Redención (2013)
Hace unos cuantos meses mantenía una charla animada (gracias, cerveza) con unos amigos tras ver "Parker", protagonizada por Jason Statham. Algunos decían que su carrera había llegado a un punto de no retorno y se había estancado en la serie B de acción como previamente cayeron Van Damme o Sly, otros que alegaban que seguía siendo un actor de clase A que todavía sigue buscando su camino, y que, para ganarse el sustento/masión de tres pisos, decidía aparecer también producciones divertidas pero de calidad dudosa. En mi caso defendía la teoría que existen dos películas de Statham, las que va con traje y las que va con chándal, y todas son al menos entretenidas. La charla finalizó cuando alguien sacó a colación su aparición en "Collateral", pero la cosa quedó en tablas.
Ahora nos llega esta película, en la que por fin (sí) la crítica reconoce la actuación del actor de "Transporter", y de paso ofrecernos una historia de redención y culpa...y en la que el actor lleva tanto chándal como traje.
Promesas del Norte.
Joey Jones es un ex soldado de las Fuerzas Especiales, vagabundo y atormentado por un trágico pasado. Harto de las injusticias que ve constantemente a su alrededor, los acontecimientos le llevan a convertirle en un “ángel vengador”. Pronto verá como su pasado se mezcla con su turbio presente y cómo sus intentos de forjar una nueva vida comienzan a desmontarse.
El director y guionista Steven Knight crea un guión simple y directo en el que no abundan las tramas secundarias y subtramas de relleno, y si las hay están directamente ligadas al personaje principal, parecido a las películas que se facturaban en los setenta y ochenta, cosa que hace que la película se nos pase como un suspiro al no darnos ni un segundo de descanso. Las calles de Londres se nos muestran como un cruel microuniverso de contrastes, en el que la clase alta viven en un lujo excesivo - el piso donde se cuela el protagonista - y la clase baja sobrevive como puede entre cajas de cartón y con la droga como bien más preciado. Es un retrato quizás demasiado cargado de estereotipos, como el destino de la compañera de Statham, pero que consigue impactar. Lástima que el final no se encuentre al mismo nivel del resto de la película, en parte porque resulta una conclusión demasiado apresurada y con demasiados cavos abiertos, pero deja eso sí unos buenos apuntes sobre la mesa, como su charla final con la monja, en la que se acaba por explicar el motivo por el que el protagonista está así de roto.
El pasado flota en el alcohol.
En el apartado actoral nos encontramos con un Statham alejado en parte de su sempiterno hombre de acción camorrero, aunque no demasiado (aquí hay hostias de las dolorosas), mostrándonos que también sabe actuar. Los que le hayáis visto en sus colaboraciones con Guy Ritchie o la magnífica "El robo del siglo", la cual os recomiendo muy mucho, sabréis que el actor de "Italian Job" no es el típico actor limitado al rol de parte cuellos, como lo es por ejemplo su compañero mercenario Chuck Norris, y que en verdad el tipo, pese a sus limitaciones, si se pone al tema consigue un trabajo digno de elogio, como es en este caso. La evolución que muestra con el paso de las escenas, de primeras un hombre borracho y pastoso para luego ser la máquina de destrucción masiva que todos conocemos, es simple pero resulta efectiva ya que no se queda en el simple en un simple "y ya estoy bien" que nos plantan en ocasiones muchas películas, si no que gradualmente vemos que dicha evolución crea unos conflictos internos con su pasado. Del resto de actores destacar la labor de Agata Buzek, una actriz polaca que no conocía, y que aquí hace una interpretación que sirve de contrapunto perfecto a Statham - el momento cuando cuenta por qué tomó los votos -, eso sí, todavía no me creo ciertos actos que comete, pero bueno, licencias.
En resumidas cuentas, con sus altos y sus bajos, esta atípica película de Statham se aleja de la acción si cuartel y nos muestra como un hombre torturado debe vivir con la culpa. Muy recomendable.
Nota: 7