A Ghost Story (2017) de David Lowery

Fantasmikos a mí.

Es escuchar A Ghost Story y venirme a la cabeza una tarta.
Así es. 
Una tarta.
Tal cual.
Una tarta enorme de chocolate, de aspecto impecable que empiezas a comer con ganas, pero que poco a poco te va saturando su sabor hasta que finalmente has de dejar de comerla porque si no la vomitarás.
Para mí eso es A Ghost Story.

Una pareja vive feliz y sin apenas problemas en una pequeña casa de la cual se van a mudar dentro de poco, hasta que un fortuito accidente de automóvil acaba con la vida del chico quien acaba convertido en un fantasmiko con sábana y todo. Su paso por el tiempo, inapreciable dada su forma actual, hará que pasado, presente y futuro se entrelacen.

Una de las cosas que más gracia me hizo durante el pasado Festival de Sitges fue un día que al coger el diario del festival leí una critica donde se hablaba de A Gosht Story. Esta alababa la maestría de la dirección, la potencia de sus imágenes...y la magistral interpretación de Casey Affleck, la mejor de su carrera. Espera. ¿¡Qué!? Luego a posteriori vi muchas otras que señalaban lo mismo... A ver. Mira que me cae simpático el pequeño Affleck, pero decir que aquí, en esta película realiza la mejor interpretación de su carrera no sólo sería una mentira sino que demuestra que mucha de la llamada crítica especializada NO ve las películas que reseña: Affleck pasa la mitad del film tapado con una sábana- siendo este el mejor recurso de todo el film -, en silencio, bagando de aquí para allá, haciendo cosas de fantasmas - la mejor escena: el momento Poltergeist con los hispanos - y ya. Vale que los primeros minutos le podemos ver, y la verdad que no lo hace mal (aunque para nada destacable), pero de ahí a decir que sea la mejor interpretación de su carrera es pasarse y mucho. Por otro lado, Rooney Mara lo hace bastante bien, sobretodo en la mentada escena de la tarta donde se pega un atracón, pero lo dicho, tampoco me parece nada sorprendente.

Dirige David Lowery, director, guionista y editor estadounidense quien anteriormente había trabajado con Mara en Un lugar sin ley (2013) y que en 2015 fue contratado por Disney para dirigir el remake de Peter y el dragón, la cual me parece uno de los mejores films de imagen real facturados por la empresa del ratón Mickey hasta la fecha. Por cierto, en A Ghost Story se reutiliza parte de los Fx creados para esta última. Aquí demuestra su estilo pausado y contemplativo, pero en esta ocasión se me antoja más aburrido y falto de material que otra cosa, bordeando por momentos de manera peligrosa la fina línea que separa el minimalismo de la pedantez. Cierto que trata temas interesantes, como son la perpetuidad, el paso del tiempo y el legado que deja uno tras su muerte - la charla pseudo filosófica a mitad de film, aunque ¿quién habla de eso durante una fiesta con tanto alcohol? - pero no sé, quizás si hubiesen estado mejor narrados en vez de irlos lanzando sin ton ni son hubiese entrado más en la historia.

Entre las curiosidades, las más destacables son que la cantante y ocasional actriz Kesha interpreta al fantasma de la casa vecina y que Lowey grabó el film en (un falso) 16 mm ¿Para qué? Pues ni idea.

Como podéis ver la película no me ha emocionado demasiado. Quizás no he comprendido dónde se encuentra esa bella historia de amor que todo el mundo menta o la magnífica metáfora del paso del tiempo, pero con esto no os disuado de verla. Como siempre digo, dadle una oportunidad y echarle un ojo porque seguramente saquéis más de lo que saqué yo.

Feliz día de tu muerte (2017) de Christopher Landon

Feliz, feliz en tu...

Vive. Muere....y vuelve a morir.

Todos coincidimos en que vivimos unos tiempos rarunos en lo que se refiere al cine de terror; las fórmulas se agotan, las historias enganchan cada vez menos, secuelas tardías, muchas películas optan por un menor presupuesto para así sacar mayor rentabilidad dejando la calidad a veces por los suelos y la creatividad de los directores/guionistas están más atadas en corto de lo que llegamos a imaginar. Pero para nuestra suerte, la productora Blumhouse ha sabido dar con la tecla exacta para lograr que al menos haya un empaque de calidad tanto por delante como por detrás de las cámaras, resucitando a viejos iconos del cine de terror (La Noche de Halloween), apostar por las nuevas espadas (Oculus), consiguiendo megaéxitos nivel de taquilla con una facilidad pasmosa y de paso lograr la difícil tarea de colmar las expectativas del siempre “complejo” gran público que demanda su dosis de sangre en taquilla pero que a la vez sirva como un entretenimiento 100% palomitero (en el mejor sentido de la palabra).

Y este es el caso de Feliz día de tu muerte.

Con un comienzo, en teoría, de slasher rutinario conocemos a nuestra protagonista Tree (la en principio odiada y luego amada Jessica Rothe) amaneciendo el día de su cumpleaños tras una noche de borrachera. El problema es que no está en su cama, sino en la del pipiolo Carter (Israel Broussard) quien la acompañó la noche anterior. Rápidamente huye de allí en dirección a su Colegio Mayor topándose en el camino con varias de sus compañeras que la recuerdan una inminente fiesta que habrá por la noche. De camino a la fiesta, Tree se topará con un extraño individuo ataviado con una máscara del equipo local de fútbol americano - una máscara de bebé diseñada por Tony Gardner , quien en los 90 también diseñaría la icónica máscara de la saga Scream - y que la perseguirá hasta finalmente asesinarla...¿o no? Porque nuestra protagonista se despertará de nuevo en la cama de Carter, dudando si lo que ha visto ha sido un mal sueño o la realidad.

Nos encontramos con una cinta que mezcla con bastante ingenio y buen tino el terror y la ciencia ficción con la vista siempre puesta en cierta película de los noventa protagonizada por Bill Murray, la cual es mentada en cierto punto, pero en vez de tener a un fanfarrón presentador de cuarenta tacos tenemos a una pija universitaria de fraternidad a la que un asesino quiere matar. Curiosa mezcla que nunca llega aburrir para nuestra suerte, ya que con cada nuevo deceso de Tree tenemos la oportunidad de ver cómo toma el día de una forma u otra, aportando además de espectáculo visual - las muertes, aunque ligeras de sangre, son muy variadas además de estár bien rodadas - un empaque mayor al conjunto que podía haberse quedado corto.

Dirige Christopher Landon - el hijísimo del recordado Michael - quien a finales de los dos miles se anotase un tanto al escribir mega éxito Disturbia (2007) y que hará unos años dirigiese la mejor entrega de Paranormal Activity: Los Señalados (2014) para encadenar con la divertida Zombie Camp (2015) y que aquí vuelve a demostrar su buen hacer tras la cámara, aunque más comedido en cuanto a nivel de violencia de lo que nos tiene acostumbrados para evitar así la temida calidfR. Cosa lógica por otro lado al tener a Universal detrás, pero bueno, soñar es gratis.

Entre las curiosidades destacar que el guión original de Landon y Scott Lobdell contenía una altísima cantidad de escenas explícitas debido a la cantidad de muertes de Tree a lo largo del film, cosa que se rebajó en una segunda reescritura para evitar la tan espeluznante calificación R, haciendo que Lobdell no acabase muy contento con el resultado final. Otra curiosidad es que durante los primeros pasos de la producción, allá por 2008, la cinta iba a estar producida por Michael Bay e interpretada por...Megan Fox.

Queda decir que, como viene siendo habitual en la Blumhouse, la película fue un absoluto éxito con una recaudación sólo en EE.UU de casi 50 millones de dólares, costando apenas 5 millones de presupuesto. Ahí es nada.

Pese a ser tener una vena más cómica que terrorífica, Feliz día de tu muerte es de las mejores opciones actuales dentro del género y bien seguro que la disfrutaréis de principio a fin.