Primero el caos, luego la Anarquía.




Segunda parte de la película "La Purga: La noche de las bestias" (joder con el subtitulo), dirigida nuevamente por James DeMonaco, un tipo al que se le puede acusar de haberla cagado durante el segundo tercio de la primera parte - si la idea no da para más, pues no da para más, así que no estires el chicle -, pero también hay que reconocerle el logro de, pese a contar con un presupuesto pauperrimo para una producción AA, sacar petróleo con tan poco. "La Purga" costó cerca de tres millones de dólares (sin contar publicidad), y amasó por todo el globo la increíble suma de noventa millones, cosa que hizo aparecer el símbolo del dolar en los ojos de los productores de la Universal, deseosos de tener una franquicia similar a la que tiene montada Paramount con la saga "Paranormal Activity" (el esquema poco dinero y mucho rendimiento en taquilla), y encargaron al bueno de DeMonaco una nueva entrega para poderla estrenar al año siguiente.
El resultado es el que podéis ver en el trailer:
Un mundo abierto, bandas de extrarradio en contraposición a los pijos de barrio residencial que aparecían en la primera parte, protagonista gris, batallas campales...es decir, todo lo visto en la primera parte, sólo que con más medios.
En el reparto encontramos caras conocidas, como Frank Grillo ("Infierno Blanco"), Kiele Sanchez ("Perdidos") y Michael K. Williams ( "The Wier"), actores de demostrada solvencia y que ahora les tocará pasarlas putas escapando de maníacos enmascarados.
Lo que es la vida.
Lo cierto es que, pese a no gustarme la primera entrega, a la que considero una tomadura de pelo, a esta le daré una oportunidad. Por lo que se puede apreciar, De Monaco ya no tiene unos límites impuestos al contar con un presupuesto más holgado, haciendo esta vez lo que le sale del nabo (toma pareado) al alejar este film del cine de acoso hogareño, de corte similar a "Perros de Paja" (Sam Peckinpah, 1971), haciendo esta vez uno más parecido a "The Warriors" (Walter Hill, 1979) y eso es de agradecer.

Mantengámonos a la escucha.


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