El
Verano también es para gritar, de risa o de terror, esa ya es tu elección. En
el día de hoy os traigo una cinta que aúna ambas, comedia y terror, aunque en
mi opinión mucho más de la primera que de la segunda, sobretodo en forma de
sana comedia negra. La película de hoy no es otra que “Muerto el cuatro de Julio” de William Lustig.
La película nos sitúa a mediados de los
noventa, en un pueblecito de Estados Unidos. Aquí tenemos un chaval llamado
Jody, cuyo tío desapareció en combate años atrás. Pero una noticia, hace que
Jody rememore cartas y momentos con su tío y considerarlo un héroe: Han
encontrado el cadáver de su tío Sam y lo envían a casa para darle sepultura.
Mientras tanto, Jody comienza a
obsesionarse con él. Sin embargo, el resto de familia y amigos conservan un
infausto recuerdo de él, ya que según vamos descubriendo, era bastante mala
persona. Esta obsesión por su tío Sam, hace que este resucite y comience un
reguero de sangre contra todo aquel que él no considere un americano decente.
Porque, el cuatro de Julio está a la vuelta de la esquina y ser un auténtico
patriota es lo más importante.
La cinta, con original aroma a Serie B,
tiene en su haber dos importantes nombres sobre este estilo de cine.
El primero es William Lustig, director
puntero del terror de serie B pero con calidad y entidad a mediados de los
ochenta. Entre los títulos a destacar tenemos la terrorífica “Maniac” o la divertida saga de “Maniac Cop”. Pero tras la cinta que hoy
nos pertoca no ha vuelto a dirigir, poniendo sus esfuerzos en la producción de
cortos documentales para terceros.
El segundo nombre sería el de Larry
Cohen. Una tipo bastante peculiar, ya que siendo blanco como la leche y con el
apellido más judío que puedes encontrar, es uno de los creadores de la blaxplotation, con títulos como “El padrino de Harlem” o “Hell up in Harlem”. Tras unos años
setenta y ochenta donde trabajó ávidamente tanto como director y guionista para
títulos propios – “Estoy vivo” o “La serpiente voladora”- como para
títulos ajenos – “Maniac Cop” o “Yo, el jurado”-, y tras unos noventa
anclado en la televisión, volvió con el cambio de siglo a la pantalla grande
con cintas como “Última llamada” o “Celular volviendo –momentáneamente- a
gozar de cierto respeto y popularidad.
Delante de la cámara, no tenemos
ninguna actuación destacable, aunque si una serie de nombres bastante
habituales en el cine de género de los setenta y ochenta: Isaac Hayes, William
Smith, Robert Forster o P. J. Soles. Un poquito de nostalgia, como la que nos
puede traer esta cinta, típica de las estanterías de videoclub… Y esa
dedicatoria a Lucio Fulci al final de la cinta lo dice todo.
En definitiva, una cinta más que
discreta. Más para aquellos que gusten de la comedia negra que del terror.
Ideal para aquellos que gusten de las cintas de pseudo terror ambientadas en festivos: “Fin de año maldito”, “Negra
Navidad” o la superior a todas estas “San
Valentín sangriento 3D”.
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