Próxima parada: una bala en la cabeza.
Un grupo de forajidos que se dedican al robo y asesinato en el salvaje oeste, deciden dar el golpe de sus vidas atracando una diligencia cargada hasta los topes de monedas de oro. Para ello, toman una de las paradas donde hacen escala las diligencias, secuestrando a todo aquel que esté hospedado allí. Las torturas y vejaciones se sucederán haciendo que los pocos supervivientes tomen la decisión de contraatacar.
Western sucio y sangriento rodado en escenarios naturales (salvo algún set de interior), alejado del glamour habitual que una vez tuvo el género - allá por años 40, 50 y 60 - y curiosamente también alejado, en cierta medida, del spaguetti-western ya que salvo contados homenajes, a voz de pronto me viene Keoma (1976) no en vano de Enzo G. Castellari quien aquí interpreta un breve papel, estamos ante una película de suspense muy en la onda de Secuestrados (Miguel Ángel Vivas, 2011) y similares con personajes sacados de las novelas de a duro de la marca Estefanía. Ambientada en un salvaje oeste que bien podía aparecer en las páginas de Predicador - incluso uno de sus personajes principales se viste de manera similar al Santo de los Asesinos -, donde las balas no hieren a las personas, más bien les revientan las cabezas en un festival de sesos. Sólo hay que ver la escena inicial, donde El Coronel y su troupe asaltan salvajemente una diligencia, como una autentica declaración de intenciones, y ciertamente, es en esos momentos donde el film alcanza sus mejores momentos, donde además se pueden admirar los admirables efectos prácticos del siempre esforzado Colin Arthur, quien ya trabajase junto a Matellano en su anterior film Vampyres (2015).
En el reparto parte de Pablo Escola como villano de la función, pasan por la pantalla sendos cameos ligados al género; el ya citado Castellari, Nadia De Santiago (Las chicas del cable), Conrado San Martín (Gritos en la noche), Antonio Mayans (Empusa), Ramón Langa o Guillermo Montesinos.
No marcara un hito, pero sin duda alguna Stop over in hell se ha convertido en uno de los films más divertidos, sangrientos y salidos de madre que podréis ver actualmente en cines.
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