ESPECIAL VERANO. DÍA 31: "Trampa infernal" (1989) de Pedro Galindo III



Siempre se ha hablado que el trono de reyes de la copia y del batiburrillo estaría entre italianos, filipinos, turcos, chinos y demás filmografías asiáticas. Pero casi nunca se habla de México, y mal que se hace. Porque ya desde los años 40, con la saga de los Rene Cardona, los mexicanos comenzaron a forjarse una industria de entretenimiento de serie B basada en readaptar los títulos que gustaban al otro lado del Río Grande. Y que hasta el día de hoy continúa en plena forma con las llamadas narco películas, de títulos tan llamativos como “Les cortaron las cabezas por culeros”, “El papá de los pollitos” o “El señor de las Hammer”.
Y un ejemplo de esta copia/pega, de esta batidora de elementos es la cinta que tenemos hoy “Trampa infernal” de Pedro Galindo III.



Y ya con el director comienza la copia. Si con la saga de los Rene Cardona teníamos al abuelo al hijo y el nieto –el inefable Rene Cardona III- , aquí Pedro Galindo se inventa su propia saga al ponerse el III delante… comenzamos bien.
Y ¿Qué decir de este Pedro Galindo? La verdad es que no mucho, salvo que es un tipo capaz de hacerte tan solo en el año 1984 la friolera de siete películas. Y de títulos y géneros tan dispares como westerns –“Gatilleros del Río Bravo”-, comedias –“El padre trampitas”- o cintas de acción pura y dura – “Siete en la mira”-. Lo que se ha llamado de toda la vida un currito. Pero, tras el desastre de “Trampa infernal”, ¿Quién tiene relaños de verlas?.

Y la peli comienza perfecta, con unos títulos de créditos que copia descaradamente a “Viernes 13” –incluso en la banda sonora-. Luego vemos a un grupo ya de treintañeros machacados que por una apuesta –aunque no está bien explicado- deciden irse a un bosque a hacer puñetas a cazar a un oso… Esto promete.
Mientras tanto tenemos de todo: peleas de enamorados, coches con una docena de persona, típicos personajes de slasher, ostias porque si, el pueblerino que te alerta del peligro del bosque y unos mullets que te dejaran picuetos.
Pero al llegar, el mayor problema no serán los osos, sino que hay un asesino –mezcla estética entre Michael Meyers y Rafaela Carrá pero con la técnica de Rambo y las armas de Freddie Kruguer- que matará a todos, ya que es un veterano de la guerra del Vietnam… tócate los cataplines.

Con todo esto pensareis: Mira estos mexicanos, que simpáticos, como se apuntaron al carro de los slashers de principios de los ochenta. Pero es cuando investigas un poquito sobre esta cinta… es que es de 1989 y no se estrenó hasta 1990. En vez de hacer como los italianos, que intentaban adelantarse a los americanos, Pedro Galindo III realizó su película más famosa cuando la moda del slasher estaba muerta y enterrada y, otras modas como la de los muñequitos asesinos estaba más a la orden del día. ¡Ay, Pedro Galindo III! Hasta lo que copias lo haces mal y tarde.



Una cosa si hay que darle a la película, conserva el espíritu del slasher: es un soberano coñazo hasta que el malo mata a alguien. Entonces se transforma en un soberano coñazo del que te ríes por la cutrez de las muertes.
Además, se nota que no tiene nada que contar, ya que Pedro Galindo III –en este momento mi segundo nombre preferido en el mundo entero, tras Cameron Poe- no para de mostrar largos planos de gente andando. Y la cinta se hace larguísima, y eso que dura 77 minutos.


En definitiva, una rareza, una extravagancia. Pero que no lo es tanto para aguantar la hora y cuarto que dura. Quiere ser una slasher, pero no hay tetas y la sangre es poca y cutre. Quiere tener un malo para el recuerdo, y cierto es que no se te olvidará -¿No parece que la máscara del malo sea una copia de la cara de Peter Weller?-. No quiere ser una mierda pinchada en un palo, y al final eso es lo que es.

2 comentarios:

  1. Pues así y todo me llama la antención el verla, vaya frikada.

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    1. Pues adelante:

      https://www.youtube.com/watch?v=c2K2eD5E61o

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