Con motivo de la reciente (tan reciente que fue ayer) muestra Trash-O-Rama que se proyectó en el Artistic Metropol gracias los amijos de Cinecutre.com, hoy os traigo una de las dos delicatessen que pudimos disfrutar en la pequeña sala. Y por disfrutar me refiero a DISFRUTAR porque en ningún momento la sala se calló o hizo el intento de darle razón a las imágenes que veíamos ante la pantalla, si no más bien se dejó llevar ante ese nivel de sobradas que tan buen poso nos dejo esta producción de facturación hongkonesa.
Nada más ni nada menos que la maravillosa "Ebola Syndrome", una absoluta maravilla del cine trash que...bueno...mejor no veáis con la tripa llena.
Miedo y asco en Hong Kong.
Historia catastrofista centrada en la aparición del virus Ébola en la ciudad de Hong Kong. Kai Wong es camarero en un restaurante chino en África, país al que ha tenido que huir tras unos asesinatos. Una relación sexual precipitada con una indígena zulú (a la que se carga piedra en mano), infecta a Wong con el virus Ébola pero lejos de llevarle a la tumba, tan solo se hace portador de tan peligroso mal que arrastrará hasta Hong Kong infectándolo todo a su paso.
Os aviso desde ya que esta no es una película que puedan disfrutar toda clase de público, es más, he visto a muchos aficionados del género dejar de verla por el asco que les daba, ya no solo hacia las acciones tan moralmente ambiguas del protagonista - ese uso de la carne de cerdo haría sonrojar al mismísimo Tyler Durden - si no por la cantidad de escenas truculentas que hacen acto de presencia durante el film, incluida una autopsia con todo lujo de detalles. Todas ellas se suman a las escenas en la que el protagonista se le cruzan los cables, y arrasa literalmente con todo y con todos, destacando la escena del principio, donde Kai se carga una familia entera a base de lo que va encontrando por la habitación. Nunca una mesa plegable dio tanto juego.
En el reparto encontramos a un actor de categoría como es Anthony Wong, el actor fetiche de Yau, como el sucio y sádico protagonista. Su interpretación, a parte de ser una mezcla "made in china" entre Joe Spinell y Torrente, pasa de ser un simple cateto de pueblo a una máquina asesina sin miramientos, aunque sin duda lo mejor es cuando hacia la mitad de la película quiere ir de galán y se deja un bigotito a lo Valentino.
Lo más gracioso de todo es que ayer me enteré que el film está dirigido por Herman Yau, el ahora director de la saga "Ip Man", las archiconocidas cintas sobre la figura del maestro de Bruce Lee que el extinto canal La Sexta 3 programaba semana sí, semana también, y que aquí hace gala de un estilo completamente diferente al que se pudo ver a posteriori. Para que os hagáis una idea, es como si Peter Jackson tras "Brain Dead" hubiera apostado por las tobinas en vez de
Todo este delirio de escasa hora y media de duración (aunque deseas más) es rematado con un final del que no hablaré en detalles, pero es lo visto anteriormente pero multiplicado por un millón. Una delicia en la que no faltarán balas, escupitajos y, por supuesto, sangre.
En resumidas cuentas, asquerosa, delirante, caótica...pero también una gamberrada la mar de divertida que merece ser vista.
Abstenerse gente con el estómago sensible, aprensivos varios y asiduos de Ikea.
Nota: 7