El día
14 de Julio es una fecha muy señalada: Los franceses celebran la caída de la
Bastilla o los suecos el nacimiento de Ingmar Bergman. Pero el resto de gentes
de bien celebramos algo mucho más importante. Después de nueve años, Cameron
Poe vuelve a casa, en esta divertidísima película titulada “Con Air” y dirigida
por Simon West.
La
cinta –por si existe algún loco que aún no la ha visto-, nos presenta a Cameron
Poe. Nos hacen saber que este tuvo una juventud difícil y se alistó al ejército
para que lo pusieran firme como una vara. Y se ve que los Rangers lo consiguen,
y el bueno de Poe vuelve a su pueblo y tan solo quiere tener una vida simple y
feliz con su novia. Pero la misma noche, unos borrachos intentan propasarse con
ella y Poe mata a uno en defensa propia. Aunque debido a sus conocimientos en
combate cuerpo a cuerpo, el juez le condena a no menos de 8 años entre rejas.
Pasado
este tiempo, en el que Cameron ha sido un preso modelo, vuelve a casa. Pero un
grupo de terroristas, capos y demás cochambre intentarán secuestrar el avión en
el cual transportan a todos los presos. Pero Cameron tiene que llegar a casa,
porque es día 14 de Julio, es el cumpleaños de su hija y hay una fiesta a la cual
él no puede faltar.
No
se vosotros, pero para mí esta es una de las cintas de acción claves de
noventa. Por un lado nos meten una propuesta pasada de rosca –como en otras
cintas de entonces, tal como los cambios de jeta en “Cara o cara” o el autobús que no puede frenar en “Speed” -, unos personajes interpretados
por actores con prestigio –como Gary Oldman en “Air Force One” o F. Murray Abraham en “El último gran héroe”- y unos protagonistas over the top y bigger tan life,
deudores del cine de acción hongkonés de los ochenta y principios de los
noventa y que les darían sopas con hondas a cualquier héroe de acción actual –
como el Harry Stamper interpretado por Bruce Willis en “Armageddon”-.
Creo
que lo suyo sería comenzar a poner cara a los protagonistas de esta locura: Para
comenzar, debería hablar del héroe. Ese personaje que da igual en la tesitura
que le pongan; siempre tomará el camino correcto. Este Cameron Poe -¿Alguien
seguirá dudando que es el mejor nombre del mundo mundial?- está interpretado
por un genial Nicolas Cage. El californiano nos ofrece aquí una interpretación memorable
ya que ofrece los dos registros que le han hecho famoso, por un lado actuación con
peluca y por otro sin ella. Coñas verbeneras aparte, yo si me creo que Cage
como Poe. Un tío que no es un superhéroe, si no que es un tipo entrenado. Que
no tiene un plan perfecto, si no que se ve forzado a improvisar. Y con una flor
en el culo más grande que el mismo avión donde viaja.
Como
la némesis, Cyrus el Virus - ¡Ay! Ese amor noventero por la informática y los
hackers- otro de esos actores que me encanta ver pasado de rosca: John
Malkovich. Si bien no es un malvado más trabajado como el Mitch Leary de “En la línea de fuego”, el de Illinois
tira más por la vieja escuela de la sobreactuación. Aunque si bien como
personaje no está todo lo perfilado que deseáramos, la elección de alguien
tirillas como Malkovich en vez de un mastuerzo le da ciertamente otro matiz un
poquito más aterrador.
Y
junto a estos dos tenemos a un conjunto de secundarios dignos de nombrar:
Para
comenzar, uno de mis actores ochenteros y noventeros favoritos, John Cusack.
Aunque este reniegue de esta actuación, su Vince Larkin podía haberle puesto en
la estela del cine de acción. Aunque por su Rob Gordon en “Alta fidelidad” 3 años después, le perdono todo.
Como
el agente de la DEA toca narices, tenemos a un actor más acostumbrado a verlo
en trabajando con directores como Stephen Frears: Colm Meaney. Demostrando que
es la viva imagen de eso que muchos llaman secundarios
de lujo. Actores que valen tanto para un roto que para un descosido.
Y si
dejamos a un lado las fuerzas del orden y volvemos al avión tenemos una serie
de nombres para relucir: Un Danny Trejo pre Machete, Steve Buscemi como un
sosias de Hannibal Lecter, el gran M.C. Gainey como el piloto de emergencia o
Ving Rhames como uno de los cerebros del secuestro del avión. Todos a hacerle
la ola al director de casting a la de ya.
Todos
estos, unos más que otros, siguieron un guión escrito por otro de los grandes
nombres del cine de entretenimiento de la segunda mitad de la década de los
noventa: Scott Rosenberg. Autor del libreto
de cintas de acción tan taquilleras como “Sesenta
segundos”, o impecables thrillers como “Cosas
que hacer en Denver cuando estás muerto” o incluso esa joya llamada “Alta Fidelidad”.
Pero
si tenemos que culpar a alguien de llevar este avión a buen puerto es al
director, Simon West. En mi opinión, el último director británico de cine de acción
puro. Si, es cierto que a día de hoy se hacen muchas cintas de acción y que lo
petan en taquilla. Pero en esas - me pueden venir a la mente las de Fast and
Furious o las nuevas sagas de “Los juegos
del hambre”- destacan más a los interpretes sobre la dirección. Prima más
una cara bonita que un camión explotando.
Pero
el cine de West mantiene ese sello personal, en el cual aunque se potencie el trabajo
interpretativo –caso de “La hija del
general”-, también pone su granito de arena con una buena coreografía de
las escenas de acción y con una combinación de moderno CGI y acción old school que queda genial en pantalla –como
en la celebrada “Los mercenarios 2”-.
En
definitiva, una locura que funciona a las mil maravillas. Unos actores
desatados, un guión lleno de punchs y
one liners, unas escenas de acción increíbles
y, por encima de todos, un protagonista carismático. Mejor no te pongas en su
camino, porque hoy es 14 de Julio, sale de prisión, es el cumpleaños de su hija
y Cameron Poe no se va a perder la fiesta.
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