DIA 25: Turrón bien cortadito.
Nos acercamos
ya al final de este especial, siendo esta la última película de nuestro
calendario –aunque mañana tendremos traca final-. Y en mi opinión, esta es otra
de esas películas navideñas que tienen de todo para poner de acuerdo a todos
los miembros de la familia a la hora de elegir película post comilona: “Eduardo Manostijeras” de Tim Burton.
Esta película nos
sitúa en un indeterminado pueblo californiano –similar al cual se crió el
director- unas semanas antes de Navidad, aunque haga un tiempo envidiable. En
este pueblo vive Peg, con su familia. Ella es una vendedora de Avon que un día,
harta de no realizar una venta decide ir a la mansión que preside la colina y
que según los vecinos está embrujada. Allí encontrará un joven llamado Edward
que tiene tijeras en lugar de manos. Ella decidirá llevárselo a su casa,
trastocando las vidas de la familia y del resto del pueblo.
Lo primero que
llama la atención de esta película eminentemente navideña es su estilo; ya que
este film aúna lo mejor y lo peor de Tim Burton. Desde los mismísimos títulos
de créditos vemos los pilares fílmicos del director californiano: Un estilo
barroco sobrecargado, un contraste entre luces y sombras cercano al cartoon de Tex Avery, una revisión del american way of life y personajes protoemos que en algún momento
que otro pondrán nuestros nervios a prueba.
La historia
está contada como un cuento de hadas en el cual la maravillosa música de Danny
Elfman –un clásico moderno- casa de manera perfecta con paisajes y situaciones.
Una partitura genial que aún sigue sentando cátedra a la hora de crear
situaciones oníricas y románticas.
Tras el éxito
brutal que supuso su adaptación de Batman, Tim Burton tuvo carta blanca para
hacer lo que quisiera. Y es en estas situaciones cuando Burton se luce. Juntando
esfuerzos con Caroline Thompson, creó una historia que supuso un salto de
gigante para su carrera –que coronaría con “Ed
Wood”, su mejor película- y para la de los actores protagonistas.
¿Cómo hablar de
“Eduardo Manostijeras” sin nombrar a Johnny
Depp? Si en el artículo sobre “La jungla
de cristal” decía que Bruce Willis y John McClean eran la misma persona, lo
mismo se puede decir de este Eduardo Manostijeras y Johnny Depp…Bueno, hasta la
irrupción de Jack Sparrow, pero eso es otra historia. En la cinta que hoy nos
ocupa, Depp realiza una muy buena interpretación de una persona -¿artificial?-
que no se ha relacionado más allá de la mansión donde nació. Una especie de
Kaspar Hauser lleno de inocencia. Acercándose a los actores del expresionismo
alemán –las semejanzas de su Edward con el Cesare de Conrad Veidt en “El gabinete del Doctor Caligari” son
más que evidentes-, nos regala un personaje central grandioso, mostrándonos
como la bondad y la inocencia no tienen cabida en una sociedad corrompida,
aunque por fuera parezca impoluta y sin mácula con sus cielos siempre azules y
sus perfectos bungalows coloridos.
Y junto a Depp,
tenemos a Winona Ryder como Kim, la hija de Peg y amor de Edward. Esta película
supuso la entrada en la madurez interpretativa para la actriz de Minnesota y el
trampolín para proyectos que le granjearían sendas nominaciones a los Oscar,
como sus trabajos en “La edad de la
inocencia” y “Mujercitas”. En “Eduardo Manostijeras” nos muestra el
talento que tiene para destacar aunque no tenga muchos minutos en pantalla. Un
doble papel que sin duda era un caramelito para cualquier actriz de la época.
En definitiva,
una de las películas que ayudan a construir el apelativo película bonita con su
historia de amor, su música conmovedora, su ritmo in crescendo y su mensaje. En
definitiva, la película perfecta para ver junto a un vaso con sal de frutas el
día 25.
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