Tras el
desbarajuste del film de ayer, hoy traigo una que no puede fallar: “Miracle on 34th Street” de George
Seaton, conocida en España como “De
ilusión también se vive”. Una de esas películas que ponen durante Navidad
en cualquier cadena anglosajona que se precie.
El argumento
del film se centra en la figura de Kris Kringle, un señor muy bonico que
aparece durante la cabalgata del Día de Acción de Gracias de Macy´s –el equivalente
neoyorquino a Galerías Preciados- ofreciéndose a sustituir al Santa Claus que habían
contratado para dicha cabalgata, ya que este se ha pillado un pedo de
impresión. Este Kris Kringle
interpretará el papel tan bien, que una ejecutiva de Macy´s –Doris Walker- lo
contratará para hacer de Santa Claus durante las fiestas en el centro
comercial. El señor Kringle se convertirá en una pequeña celebridad que hará
que la afluencia de clientes se dispare. Pero existe un problema, el señor Kringle
parece estar un poco turutti, ya que
se cree Santa Claus. ¿Será verdad o está el pobre Señor Kringle como un saco de
trompetas?
Lo primero que
destacaría de esta película serían sus premiadas interpretaciones. Como Kris
Kringle tenemos al oscarizado Edmund Gwenn, al cual siempre le persiguió este
personaje. Como su jefa, tenemos a una Maureen O´Hara en su mejor momento. Como
su hija, y punto de conflicto ya que está entre el escepticismo navideño de su
madre y las dudas sobre la verdadera identidad de Mr. Kringle, tenemos a Natalie
Wood en uno de sus primeros papeles importantes. Como abogado y apoyo del señor
Kringle tenemos John Payne, un Don Draper wannabe, siempre con un cigarrillo en
sus manos y tratando de pincharse a la señora Walker.
Como director y
guionista tenemos a George Seaton, que aunque realiza un muy buen trabajo tras
la cámara, se nota que donde destaca es con una máquina de escribir. No en
vano, suyos son guiones premiados como “La
canción de Bernadette”, “Aeropuerto”, “La angustia de vivir” o este que nos
ocupa hoy. Destacaría en su estilo, su capacidad de pasar de una comedia amable
a un drama médico, de una película sobre la familia a una película sobre
problemas mentales; y todo esto sin que el film pierda un ápice de su
buenrollismo y espíritu navideño.
En definitva,
una película perfecta para una mañana navideña, que gustará del más pequeñajo a
la abuela más quejicosa. Cierto es que existe una versión más moderna de 1994
con Richard Attenborough comiéndose la pantalla como Kris Kringle. Pero nadie
durará que la versión original tiene un encanto que ninguno de sus múltiples
remakes consiguió.
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