Nocturna. Una Vela para el Diablo (1973) de Eugenio Martín

Para aquellos que acusan al Fantaterror de ser exclusivamente copia de lo que se hacía en Estados Unidos o Inglaterra, y alejarse de su país de origen, existe Una Vela para el Diablo. Película de suspense y terror que a la vez es capaz de reflexionar sobre ese caracter cerrado, reprimido y terrible de la España profunda del tardofranquismo.
Una de las primeras cosas que llaman la atención de Una Vela para el Diablo es que aquí el villano no es un vampiro, hombre lobo o ser fantástico, sino que la mujer, mero objeto de explotación sexual en casi todas las demás películas del fantaterror, se convierte aquí en el auténtico villano. La mujer reprimida y amargada sexualmente, acumula una bilis y un odio que es peor que cualquiera de los monstruos fantásticos y sobrenaturales que pueda concebir la imaginación más retorcida, viene a indicarnos el film. Una lectura que podría tildarse de machista, de no ser porque la hábil dirección de Martín y la interpretación de Aurora Batista, llena de matices dentro de su fuerza terrible. El film convierte a la sociedad moralista, llena de prejuicios, en un monstruo aún más terrible que la protagonista. Un monstruo capaz de crear a esas dos hermanas capaces de arrancarle un bebé a su madre de los brazos, porque es una "golfa" una madre soltera "¡dios santo!".
Lectura social. Reflexión. Pero sin dejar de ser entretenido. La clave del buen cine. Entretenimiento y diversión, con fondo y reflexión, para quien quiera cogerlo, pero no lanzarlo a la cara, para alardear intelectualmente. No, un film debe entretener primero, la reflexión luego. Una Vela para el Diablo es una de las películas más recomendables del Fantaterror Español (junto con otra de las mejores de este mismo director, Pánico en el Transiberiano). No escapa al paso del tiempo y algunas de sus escenas, terribles en contenido, pueden resultar, hoy día cómicas, pero no por que sean risibles, ridículas, no. Sino porque están tan llenas de un caracter tan nuestro, y también, tan superado, que resultan graciosas, pero demonios ¡ya quisieran muchas películas esa evolución! de terrible y atemorizante, a llena de reflexiones sobre la época y especie de sátira que funciona vista hoy día. Ya tardáis en verla.