando, un tiburón con ganas de deslizarse por un tobogán acuático cae y se lo pasa pipa hasta llegar a una piscina donde cunde el pánico y la madre de April impide a esta a salvar al socorrista porque está embarazada. Mientras la hija y su amiga se topan con el típico niñato gilipollas que liga con el orto (aunque parece funcionarle).

Vuelta a Finn, Nova y Nuestro "mediano", llegan a una base militar. Los sharknados llegan a dicha base y empiezan a comerse al personal, el general, que es coleguita de Finn les ofrece un avión, ya que el puente por el que iban a pasar estaba reventado, Malcolm decide que él se queda para facilitarles la retirada, momento en que empieza a perder sucesivamente extremidades hasta quedar sólo "in the middle" del mismo y consigue activar la autodestrucción de su furgo mediante la barbilla. Mientras Nova y Finn huyen en el avión en dirección Orlando, ven como un sharknado va en dirección un circuito del a Nascar, con lo que eso conllevaría, pero salvan la papeleta y reciben un impacto de un escualo, acabando "amerizando" en un río ya en el parque y salen ¿cuasi desnudos? Será que los tiburones les comieron la ropa. Finn y familia se reúnen.

George R.R. Martin está viendo una peli de tiburón de tres cabezas, un tiburón descarriado atraviesa la pantalla y le empieza a comer el pecho, momento en que otro le arranca la cabeza de cuajo (creo que a los tiburones no les gustó que matase a Ned Stark).

Hay dos posibles planes de acción para erradicar esta vez los sharknados, o dejar que se fusionen todos los que hay y que arrasen la costa este y luego ya zumbarlos o usar armas nucleares para erradicarlos, dejando las zonas afectadas inhabitables por la radiación. Van en busca del padre de Finn (Haselhoooolf de la pradera), el cual es un pez gordo que ha trabajado con la NASA, pero éste tiene un dato que ellos desconocen; hay una lanzadera ultrahipermegasecreta (que les desvela así sin más) con la que podrían tumbar a los tiburones y los sharknados así de un plumazo. Se dirigen a cabo Cañaveral donde se encuentra el independence. El traje de astronauta es del mercadona (sin gluten vamos) o del Lidl (porque menuda trapallada). Mientras tanto una pared de Sharknados empieza a acercarse peligrosamente, como April no está nada acorde con que Finn vaya al universo, decide ir a la plataforma de lanzamiento y allí tienen una discusión, momento en que un tibu mu pesao se carga la pasarela y deben entrar ambos en la lanzadera.

Mientras en tierra firme Nova usa maquillaje para matar tiburones (un rimel de lo más explosivo oiga) y la hija junto a su ligue empiezan a disparar a tiburones, se les acaban las balas y él acaba comido empotrado contra una puerta. (se me ha olvidado mencionar que ella lleva una camisa que quiero para mí).

La lanzadera sale de órbita y el plan sale mal (para no variar), pero nuestro intrépido padre, en este caso tenía OTRO as en la manga; Un láser a lo Golden Eye antimisiles, peeeeeeeeeero hay un problema, está tan anticuado que ha de resetearlo y dirigirlo manualmente, lo consigue y erradica los sharknados con dicho láser (lo que no sé es como afectará el terreno y personas a la que impacte, eso no se ve, pero no creo que muy allá), entonces y por misterio azul, los tiburones se convierten en Space sharks (tócate los cojones). Empiezan a "lloverles" tiburones en la nave y Finn saca de una bolsa que le ha dado Nova la motosierra de Darth Vader y comienza a masacrar tiburones y una anguila que pasaba por allí, pero cuando April intenta ir donde él es devorada entera por un gigashark (un megalodón vamos), momento en que la lanzadera completa acaba hecha una mierda, Finn pierde la motosierra y es tragado pro otro tiburonaco y realizan una reentrada quedando la sardina a la brasa (eso sí, él ni una ampolla). Le hace un agujero y abre un paracaídas que le lleva sano y salvo a tierra, cuando cree que la mujer está muerta escucha una motosierra de otro tiburón y del agujero sale un bebé, ¡el tiburón ha parido al hijo de Finn! pero no, sale April detrás, llegan Nova y la hija y en el momento en que April va a coger unas alas que le dio el padre a Finn para el hijo una plancha de acero enorme se ve caer… se corta la imagen ¿vivirá April para contar? Para saberlo habrá que contar con la piedad de los fans de la saga…

En resumidas cuentas; Sharknado 3 para mí ha sido la mejor de las tres con un humor tanto absurdo, como cachondo… como esa frase de "hail to the chief" muy a lo "Hail to the king" de Evil dead, de la cual mama mucho esta saga, como el caso de la arma preferida sea una motosierra.

ESPECIAL VERANO. DÍA 31: "Trampa infernal" (1989) de Pedro Galindo III



Siempre se ha hablado que el trono de reyes de la copia y del batiburrillo estaría entre italianos, filipinos, turcos, chinos y demás filmografías asiáticas. Pero casi nunca se habla de México, y mal que se hace. Porque ya desde los años 40, con la saga de los Rene Cardona, los mexicanos comenzaron a forjarse una industria de entretenimiento de serie B basada en readaptar los títulos que gustaban al otro lado del Río Grande. Y que hasta el día de hoy continúa en plena forma con las llamadas narco películas, de títulos tan llamativos como “Les cortaron las cabezas por culeros”, “El papá de los pollitos” o “El señor de las Hammer”.
Y un ejemplo de esta copia/pega, de esta batidora de elementos es la cinta que tenemos hoy “Trampa infernal” de Pedro Galindo III.



Y ya con el director comienza la copia. Si con la saga de los Rene Cardona teníamos al abuelo al hijo y el nieto –el inefable Rene Cardona III- , aquí Pedro Galindo se inventa su propia saga al ponerse el III delante… comenzamos bien.
Y ¿Qué decir de este Pedro Galindo? La verdad es que no mucho, salvo que es un tipo capaz de hacerte tan solo en el año 1984 la friolera de siete películas. Y de títulos y géneros tan dispares como westerns –“Gatilleros del Río Bravo”-, comedias –“El padre trampitas”- o cintas de acción pura y dura – “Siete en la mira”-. Lo que se ha llamado de toda la vida un currito. Pero, tras el desastre de “Trampa infernal”, ¿Quién tiene relaños de verlas?.

Y la peli comienza perfecta, con unos títulos de créditos que copia descaradamente a “Viernes 13” –incluso en la banda sonora-. Luego vemos a un grupo ya de treintañeros machacados que por una apuesta –aunque no está bien explicado- deciden irse a un bosque a hacer puñetas a cazar a un oso… Esto promete.
Mientras tanto tenemos de todo: peleas de enamorados, coches con una docena de persona, típicos personajes de slasher, ostias porque si, el pueblerino que te alerta del peligro del bosque y unos mullets que te dejaran picuetos.
Pero al llegar, el mayor problema no serán los osos, sino que hay un asesino –mezcla estética entre Michael Meyers y Rafaela Carrá pero con la técnica de Rambo y las armas de Freddie Kruguer- que matará a todos, ya que es un veterano de la guerra del Vietnam… tócate los cataplines.

Con todo esto pensareis: Mira estos mexicanos, que simpáticos, como se apuntaron al carro de los slashers de principios de los ochenta. Pero es cuando investigas un poquito sobre esta cinta… es que es de 1989 y no se estrenó hasta 1990. En vez de hacer como los italianos, que intentaban adelantarse a los americanos, Pedro Galindo III realizó su película más famosa cuando la moda del slasher estaba muerta y enterrada y, otras modas como la de los muñequitos asesinos estaba más a la orden del día. ¡Ay, Pedro Galindo III! Hasta lo que copias lo haces mal y tarde.



Una cosa si hay que darle a la película, conserva el espíritu del slasher: es un soberano coñazo hasta que el malo mata a alguien. Entonces se transforma en un soberano coñazo del que te ríes por la cutrez de las muertes.
Además, se nota que no tiene nada que contar, ya que Pedro Galindo III –en este momento mi segundo nombre preferido en el mundo entero, tras Cameron Poe- no para de mostrar largos planos de gente andando. Y la cinta se hace larguísima, y eso que dura 77 minutos.


En definitiva, una rareza, una extravagancia. Pero que no lo es tanto para aguantar la hora y cuarto que dura. Quiere ser una slasher, pero no hay tetas y la sangre es poca y cutre. Quiere tener un malo para el recuerdo, y cierto es que no se te olvidará -¿No parece que la máscara del malo sea una copia de la cara de Peter Weller?-. No quiere ser una mierda pinchada en un palo, y al final eso es lo que es.

ESPECIAL VERANO. DÍA 30: "Se lo que hicisteis el último verano" (1997) de Jim Gillespie.



Pongámonos en situación. Mediados de los noventa. El género de terror está en sus horas más bajas. Los estudios no ponen dinero para hacer películas gordas de género, y la serie B tampoco pasa por sus mejores momentos. La primera edad dorada del videoclub decayó y aún quedan un par de años para que el DVD comience a aparecer y los videoclubs se revitalicen.
Pero en 1995 aparece una nueva cinta llamada “Scream”, que se convierte en un éxito de taquilla en todo el mundo con su fusión de rostros televisivos, asesino desconocido y humor. Tras esta, aparecieron numerosos títulos –más o menos exploits-, pero la heredera más pura de Scream es la cinta que traigo hoy –no en vano comparten guionista-: “Se lo que hicisteis el último Verano” de Jim Gillespie.



La cinta nos sitúa en la costa noreste de Estados Unidos. Esos lugares de grandes bosques y pueblecitos pesqueros. Aquí tenemos a cuatro adolescentes a punto de entrar en la madurez. El cuatro de Julio, van en un coche, pero el conductor lleva un pedo de espanto. En un descuido atropellará a un tipo que va por el arcén. Aunque este aún respira, deciden tirarlo al mar.
Parece que no ha habido testigos, pero al año reciben una nota que tan solo dice sé lo que hicisteis el último verano. Alguien los vio… o ¿El tío que atropellaron ha vuelto desde el fondo del mar para impartir justicia?

  Al seleccionar esta cinta 18 años después de su estreno, el primer sentimiento que tienes es “Bien, voy a ver una de las buenas”. Pero ¡Ay lectores! La nostalgia a veces nos juega malas pasadas, y lamentablemente he de subrayar lo mal que ha pasado el tiempo para esta peli. Desde después de la escena del accidente comienzas a darte que se ha quedado antigua. Ya sea por el tipo de personajes –planos y estereotípicos hasta decir basta-, pasando por las situaciones de aparente tensión –resobadas hasta el extremo- y la inclusión de una subtrama detectivesca, hace que la película haga aguas, el sopor comience a apoderarse del espectador y que lo único que te de miedo sea consultar el reloj para comprobar que aún queda media película.

Entre el personal al cual el tipo del chubasquero acecha, tenemos en primer lugar a Jennifer Love Hewitt. Esta scream queen, irónicamente se hizo famosa compartiendo serie con otra chica acechada por asesino, Neve Campbell, en “Cinco en familia”. Y puede que sea la que ha tenido una carrera más completa después de la saga del asesino del garfio, sobretodo en la televisión, siendo cabeza de cartel de series como “Entre fantasmas” o “The cliente list”. Aún y todo, en su haber tiene alguna película reivindicable como “Ya no puedo esperar” o “Las seductoras”. En la cinta que nos toca hoy, no puedo decir que sea una mala opción. Da bien el pego como víctima, pero cuando se pone en modo chica de acción no hay quien se lo crea, ese metro y medio que mide es un obstáculo muy grande para ello. ¡Acabo de desbloquear un logro! Hablar de Jennifer Love Hewitt sin mencionar su pectoralidad. Estoy orgulloso de mi mismo.
Como el chico de la película tenemos a Freddie Prinze Jr. Un galán que lo petaba en el cambio de siglo con la saga de Scooby-Doo, comedias a cascoporro –“Esta chica me pone”, “Como perder la cabeza” o “¡Vaya partido!”-, e incluso una de ciencia ficción inaguantable como “Wing Commander”. El chaval no lo hace mal, pero es que su personaje no da para mucho. Es una mera comparsa que debe estar en la cinta para que todo el mundo crea que es el malo, y que todo se resuelva con un giro de guión bastante trapero. Pero todo es envidia, porque aunque como actor sea una medianía, Freddie triunfó en la vida ya que se casó con Buffy y acabó siendo guionista de WWF. ¿Algo que añadir?
Como la otra pareja tenemos a Sarah Michelle Gellar y Ryan Phillipe. La primera es “Buffy cazavampiros”… Nada más que añadir, salvo que hubiera quedado mejor como la final girl de esta cinta, que como mera carne de cañón. Y el mencionado Ryan Phillipe, que es sin duda el peor actor del cuarteto. Y aunque el actor no ha dejado de trabajar, mostrando su cara de palo en películas de diferente pelaje como “Studio 54”, “Banderas de nuestros padres” o la serie “Daños y prejuicios”, no logró el status de estrella que si consiguieron sus compañeras de reparto.

Como director de este tostón tenemos a Jim Gillespie. Un director caído en el olvido que tiene un par de títulos conocidillos, pero nada reivindicables como “Venom” o “D-Tox”. Su trabajo en la cinta de hoy no es tan malo como puede desprenderse de la reseña –el culpable es otro-, tan solo es funcional.  Tiene un par de composiciones buenas, como la del atropello que hace que comience la trama. Pero, también es de recibo decir que el último tramo de la cinta –todo lo que sucede en el barco- es un auténtico caos, no sabes lo que ocurre, ni quien es quien… En definitiva, que daría lo mismo que en la silla de director estuviera este Gillespie que cualquier otro director de slashers de la época como Jamie Blanks o John Ottman.



Y ahora si, vamos a meterle palos al verdadero malvado del film, su guionista: Kevin Williamson. Aunque la idea parte de una novela de una tal Lois Duncan, esto no es excusa para el desastre argumental que tenemos delante.
Se ve que Williamson venía con el pecho hinchado tras alzarse con el guión de “Scream” y con la serie “Dawson crece”. En plan, me voy a comer el mundo. Pero lo que se comió fueron unos buenos cagaos. Porque  el guión de la cinta de hoy –y sobretodo sus diálogos-  son de juzgado de guardia.
Aparte de los personajes planos y las situaciones ilógicas –esos asesinatos en mitad de un marasmo de gente y que nadie se da cuenta, los cadáveres que aparecen en coches cerrados…-, además de tratar engañarnos haciéndonos creer que todo el mundo es responsable de los asesinatos –cuando ya sabemos que es el tío que han atropellado-. Lo peor es el querer ir más allá del propio género. El creerse más que un slasher segundo y poner esa trama detectivesca entre las chicas y Anne Heche –intentando acercarse a los thrillers que lo petaban en la segunda parte de la década de los noventa-, que hace aguas por todos los lados y corta el rollo ya aburrido de por si del slasher.


En definitiva, el slasher más aburrido de lo que llevamos de Verano. Perfecta para echarse una siesta en la canícula. Aún y todo dio lugar a una divertidísima –esta vez si- y loquísima segunda parte, y una sobrenatural tercera parte que de la saga tan solo conserva el nombre.