DIA 16: Bombón extremadamente azucarado.
Se acabaron los
dibujos animados, volvamos a la acción real. Y dejemos un poco de lado a los
norteamericanos para volver a Europa, a Inglaterra para ser más precisos, y
abordemos una de las comedias más importantes de principio de siglo: “Love actually” de Richard Curtis.
La película narra
el mes de Diciembre de una serie de personajes que tienen tres cosas en común:
La primera es que o son británicos o tienen mucho arraigo con la pérfida Albión.
El segundo punto sería que están en medio de una historia de amor durante la
Navidad. Y el tercero es que de una forma u otra todos tienen relación de no
más de dos grados de separación entre ellos.
Entre estas
historias podemos encontrar un viudo con un hijo con problemas, un matrimonio
consolidado que se desmorona, al Primer Ministro tratando de ligarse a una de
sus secretarias o una estrella del rock que busca su último éxito. El verdadero
origen de esta ensalada de personajes viene de la caja de zapatos donde Richard
Curtis –guionista antes que director- tenía diferentes borradores para varias
futuras películas. Y un día harto de no poder darles las 120 páginas de rigor
pensó: ¿Por qué no poner a todas estas personas en Navidad en la misma ciudad?
Y en mi opinión la cosa ganó mucho, ya que aunque algunas historias darían para película hay otras que
quedan mejor como comparsa.
Como podéis
sacar del párrafo anterior, uno de los puntos álgidos de la cinta es su guión.
Richard Curtis sabe cuándo es el momento de cambiar de una historia a otra,
tiene el don de dejar una historia en su punto álgido y luego volver a
retomarla sin que el interés por parte del espectador decaiga. El británico
conoce los mecanismos para que la trama vaya creciendo poco a poco, enredándose
unas con otras sin desentonar, y terminando en un final casi perfecto que te
hará soltar una lagrimita de felicidad.
Otro punto
importante son sus actuaciones. Es simpático ver esta película once años después
y seguro que no pararás de decir: ¡Si ese es el poli de “The Walking Dead”! ¡Mira, el de “12 años de esclavitud”! ¡No me acordaba que salía el malo de “300”!. Y así sin parar, porque el
casting por un lado se aprovecha de poner caras conocidas –al menos en ese
momento en U.K.- como Liam Neeson, Bill Nighy, Hugh Grant o Colin Firth; junto
a caras nuevas –en 2003- que ahora copan premios y papeles principales en pelis
o series - Martin Freeman, Keira Knightley o Thomas Brodie- Sangster- que
aportan desparpajo a sus personajes.
En definitiva,
una clásico navideño moderno. Una película que tiene todos los tópicos posibles
sobre las fiestas y los sentimientos que estas desprenden, pero que sin duda
gustará a todo tipo de público, ya que si no te toca aunque sea una de las
historias: mejor ve al médico ya que tendrás un corazón más pequeño que el del
Grinch.
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