Monstruos como nosotros.
Dos apuntes rápidos: Cuando vi por primera vez esta película - en la dos casi de madrugada cuando contaba con seis año s-, creí que la pareja protagonista, Daisy (Frieda) y Harry Earles (Hans), hermanos en la vida real, eran niños pequeños...y que Tod Browning era también el inventor del brownie. Aclarados esos puntos, sigo.
La cinta nos narra las vivencias de una compañía circense, pero centrándose en sus principales estrellas: Los Freaks (o fenómenos). En ella se muestra que su vida, por difícil que pueda imaginarse (en la época que se realizó el film, claro) no es tan diferente a la que podamos tener nosotros mismos.
Hablar de Freaks es hablar de una de las películas malditas del cine de principios de siglo. La visión que tenía Browning, quien venía de marcarse un tanto con el Drácula de Lugosi, de adaptar el libro de Tod Robbins, Espuelas, acabó convirtiéndose en su proyecto más personal hasta la fecha, viéndose relegada a una producción de serie B (catalogada como tal) de la MGM, quienes no daban ni un duro por la producción y la calificaron como película de ¿¡terror!? Bravo.
Entre los actores encontramos a Wallace Ford, quien trabajase a las órdenes de John Ford en El delator, como el mal bicho de Cleopatra a Olga Baclanova, una actriz encasillada en papeles de femme fatal - pero que era quien mejor se llevaba con los "fenómenos" - , y que ya aparecía en otro film icónico como El hombre que ríe. Por último citar al antagonista, Hércules, encontramos a Henry Victor, un actor de larga carrera en la que destacan títulos como, por ejemplo, La momia o Ser o no ser.
Pero sin duda los auténticos protagonistas son los artistas a quienes Browning rinde homenaje. La mayoría de ellos procedentes del circo realizaban su primer y único papel ante la cámara, interpretándose a ellos mismos en la película y dando lugar a momentos para su propio lucimiento, siendo estos los puntos más álgidos: Browning únicamente dejaba la cámara grabando en plano fijo mientras ellos realizaban su número para asombro del espectador.
Como curiosidad decir que Browning cambió el final durante la última reescritura del guión, aunque otras fuentes aseguran que estas escenas fueron rodadas, pero dada su brutalidad se decidió eliminarlas del montaje final. En el original se veía que la mujer era aplastada por uno de los carromatos y Hércules era castrado por Hans y compañía, saliendo él al final cantando (como un castrati) al lado del corral donde se encuentra encerrada la ahora deforme Cleopatra.
Una película que has de ver, lo mires por donde lo mires. Browning echó el resto y acertó de pleno en la manera de tratar un material tan peliagudo. Lástima que junto a la MGM, el público y la crítica de la época rechazase de manera generalizada la película al considerarla poco adecuada la visión que se daba de esos "fenómenos". Para suerte nuestra, el tiempo hizo que ganase la razón, y hoy es de esa clase de películas que de verdad se pueden considerar un clásico del cine.