Pacto de brujas (2003) de Javier Elorrieta

Tras una extraña sesión de Ouija, Detrás, un psiquiatra de la policía recibe la llamada de un viejo amigo de la guardia civil quien necesita su ayuda para esclarecer un extraño caso de homicidio.

Recuerdo que este film junto a Cosas de brujas (José Miguel Juárez, 2003) fueron durante un tiempo unas asignaturas pendientes de un servidor, dado el interés que despertó en mí un artículo sobre brujería en la revista Año cero (¿o era Enigmas?). En dicho artículo se reseñaban dichas películas, las cuales, según el autor, eran los mejores exponentes recientes sobre brujería en el cine, a la altura (ojo cuidao) de referentes como Los Brujos o La semilla del diablo. Tras verlas no sólo pude decir que (obviamente) el artículo era UN TIMO sino que ambas se encontraban entre lo más flojo que se había hecho en mucho tiempo en lo que respecta al terror en nuestro país. Pasado el tiempo, y tras haberlas dado a las dos una segunda oportunidad, puedo decir de Cosas de brujas sigue siendo una chorradita pero con cosas que la hacen muy entretenida de ver, mientras que esta Pacto de Brujas no deja de ser un Puerto Hurraco (o los Energéticos, según como se quiera ver)
a la cual se le nota que han metido a capón el componente fantástico.

Dirige y guioniza Javier Elorrieta, de quien no hay mucho que decir acerca de su trabajo en este film - sabe colocar la cámara eso sí -, pero que posee una trayectoria la mar de curiosa: dirigió en los ochenta la adaptación de Sangre y arena con Sharon Stone (¡con guión de Rafael Azcona!) y ya a principios de los noventa Los gusanos no llevan bufanda con (atención) Jose Luis López Vázquez, Roddy McDowell y Anthony Perkins en su último papel, la cual recuerdo a ver visto de pasada en alguna ocasión pero debe ser tan mala que ni tan siquiera se han atrevido a editarla en DVD. Ya a finales de los noventa-principios de los dos miles su producción se centra en series como Arévalo y Cía o Paraíso, hasta que en 2006 hace el que es a día de hoy su último largo Rojo intenso, aunque tiene al margen una dilatada carrera musical. Multiclase el hombre.

Entre los actores encontramos a Bruce Wil... digo... Ramón Langa, quien, si bien el buen señor hace lo que puede, arrastra un papel que no da para mucho más de lo plano que resulta. El resto de actores simplemente recitan/escupen sus líneas con una desgana pasmosa, aunque el caso de Carlos Sobera es de juzgado de guardia. Que malo es el jodido fuera de los concursos de televisión. No obstante es de agradecer ver a un ya muy mayor Agustín González en uno de sus últimos papeles para cine.

Entre las curiosidades se dice que Elorrieta para conseguir una ambientación más lúgubre, rodó las escenas de exterior en pleno invierno cuando el termómetro no pasaba de cero grados, consiguiendo que parte del reparto estuviera pelado de frío y rabiando.

Rematado por un final tramposo (aunque a este lo ves desde lejos) muy en la línea marcada por El sexto sentido y que tan de moda estaba por aquella época, Pacto de Brujas fracasa como muchas otras al intentar por todos los medios copiar el esquema estadounidense de terror sin lograrlo.

No es lo más terrible que verás, pero es muy floja.

Creepshow 2 (1987) de Michael Gornick

Tras el éxito de la primera entrega (en videoclubs más que en cines), volvía en 1987 el compendio de historias basadas en los cómics de la EC, Tales from the crypt, apadrinado nuevamente por dos "maestros del terror" como eran/son Stephen King y George A. Romero, aunque con bastantes cambios si se compara con la primera, y que a continuación pasaré a relatar.

Las historias son las siguientes:

Historia nexo: Un chaval espera su cómic de Creep, pero unos abusones se lo rompen. La venganza está servida.
Si se hace una comparación con la historia nexo vista en la primera parte - el padre tirano rompiendo el cómic de su hijo - , está queda muy floja pese a lo similar que pueda parecer de primeras. Quizás sea también porque esta la animación la encuentro algo barata si se compara con el trabajo que hizo Ron Frenz para la original, pero no es un mal trabajo, sólo flojo. Sin más.

El viejo jefe cabeza de madera: El gran John Kennedy regenta una tienda de abastecimiento al borde de la quiebra al lado de una reserva india. A modo de decoración, en la puerta, tiene un indio americano de madera de unos casi dos metros, al que trata como si estuviese vivo.
La historia más larga y con quizás el trabajo de actores más destacable de estas tres historias. La pareja protagonista es desde el principio adorable, no así la pandilla de asaltantes, quienes resultan odiosos, pero es el sentimiento que deben transmitir, así que bien. Se agradece además que al menos intentaron ser novedosos a nivel de guión - esta historia no deja de ser un slasher a la inversa - pero algunas escenas pecan de una edición demasiado caótico, con gran la mayoría de sus escenas nocturnas rodadas con una iluminación similar a la de un videoclip, neones incluidos. El desenlace, como suele ser habitual en estas historias, te deja con el culo torcido.

La balsa: Unos (vie)jóvenes deciden irse a un apartado lago donde se ha dejado una pequeña balsa tras la temporada de verano. Pero no es oro todo lo que reluce y algo aguarda en medio del lago con ganas de saciar su sed de sangre.
La mejor historia de todas. Ritmo, dirección, los efectos prácticos... incluso cuadra la actuación de estos treintañeros haciendo de adolescentes.
Me acojonaba de pequeño y aún a día de hoy produce en mí un escalofrío al acordarme de ella cuando voy a meterme al agua.

El autoestopista: Por culpa de las prisas, una mujer comete una imprudencia al volante (con Stephen King de testigo) y es pronto es asediada por un ente sobrenatural.
La más floja de las cuatro, aunque también la más agobiante junto a La balsa. No deja de ser una moralina sobre las consecuencias de nuestros actos, pero hincharon demasiado una historia que podría haberse contado en apenas cinco minutos. Eso sí, las palabras del ente se os quedarán marcadas.

En esta segunda parte en lugar de encontrar a George A. Romero en la silla del director como en la primera parte, toma el relevo Michael Gornick, con experiencia en esto de rodar pequeños segmentos de terror gracias a su trabajo en Tales from the Darkside, pero que ya acumulaba trabajos como cámara junto a Romero en Martin, Zombi o la primera Creepshow. Todo queda en casa por lo visto.
Quienes sí volvían a sus puestos como guionistas eran tanto Stephen King como Romero, aunque se desacreditó a última hora la guionista especializada en terror Lucille Fletcher, a saber el motivo.

Sin ser esta peor que la primera - para eso existió una horripilante tercera entrega, la cual recomiendan huir como del tifus -, sí vemos un menor trabajo en los guiones, dando como resultando historias mucho más flojas en su contenido.
Con todo resulta ser
bastante amena, en ningún momento te llegan a aburrir alguno de los segmentos y sobretodo: tiene la parte de La balsa.
Para hacerse un pase doble muy majo.

La la land (2016) de Damien Chazelle

Nacida de un guión original que el director Damien Chazelle escribió en 2006, se nos narra la historia de una pareja de "bichos raros" (Emma Stone y Ryan Gosling en sustitución de Emma Watson y Miles Teller) tratando en un principio sobrevivir a la vorágine de Hollywood y finalmente triunfar en su terreno - ella en la actuación y él en la música -, mientras el amor va surgiendo entre los dos.

A mi modo de ver, esta película arrastra el mismo "problema" que tenía The Artist (Michel Hazanavicius, 2011), es decir; una buena película, no sobresaliente, pero sí muy entretenida, a ratos mágica, pero que de manera sistemática fue hinchada de sobremanera tanto por la crítica como por el público, haciendo que gane premios por el simple hecho de respirar, pero que pasado un tiempo nadie recordará. No es algo nuevo, si se mira en perspectiva a muchas les pasa el mismo caso, pero dado el boom de la Ciudad de las estrellas (¿mejor el título en castellano que el original? es posible) era de recibo señalarlo.

El guionista de El último exorcismo 2, Damien Chazelle (me encanta recordar ese detalle) realiza una copia del mismo esquema argumental visto en Whiplash (comparadlas y entenderéis lo que digo) sólo que quitando el mal rollo generalizado y tras haberse visto Cantando bajo la lluvia (Gene Kelly y Stanley Donen, 1952) unas setecientas veces. Eso hace que, aunque veamos una trama de comedia musical - por otro lado, cabe decir que hay pocos números musicales y están muy repartidos a lo largo del metraje - la trama tire por otros derroteros llegados a cierto punto de la historia, cosa que o bien puedes pasar por alto o bien es algo que consigue sacarte de la película si se es muy puntilloso.

Como podéis ver, La la land me ha resultado una película muy simpática y desde luego se puede llegar a entender que muchos la puede considerarla una de las mejores películas de lo que llevamos de año. La puesta en escena de los números musicales coreografiados por Mandy Moore (no la actriz) , la dirección de Chazelle, los dos actores principales están magníficos - Emma Stone cantando sobre su tía o Gosling en sus intervenciones con el piano, ponen los pelos como escarpias haciéndote ver lo completos que son los actores en EEUU y lo limitados que están los de aquí -, coronado por la partitura de Justin Hurwitz, la cual no lograrás sacarlas de tu cabeza, y un final bastante arriesgado para la película que en principio parecía querer ser.

No creo que sea la obra maestra que todo el mundo quiere ver, pero sí conseguirá haceros pasar un buen rato...y canturrear la canción que da nombre al film.