Viaje a las tinieblas (2004) de Mick Garris

Viaje a la mente de King.


Un chaval recibe una llamada del hospital: su madre internada desde hace tiempo ha sufrido un ataque al corazón y se teme por su vida. Rápidamente decide hacer autostop y recorrer los 100 km que le separan del hospital en una noche llena de situaciones que podrán al límite sus sentidos.

No podría decir que Stephen King sea uno de mis autores favoritos, más bien diría que es uno de los que menos he leído pese a la fama que arrastra. Quizás sea por prejuicios o quizás sea que nunca me acabaron de enganchar sus llamadas obras cumbre ya que en suma la mayoría me resultaron demasiado densas. Sirva de ejemplo que las novelas Apocalipsis o El resplandor las cuales nunca las he acabado de leer - creo que la última vez me quedé en la parte del avispero - y la referencial It me costó mucho trabajo llegar a acabarla, pero cosas de la vida sus llamados relatos cortos sí que han conseguido engancharme, sirva el ejemplo de La larga marcha, Cujo, La zona muerta o en este caso Montando la bala, como se llama originalmente esta Viaje a las tinieblas, la cual en un principio solamente se publicó por internet. Siempre dije que era un tipo raro.

Dirige de manera correcta Mick Garris (Sonámbulos), el amiguete de King y de todos los directores de terror conocidos - míticas son sus reuniones anuales -, que aquí, como la mayor parte de su filmografía, adapta de manera bastante fiel al escritor, aunque he de decir que en esta ocasión, dadas las dimensiones del libro, no se te hace nada pesado al resolverla en 98 minutos los cuales pasan volados por ir directo al grano y no tener el formato mini serie, que, joder, te deja el culo carpeta. Es cierto también que se hace algo pesada tantas conversaciones entre el protagonista y su "otra mitad" siendo lo más flojo tanto del libro como de la película, por tanto no es más culpa de Garris como culpa de King.

Entre los actores vemos a ciertas estrellas del género como son Barbara Hershey (El ente) y Cliff Robertson (Spiderman), recayendo el peso de la trama en Jonathan Jackson (serie Nashville) quien simplemente cumple, pero tiene una cara de soso que asusta el pobrecico.

Pero sin duda quien se lleva la función es el campeón de la WWE David Arquette el cual interpreta con poca mesura a George Staub, el fantasma / mensajero fiestero pasado de vueltas que lleva al protagonista hacia su destino en un  Plymouth Fury rojo - un coche sospechosamente similar a Christine -. En serio, sus escenas son de lo mejor de todo film donde Garris supongo que se limitaría a dejar la cámara puesta y que este se puso a recitar sus líneas de la forma que le salió de su soberana rabadilla. Lo cierto es que, y es algo que me di cuenta cuando la he vuelto a ver, su personaje en líneas generales no tiene repercusión dentro de la historia, más o menos como Indiana  Jones en El arca perdida (¡Sí!) que si se cambiase o se quitase no pasaría nada de nada. Creo que King querría meter el componente sobrenatural a toda costa e ingenió al personaje de Staub, pero como su presencia acaban por eclipsarte el resto que, bueno, te acaba dando igual.

Entretenida de ver.

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