Hoy haremos
un experimento. Parad, id al Spotify y poned la famosa fanfarria de “Rocky”. ¿Preparados? Pues ya podéis
volver a leer, ya que la reseña de hoy está diseñada para ser escuchada con la sintonía
de aquella magnífica película que presentó al gran público a Sylvester Stallone.
Ya que la cinta de hoy no es nada más ni nada menos que “Creed. La leyenda de Rocky” de Ryan Coogler.
Porque si
amigos, Rocco vuelve. Lo que en otras sagas se tornaría un ¡Oh no! aquí, tras el triunfo que supuso “Rocky Balboa” se vuelve uno de los eventos cinematográficos del
año. Y no es para menos, ya que este “Creed. La leyenda de Rocky” supone un
escalón más hacia la gloria de la figura del ya retirado púgil.
La trama de
la cinta nos sitúa años después de la última entrega. Paulie ya se ha ido, y el
hijo de Rocky vive en el extranjero. Rocco ya afronta la última etapa de su
vida, dejando que pasen los días. Por eso cuando el hijo de su gran amigo Apolo
Creed aparece en escena para que Rocky lo entrene y conseguir el mismo trono
que tenía su padre años atrás, el mundo tranquilo de Rocky se tambaleará.
Uno de los
principales aciertos de la cinta es no hacer gravitar la película alrededor del
luchador de Little Italy, sino que es
el misterioso Adonis Johnson el eje centrar de la historia. Rocky ya contó todo
lo que tenía que contar y aquí está ahora en una figura que recuerda en gran
manera al Mickey de los films originales. Ahora es el momento de mostrar sangre
fresca. Y que gusto dar ver a este Michael B. Jordan como un león que debe ser
domado por un Stallone inmenso.
Son muchos
los que a día de hoy acusan a Stallone de ser un mal actor, poco más que un
cacho de carne con botox. Gente que
recuerda “Rhinestone” o “Spy Kids 3D” pero que dejan fuera de la
terna cinta como “Rocky”, “Acorralado”, “La cocina del infierno” o “Copland”.
Y en la cinta
de hoy, Stallone vuelve callando bocas y dando un golpe sobre la mesa con un
papel que debería darle el ansiado Oscar que tantas veces ha merecido. No
quiero meterme en terreno de spoilers, pero hay cierta escena antes del último
combate que si no hace que sueltes la lagrimilla, dudo que puedas ser
catalogado como ser humano.
En cuanto a
la dirección tenemos a Ryan Coogler, que tras “Fruitvale Station” se enfrascó en la concepción de esta obra. Suyo
es el guión con el visto bueno de Stallone. Que aunque rehúye del espectáculo de
las anteriores, los combates hacen más
daño que cualquier otro de la saga acercando la camara a los púgiles con un
estilo seco y directo, cercano al de aquella maravilla llamada “Warrior”.
En
definitiva, una ocasión que nadie debe de dejar pasar. Una cinta casi perfecta
para los fans de la saga, y una gran película llena de valores para el resto.
Una pelicula que debería cerrar bocas a todos aquellos que critican al héroe de
toda una generación. Stallone eres el mejor… y lo sabes.
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