Gracias al amigo Eduardo, autor de esta Pedazo de crítica. Espero que pronto vuelva por aquí.
En parte expectante (por las buenas referencias que tenía) y en parte con cierta curiosidad, el pasado 25 de abril asistí al programa doble Gangs of Wasseypur ofrecido por Artistic Metropol. Teniendo en cuenta la duración de cada una de las películas que forman la ambiciosa propuesta, cuando salí de la sala tuve la sensación de que había sido un tiempo bien invertido.
Y mucho.
Reconozco no ser un experto en
cine hindú. Más allá de haber visto alguna retrospectiva del maestro Satyajit
Ray, algunas producciones típicamente “Made in Bollywood” (nunca me han
enganchado especialmente) y bizarradas ocasionales, mi desconocimiento de lo
que se hace cinematográficamente por aquellos lares es bastante grande. Y
siempre me ha parecido bastante “sospechoso” el hecho de que las producciones
típicamente “bollywoodienses” se hayan ido paulatinamente convirtiendo en lo
que cualquier aficionado medio al cine en occidente tomaría como “el cine que
se hace en la India”. Cosas de la industria supongo. Que a menudo todo lo
deforma o lo amplifica. Y es que pienso que uno de los motivos -entre otros-
por los que no he logrado conectar con estas películas es por la imagen
edulcorada que transmiten de la India.
En esas estaban mis pensamientos
justo antes de sumergirme en la(s) película(s).
Y lo que recibo nada más comenzar el visionado es una auténtica “patada
en el estómago” con la potente escena inicial que desde bien pronto te deja a
las claras que lo que vas a ver va a ser duro, directo y sin contemplaciones.
En un arco argumental que abarca
varias décadas (desde prácticamente la descolonización británica hasta la
actualidad) Gangs of Wasseypur narra la lucha de poder de dos familias por el
control de la ciudad que da nombre al título de la película. Con un ritmo
acertado y unos actores creíbles, la(s)
película(s) logra que te adentres en un mundo de corrupción, venganza y
violencia que te atrapa desde el primer momento.
Es cierto que en algunos momentos
se echa en falta una mayor profundización en la presentación y desarrollo en
alguno de la multitud de personajes que aparecen -sin duda provocado por la
necesidad de no aumentar el ya de por sí
elevado minutaje- y que en algún momento esto puede provocar que el
espectador se sienta algo perdido (esto en particular se produce más en la
segunda parte por la necesidad de acelerar el desenlace final), pero en mi
opinión esto se compensa con creces por todo lo que la película ofrece.
Igualmente me parecen adecuadas
esas pequeñas pinceladas en estilo documental sobre aspectos sociales, y
económicos de la historia de Wasseypur
durante el periodo en que transcurre la trama. Ayudan a contextualizar mejor los
acontecimientos narrados y a entender mejor el origen de los enfrentamientos.
Por otro lado, y en el mejor
estilo de “El Padrino”, las escenas de tipo familiar y costumbrista (con sus
correspondientes dosis de números musicales), tan importantes en una película
de estas características, me parecen correctas en términos argumentales y con
el peso adecuado en el conjunto de la(s) película(s).
Y ahora que menciono a “El
Padrino”, uno no puede evitar pensar que la gran trilogía de Francis Ford
Coppola era el modelo que tenía en mente Anurag Kashyap al concebir su film,
pues los paralelismos son más que evidentes y que su objetivo era –entre otros-
que la India tuviera su propio “El Padrino”. Lo que desde
luego ha conseguido es que a partir de ahora el que escribe le tenga en el
radar como director a seguir.
Película muy recomendable y que
gustará a todos los que les guste EL CINE en mayúsculas.