Robo Vampire (1988) de Godfrey Ho

- Puesto que ha muerto, quisiera usar su cuerpo para crear un robot androide.

Que sirva la frase que abre esta reseña para matizar el nivel que nos vamos a encontrar.
Sí.
Exactamente.
A este nivel jugamos hoy.

Dicho finamente; hay películas malas pero divertidas, hay películas malas pero entretenidas, hay películas malas que dejas de fondo para acompañarte en tus quehaceres diarios, hay películas malas de siesta, hay películas malas infumables, hay películas malas de castigo, hay películas que te hacen replantearte tu vida, hay películas que sus perpetradores son señalados por la calle y los niños les tiran piedras, Ulli Lommel y finalmente están las producciones reservadas a los pecadores que un día dijeron que "voy a darle una oportunidad a tal película". Ahí abajo podíamos situar Robo Vampire.

Un cartel de la droga tailandesa hongkonesa tras el desastre de varias operaciones por culpa de los militares estadounidenses, decide contratar a un taoísta - un chino a quien han pintado un bigote con betún - para que así les ayude creándoles un ejército de vampiros guardaespaldas (estoy sobrio, es que el argumento es así). Como es lógico los vampiros untan con nocilla las caras de masacran a los militares, pero uno de ellos será traído de vuelta a la vida en forma de un robot androide (más bien un hombre envuelto en papel de celofán) que dará para el pelo tanto al cartel como a los vampiros. También pululan por la trama un equipo paramilitar tailandés que trata de rescatar a una agente secuestrada por el cartel y una pareja de entes sobrenaturales - ella una fantasma occidental, él un vampiro chino con una máscara de King Kong - quienes no pudieron estar en vida juntos. Todos ellos acabarán encontrándose en un final tan explosivo, con casi quince minutos pirotecnia, como abrupto. Es decir, a la jodía no robaron le dieron un final o no lo rodaron a saber el motivo, pero vamos, un caso similar a muchas otras de esa gloriosa época que por desgracia nunca volverá so pena de denuncia.

Puro delirio hecho película made in Hong Kong 80´s (esto no lo revindicáis ¿¡EH CABRONES!?)parido por el mítico sello Filmark, quienes se labraron una fama en su época por su forma de hacer films de bajo presupuesto; ¿compraban? películas a otros países - en este caso, uno de ellos tailandés y el otro chino - las montaban cual monstruo de Frankenstein sin orden ni concierto, las redoblaban y rodaban escenas adicionales con actores/turistas occidentales para darle más caché. Una maravilla sobre la que podéis leer en este libro. La dirección corre a cargo (es un decir) de Joe Livingstone, seudónimo tras el que se encuentra el no menos mítico Godfrey Ho (aunque unas fuentes aseguran que no fue él su director) el cual posee una vida mucho más interesante que la Robo Vampire...pero ya hablaremos de él en otro momento.

Decir que Robo Vampire es entretenida de ver sería mentiros de manera vil, pero reconozco que se trata de una película la cual tienes has de ver para creer que existió este tipo de cine.

Si os quedáis con ganas de marcha os "recomiendo" El diablo de la dinamita (Godfrey Ho, 1987) y Contraespionaje en la selva (Edgar Jere, 1989).

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