Impecable aportación venezolana al terror latinoamericano
No confundir con la estupenda novela "La casa en el confín de la tierra" de William Hope Hodgson. La primera película de terror venezolana es a su vez la más taquillera en su país de origen, ¿por qué será?
La que probablemnte es la película más potente y apetecible de preNocturna y que muchos habrían incluído en el mismo festival Nocturna, resultó ser un sorpresón y de los grandes y gratos. Volvemos al atractivo territorio inexplorado de las rarezas exóticas que vienen precedidas de buenas críticas (véase Big Bad Wolves) y está vez volvemos a visionar un ejercicio completísimo y ahora sí, de terror absoluto. Con una prodigiosa estructura y un ritmo narrativo impoluto, moviéndose en todo momento en una atmósfera gótica donde todo funciona, banda sonora incluída.
La capacidad que tiene el director Alejandro Hidalgo para unir secuencias en un rizo temporal constante deslumbra y técnicamente el film aporta condiciones que no hacen sino ayudar al perfecto desenvolvimiento de las situaciones terroríficas que se plantean en la cinta. Tarde o temprano, la película acaba por arrancarte un escalofrío en la nuca, o varios. Hay que tener muy en cuenta que se trata de un film que no se debe ver a la ligera, y no perder el hilo de la trama en ningún momento, ya que se podría entrar en serio peligro de perderse entre el laberinto que se nos plantea y que al final nada tenga sentido, algo que sería un desaprovechamiento total.
Por ponerle un pero, el maquillaje de la gran actriz Ruddy Rodríguez canta un poco cuando esta es caracterizada como anciana y puede sacarte de la historia, pero son unos segundos, mero espejismo.
En resumidas cuentas, "La casa del fin de los tiempos" es junto a "La casa muda" (2010) de Gustavo Hernández lo mejorcito que no ha dado el fantástico latinoamericano desde hace años. Imprescindible.
¿Cuánto le debe de quedar al remake?