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John Muere al final (2012) de Don Coscarelli


Pues como que toca salvar el mundo...pero, eh, a nuestro ritmo.


Hacer un resumen de la historia, tanto del libro escrito David Wong (...sí) como el film de Coscarelli, sería complejo a un nivel que acabaría siendo una total y absoluta pérdida de tiempo, ya que nos encontramos desde el minuto uno con una encadenación de locuras, a cada cual más over the top, y que va aumentando según va avanzando el metraje. Eso sí, podemos sacar en claro como estos dos colgados de la vida, John y Dave, un día se les cruza por delante un "rasta" que les da la droga entredimensional llamada coloquialmente "salsa de soja". Dicha salsa otorga a sus dos consumidores de habilidades por encima de lo humano, lo que se traduce en la capacidad de comunicarse con los muertos, habilidad para pasar de un plano a otro de existencia (lo que viene a ser la frontera entre vivo y muerto) y unos reflejos aumentados de tal forma que les permite trastear con el tiempo y el espacio a través de tierras paralelas...
Os lo dije, complejo, no, lo siguiente, aunque os aseguro que en este viaje lo que menos os importará  es la nula coherencia narrativa.
Coscarelli en un momento dado de su carera - la cual sitúo en torno a principios de los dos miles - supo que, tras hacer tres films de la interminable ristra de secuelas que (de)generó su genial Phantasma, algo tenía que cambiar. Ya lo intentó en el ochenta y ocho con el simpático thriller Escuela de supervivencia (que recomiendo desde aquí), pero dado que la taquilla de esta fue muy pobre, no fue hasta Buba Hotep y con su colaboración en Masters of horror - el slasher Esculturas humanas - donde encontramos al Coscarelli que conocemos hoy en día; gamberro, capaz de conjugar la comedia con el "leve" terror simpaticorro de Serie B y un que hace un ejercicio ejemplar de autoparodia en donde lo que menos importa es el guión, si no la diversión. 
Y eso es lo que nos ofrece con John muere al final a fin de cuentas. 
Desde el propio título que juega al despiste, y que claramente no diré si es cierto o no, lo que vemos en pantalla hace que dudemos seriamente de la cordura del guionista - un mostacho asesino, moscas que se te cuelan a través de la piel, un perro con poderes, un perrito-teléfono y ¡hasta un monstruo hecho de piezas de charcutería! -, si bien no pasarán a los anales de la historia cinematográfica reciente, pero seguro que más de uno lo recordará con sumo agrado transcurrido el tiempo.
Los actores principales, al igual que la trama, parecen tomarse poco en serio sus roles y se dedican a disfrutar del viaje, pero ya os digo que para nada están mal, no obstante acaban destacando sobretodos unos episódicos pero gigantescos Clancy Brown y Paul Giamatti que aportan caché y saber estar a esta producción. Hay una breve aparición/cameo que contentará a los fans de Coscarelli, pero es visto y no visto.
En el lado negativo encontramos que, pese a saber en todo momento qué clase de película es, Coscarelli hace bastantes puntos muertos a lo largo de la historia, o si no bien que los hace de manera tan enrevesada que acaba desquiciando, amén de que si no entras en el juego puede hacerse insufribles sus casi dos horas de duración. Por cierto, ya sé que hablamos de un film de serie B, pero ¿por qué usan unos Fx tan sumamente chapuceros en vez de optar por unos efectos físicos? Digo yo que hubiera sido más interesante ver a ese monstruo final con látex que CGI, más teniendo en cuenta que Coscarelli es íntimo de varios artesanos, como Tom Savini. 
Antes de acabar, decir que el bueno de Don acaba de finalizar la producción de la quinta entrega de Phantasma, film en el que solamente ejerce de guionista y productor (y que tiene una pinta infumable a tenor de las primeras imágenes), y no descarta volver a dirigir para una próxima entrega, así que a menos que ocurra un milagro no habrá una continuación de las aventuras de Dave y de John. Una pena.

En resumidas cuentas,
una brillante película de ¿comedia? ¿terror? ¿ciencia ficción? ¿ambas? No sabría deciros a ciencia cierta, pero nos demuestra que el maestro Coscarelli todavía sigue dando en la diana.
Si lo que buscas es una locura de película, divertida y carente de cargas comerciales (o morales) esta es tu película. Los que no os la podéis ahorrar, pero no sabéis lo que os perdéis.

Nota: 8