Big Bad Wolves (2013)


Sorpresón Judío


A veces (no siempre) tenemos la suerte de visionar sorpresas exóticas. Esas películas que tienen el aliciente de que nos llegan de países de los cuales no estamos acostumbrados a recibir obras cinematográficas, por lo cual no tenemos experiencia en estas culturas y no sabemos a ciencia cierta que esperar de ellas. He de reconocer que "Big Bad Wolves" es una de estas gratas sorpresas, aunque aquí confieso que algo esperaba, gracias a las ya archiconocidas críticas que Tarantino vertió acerca de la película. Ya saben, esas en las que el genio de Tennesse afirmaba que el film judío que nos ocupa era el mejor que había visionado en 2013. Es motivo además de alegría que la cinta co-dirigida por Aharon Keshales y Navot Papushado llegue este próximo fin de semana a las carteleras españolas, aunque como era de esperar, con un número limitado de copias a exhibir. Y como era de esperar, el director de "Death Proof" (Grindhouse, 2007) no falló.


La primera secuencia ya engancha, con sus elegantes y oportunas cámaras lentas acompañadas de una exquisita fotografía y una banda sonora clásica y adecuada. Lejos del apartado técnico, nos encontramos, de nuevo, con una caja de sorpresas. Una trama divertida y tensa en todo momento que hace alarde de lo fabuloso de su libreto, y que bien podría tratarse de la versión judeo-tarantinesca de "Prisioneros" (2013) de Denis Villeneuve. Humor negro en píldoras usado con astucia, subtrama policíaca y algo de torture-porn (lo bueno, si breve, dos veces bueno) es lo que nos aguarda tras la genial y reveladora "Big Bad Wolves".


A mitad de película, tras quedarse los protagonistas atrapados en el sótano, parece que se avecina un bajón, pero nada más lejos de la realidad se trata de un breve espejismo, paciencia McFlys. La película se completa con unas interpretaciones sorprendentes, que harían envidiar a más de un proyecto hollywoodiense, ya más de veinte, gracias a su exitoso casting que crea personajes reales, creíbles e incluso empatizantes. Te pones de parte de uno de ellos antes de la mitad del metraje. No falta además el toque político en el asunto, con una secuencia entre un judío y un árabe demostrándole al mundo entero como andan las cosas por Israel.


Para cerrar, un film altamente recomendable y atractivo, con un final algo confuso pero que no defrauda. Un soplo de aire fresco para nuestra selección personal de "pelis inolvidables".