En este segundo
día de maratón continuamos con el tema de la animación. Pero si la película
tratada ayer supuso todo un hito en su momento, lo que os traigo hoy es un film
con una animación desfasada –incluso en el momento de su estreno- y sin ningún
tipo de encanto. Intentando seguir la estela de “El gigante de hierro” les ha salido un engendro de personajes sin
proporciones y fondos sin ningún tipo de florituras.
Esta cinta es
un monumento al ego del cómico Adam Sandler,
no en vano la película en su título original es “Adam Sandler’s Eight Crazy Nights” y aquí el cómico neoyorquino
escribe, canta, produce, pone voz al 80% de los personajes e incluso coloca a
su mujer como la chica de la película.
Si me hubieran dicho que también se encarga de entintar a los personajes me lo
creo, porque visto el resultado final…
Las ocho noches
locas del título hace referencia a las ocho noches de Hanukah, durante las
cuales se enciende cada noche una de las velas de la menora y se dan regalos,
desembocando todo en la noche del 24 de Diciembre –según la película, ya que
esto cambia de fecha como la Semana Santa- donde se celebra el culmen de la fiesta.
Este film
cuenta la historia de un gilipollas integral –como no Sandler en su salsa- que
para no acabar con sus huesos en el talego debe ayudar a un árbitro de
baloncesto que realiza una gran –aunque no recompensada- labor social entre la
chavalada del pueblo. Pero como si de un Scrooge se tratara –o en su caso un douche- el personaje de Sandler no hará
nada por enderezarse, hasta que un deus
ex machina en formato visión reveladora le hará replantearse un cambio en
su estilo de vida.
El guión de la
película –que cabe en un post-it –es
la cosa más desequilibrada que posiblemente veas en este especial navideño.
Durante los primeros 50 minutos –de sus 65 minutos totales- la historia no
avanza. Tan solo tenemos una suerte de sketches en los cuales está el personaje
de Sandler –Davey- haciendo el subnormal, emborrachándose, metiéndose con el
personal… y lo único que deseas es el poder de transformarte en un dibujo
animado cutre –como el resto de la película- y poder cargártelo entre
estertores y gritos de dolor. Llegados
al minuto 50 tendremos un giro de guión sin sentido, en forma de aparición
fantasmal, que hará que Davey se reforme y sea feliz, y al terminar la película
nosotros también. Si, he hecho un spoiler como un piano, pero no os quejéis ya
que os he hecho un favor.
En resumidas
cuentas, estamos ante una película atroz, que no recomiendo verla con niños
–por sus contantes chistes de mal gusto- pero tampoco verla como si fuera una
peli gamberra de Sandler ya que es demasiado blanca y ñoña. Tan solo la
consideraría como curiosidad, por ver una película animada navideña de temática
judía. Como contraoferta, propongo este corto del programa SNL, donde por
cierto Adam Sandler se forjó, llamado “Christmass
for the Jews” https://www.youtube.com/watch?v=BGzO1ghRKp4 con mucha más retranca y mucho mejor
resultado artístico.
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