Azpiri, de profesión vendedor de sueños.
Escribo éstas líneas nada más enterarme del fallecimiento del dibujante madrileño Alfonso Azpiri Mejía por culpa de esa lacra llamada cáncer.
Nadie, absolutamente nadie ha vendido tantos videojuegos como él aunque la mayoría fuesen penosos y tirando a injugables. Daba igual. Era ver esa portada que había dibujado para tal juego de carreras o aventuras poligonales - que ni él mismo sabía de qué iban, salvo pequeños resúmenes que él mismo preguntaba y los cuales le ayudaban a dibujar, reconoció en múltiples ocasiones - que directamente hacían que fueses hacia él, imantado por esa mujer rubia/pelirroja que te guiñaba el ojo de manera pícara. No sabías cómo sería, sólo veías esa portada y tú corazón se enamorabas del juego que tenías entre las manos para acto seguido pasar por caja para finalmente hacerte con él.
Sobran ya las palabras en éste post y solamente queda decir que hoy, como siempre que muere un icono de éstas características, el mundo ha perdido parte de su magia.
Descansa en paz compañero. Siempre te recordaremos.
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