Fantasmikos a mí.
Es escuchar A Ghost Story y venirme a la cabeza una tarta.
Así es.
Una tarta.
Tal cual.
Una tarta enorme de chocolate, de aspecto impecable que empiezas a comer con ganas, pero que poco a poco te va saturando su sabor hasta que finalmente has de dejar de comerla porque si no la vomitarás.
Para mí eso es A Ghost Story.
Una pareja vive feliz y sin apenas problemas en una pequeña casa de la cual se van a mudar dentro de poco, hasta que un fortuito accidente de automóvil acaba con la vida del chico quien acaba convertido en un fantasmiko con sábana y todo. Su paso por el tiempo, inapreciable dada su forma actual, hará que pasado, presente y futuro se entrelacen.
Una de las cosas que más gracia me hizo durante el pasado Festival de Sitges fue un día que al coger el diario del festival leí una critica donde se hablaba de A Gosht Story. Esta alababa la maestría de la dirección, la potencia de sus imágenes...y la magistral interpretación de Casey Affleck, la mejor de su carrera. Espera. ¿¡Qué!? Luego a posteriori vi muchas otras que señalaban lo mismo... A ver. Mira que me cae simpático el pequeño Affleck, pero decir que aquí, en esta película realiza la mejor interpretación de su carrera no sólo sería una mentira sino que demuestra que mucha de la llamada crítica especializada NO ve las películas que reseña: Affleck pasa la mitad del film tapado con una sábana- siendo este el mejor recurso de todo el film -, en silencio, bagando de aquí para allá, haciendo cosas de fantasmas - la mejor escena: el momento Poltergeist con los hispanos - y ya. Vale que los primeros minutos le podemos ver, y la verdad que no lo hace mal (aunque para nada destacable), pero de ahí a decir que sea la mejor interpretación de su carrera es pasarse y mucho. Por otro lado, Rooney Mara lo hace bastante bien, sobretodo en la mentada escena de la tarta donde se pega un atracón, pero lo dicho, tampoco me parece nada sorprendente.
Tal cual.
Una tarta enorme de chocolate, de aspecto impecable que empiezas a comer con ganas, pero que poco a poco te va saturando su sabor hasta que finalmente has de dejar de comerla porque si no la vomitarás.
Para mí eso es A Ghost Story.
Una pareja vive feliz y sin apenas problemas en una pequeña casa de la cual se van a mudar dentro de poco, hasta que un fortuito accidente de automóvil acaba con la vida del chico quien acaba convertido en un fantasmiko con sábana y todo. Su paso por el tiempo, inapreciable dada su forma actual, hará que pasado, presente y futuro se entrelacen.
Una de las cosas que más gracia me hizo durante el pasado Festival de Sitges fue un día que al coger el diario del festival leí una critica donde se hablaba de A Gosht Story. Esta alababa la maestría de la dirección, la potencia de sus imágenes...y la magistral interpretación de Casey Affleck, la mejor de su carrera. Espera. ¿¡Qué!? Luego a posteriori vi muchas otras que señalaban lo mismo... A ver. Mira que me cae simpático el pequeño Affleck, pero decir que aquí, en esta película realiza la mejor interpretación de su carrera no sólo sería una mentira sino que demuestra que mucha de la llamada crítica especializada NO ve las películas que reseña: Affleck pasa la mitad del film tapado con una sábana- siendo este el mejor recurso de todo el film -, en silencio, bagando de aquí para allá, haciendo cosas de fantasmas - la mejor escena: el momento Poltergeist con los hispanos - y ya. Vale que los primeros minutos le podemos ver, y la verdad que no lo hace mal (aunque para nada destacable), pero de ahí a decir que sea la mejor interpretación de su carrera es pasarse y mucho. Por otro lado, Rooney Mara lo hace bastante bien, sobretodo en la mentada escena de la tarta donde se pega un atracón, pero lo dicho, tampoco me parece nada sorprendente.
Dirige David Lowery, director, guionista y editor estadounidense quien anteriormente había trabajado con Mara en Un lugar sin ley (2013) y que en 2015 fue contratado por Disney para dirigir el remake de Peter y el dragón, la cual me parece uno de los mejores films de imagen real facturados por la empresa del ratón Mickey hasta la fecha. Por cierto, en A Ghost Story se reutiliza parte de los Fx creados para esta última. Aquí demuestra su estilo pausado y contemplativo, pero en esta ocasión se me antoja más aburrido y falto de material que otra cosa, bordeando por momentos de manera peligrosa la fina línea que separa el minimalismo de la pedantez. Cierto que trata temas interesantes, como son la perpetuidad, el paso del tiempo y el legado que deja uno tras su muerte - la charla pseudo filosófica a mitad de film, aunque ¿quién habla de eso durante una fiesta con tanto alcohol? - pero no sé, quizás si hubiesen estado mejor narrados en vez de irlos lanzando sin ton ni son hubiese entrado más en la historia.
Entre las curiosidades, las más destacables son que la cantante y ocasional actriz Kesha interpreta al fantasma de la casa vecina y que Lowey grabó el film en (un falso) 16 mm ¿Para qué? Pues ni idea.
Como podéis ver la película no me ha emocionado demasiado. Quizás no he comprendido dónde se encuentra esa bella historia de amor que todo el mundo menta o la magnífica metáfora del paso del tiempo, pero con esto no os disuado de verla. Como siempre digo, dadle una oportunidad y echarle un ojo porque seguramente saquéis más de lo que saqué yo.