La seducción (2017) de Sofia Coppola



Seduce lo que ves. Repele lo que cuentas.


Durante la Guerra de Secesión Americana, un soldado confederado herido (Colin Farrell) llega a las puertas de un internado femenino sureño regentado por Miss Martha (Nichole Kidman). Ya allí, pese a que en un principio crea un "relativo" miedo entre las mujeres, el soldado pronto irá seduciéndolas una a una hasta desembocar en un trágico acontecimiento que cambiará la vida no solo del propio soldado sino también la de todas las internas.

"Coma, coma..."
Remake descafeinado de la infinitamente superior película de 1971 - llamada por éstos lares con el directo El seductor - dirigida por el gran Don Siegel e interpretada por unos no menos grandes Clint Eastwood y Geraldine Page, los cuales ahora asumen sus personajes sin apenas emoción los mentados Farrel y Kidman respectivamente. Lo cierto es que la película sigue hasta cierto punto a pies juntillas tanto la novela escrita por Thomas Cullinan como el film de Siegel - aunque curiosamente vemos como se ha eliminado al personaje de la esclava del internado y el flashback donde vemos a McBurney en la Guerra Civil - pero Coppola lo vuelve eso, descafeinado al llevarlo a su terreno intimista y de mayor hermetismo, perdiendo gran parte de ese juego de celos que se crea y, sobretodo, se pierde la visión del propio soldado, quien aquí es retratado de una manera más secundaria en pro de los personajes interpretados por Kidman, Dunst y Fanning.

No digo que esa ampliación, por denominarlo de alguna manera, del material original sea un mal detalle, incluso diría que eso es algo de lo cual estaría bastante agradecido, pero, ay, lo cierto es que en ningún momento Coppola logra hacer interesante ninguno de los personajes, plus añadido que sean interpretados por una sosez pasmosa, en especial una siempre eficaz Elle Fanning y que aquí extrañamente está directamente insufrible. Ahorrándome en sutilezas, nos la venden como una futura femme fatal pero que a fin de cuentas no deja de ser realmente una cabeza hueca con la edad del pavo en ciernes. Salvo Dusnt, quien está con el piloto automático puesto desde el minuto uno, el resto de las actrices no hacen nada más que pasar por ahí y apenas tienen peso en la trama salvo a excepción del final.

La pelirroja. Nunca mejor dicho.

Y hablando del final, aquí me quería parar yo, si bien transcurre de una manera muy similar a la vista en el film del 71, lo cierto es que es tomado de una forma tan estética, tan "vacía" que no nos consigue impactar esa angustia que vive el personaje. Es decir: nos da igual. Ese es el problema. Nos importa un comino todo lo que suceda dentro de ésta lánguida mansión sureña, más o menos como pasaba en Las vírgenes suicidas (1999) o María Antonieta (2006) sólo que ésta vez partía de un material harto interesante con el que poder exponer sus ideas. Una pena.

En donde de verdad acierta de pleno Sofia Coppola es en que cuida al detalle el plano estético. Cada forma, cada color, cada composición está medida al dedillo por Jennifer Dehghan (directora de arte) y por equipo de cámaras, es decir, hay mucho plano de "mira que bien filmo" pero verdaderamente es lo mejor del film.
Ritmo no, pero la actriz del Padrino III saber hacer unos planos francamente bonitos.

En resumen, tan bonita como sin alma. Si queréis ver un cuadro en imágenes adelante, pero a mí me deja frío.

Nota: 5

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