El Hobbit: La desolación de Smaug (2013)





A falta de Gollum, bueno es el Smaug.

El peregrinaje de la compañía enana para librar La Montaña Solitaria de Smaug continúa. A través de los parajes más sombríos de la Tierra Media, en la que un poder antiguo y malvado empieza a resurgir en el oeste, la compañía liderada por el valeroso Thorin Escudo de Roble empieza a encontrarse con los primeros contratiempos por llevar tal arriesgada empresa, y es que muchos ansían los tesoros que guardan las puertas del reino de Erebor.
¿Por qué?
¿Por qué Peter Jackson?
¿Por qué dividiste "El Hobbit", un libro el cual apenas llega a las doscientas cincuenta páginas, en tres películas de tres horas cada una?
Vale, quisiste añadir tramas secundarias para dar un mayor empaque y a la vez darle una continuidad al film, cosa que el libro original carecía. Hasta ahí de acuerdo, incluso tienes crédito porque a mí su predecesora me pareció que era un film bastante apañado, incluso con sus escenas de relleno y licencias varias (esos orcos vengadores) resultaba un espectáculo muy digno.
Ahora bien...¿¡En qué coño pensabas cuando estabas haciendo este film!?
Algo a priori tan rutinario como continuar por el camino marcado por un, repito, no excelente pero sí buen film de aventuras, y que finalmente el producto resultante sea algo tan sumamente alargado,  llegando a las cotas de aburrir al personal cuando en la pantalla se está viendo a unos enanos pelearse, sí, PELEARSE, contra un puto dragón escupefuego del tamaño de un rascacielos, pues ahí hay algo que falla...
Ya no sólo que los efectos especiales no acompañen, puesto que los WETA estaban de vacaciones esos días y le encargaron a su primo mental el hacer un CGI digno de Asylum, o que el prólogo y el épilogo sean directamente para subnormales, y ya tampoco que la trama anarco-oncemeítica de Bardo sea tonta a más no poder, si no que todo lo que hacía bueno a Jackson, el efectismo compensado con por un alma de friki, se ha perdido prácticamente en este film dando paso a un efectismo por efectismo que nunca termina de funcionar.

No una desolación, pero sí una decepción. 

Pese a todo el film resulta muy efectivo cuando Jackson cesa en su empeño de ser el Jackson Bay, al que le gustan cuantos mas efectos en pantalla mejor, y vuelve el Jackson Director que finalmente centra su atención en los actores, dejando que sean ellos los auténticos ejes de la narración, con auténticos momentazos en los que de verdad vemos un rastro de brillantez. Partiendo de un Martin Freeman expendido en su composición de Bilbo más agerrido y al que el anillo empieza a ejercer su influjo (la escena de las arañas), un no menos genial Richard Armitage con un Thorin orgulloso y a la par frágil (la reunión con Thranduil), pero los que acaban por llevarse los mejores momentos del film son Ian McKellen y Benedict Cumberbatch, con Gandalf y Smaug respectivamente. Del primero sabíamos desde su primera aparición en "La comunidad del anillo" que sólo él era el indicado para interpretar al Mago Gris, y aquí lo vuelve a lograr pese a contar en esta ocasión con un papel más reducido (la batalla contra El Nigromante), mientras que el segundo se reserva un caramelo de personaje, sólo comparable con el de, salvando las distancias porque ni en broma lo supera, Gollum. La batalla dialéctica contra Bilbo resulta uno de los momentos cumbre de la cinta, en la que Cumberbatch utiliza esas cuerdas bocales que Diox le ha dado para hacernos creer que en verdad es un auténtico monstruo...¿y no lo es?. Lástima que finalmente resulte el personaje un poco gilipollesco, pero no es culpa del intérprete de "Sherlock" si no de Jackson...aunque no adelantemos acontecimientos. El resto del reparto, aún con menos momentos para lucirse, también sacan una buena interpretación, como Luke Evans, Stephen Fry e incluso la tan denostada por los fans, Evangeline Lily, compone un personaje interesante al que seguramente se le reserva un papel más importante en la siguiente película, y ojo, ya digo que la trama amorosa no me parece tan mala como he oído de tanta gente, diría incluso que le da variedad a un conjunto demasiado soso. En el apartado negativo pondría los papeles de Lee Pace y de Legolas, curiosamente padre e hijo en la ficción, y los cuales no  terminan de parecerme útiles para el desarrollo de la historia, haciendo que la aparición de Legolas en el film sea  poco mas que un guiño al fan, además por resultar forzadísimos cada vez que salen en pantalla.
Los momentos en los que hace acto de presencia la acción son, en principio, trepidantes y totalmente disfrutables tanto en su concepción como su realización, pero por culpa de un exagerado empleo de los efectos especiales, al que se le suma lo pesadas que acaban por resultar al ser alargadas por Jackson hasta el absurdo, hacen que estas nunca nos satisfagan. Un buen ejemplo de esto es la escena de los barriles, que no deja de ser una salvajada a lo que planificación se refiere, además se hace un empleo muy aceptable de los CGI, acabando por lucir mejor que el visto en el resto del metraje (aquí de verdad se lucieron los de WETA), pero por culpa de su duración de casi quince minutos acaba por echar por tierra todo esto, siendo culmen el momento en el que observamos atónitos como un CGLegolas baila con el arco sobre las cabezas de los enanos. 
Pero sin duda, el Momento que acaba por hundir totalmente el film, y que refuta lo dicho en el párrafo anterior, es la mentada "batalla final" que enfrenta a la compañía de los enanos, envalentonados tras tanto hidromiel, contra un tontaco Smaug. A ver, partiendo de la base que a esta escena la considero uno de los peores ejemplos de escena de pelea en el cine reciente, acabando por dejar en mi una sensación de vergüenza ajena llegando a darme el impulso de tirar el DVD por la ventana, considero que desde su principio hasta su ¿desenlace? es una concatenación de sinsentidos a la cual más absurdo e innecesario. Una licencia crecida de un no menos crecido director, al que se la pone rucha cuando al final de todo este sin sentido los enanos elaboran un plan para crear a un horrendo enano gigante de oro macizo (nunca pensé que diría esas palabras juntas) el cual usan a modo de la Estatua de la Libertad en "Los cazafantasmas II", sólo que peor hecha y con un cero en factor nostalgia, para acabar derretiéndose encima de un Smaug furioso...cosa que lógicamente no funciona, porque no deja de ser un puto DRAGÓN al que no le afecta el fuego ni derivados, dejándonos la caída de la lagartija para la siguiente película.

En resumidas cuentas
, un producto fallido al que sólo salva de la quema algunas escenas de acción sueltas y las interpretaciones de casi todo el reparto que hace esfuerzos para no irse a la mierda con el resto. Ni su ritmo, ni los añadidos y ni los efectos especiales, salvo Smaug, están a la altura de sus predecesoras, cosa que cuesta creer pero es así. Jackson necesita dejar de lado esa vena tan cansina de intentar dejar todo atado y bien atado a base de meter tramas de otros libros o de su propia cosecha, dado que no funciona por mucho que lo intente.
No es la película más mala de la historia reciente, pero sí una de las decepcionantes más grandes que recuerdo ver, casi alcanzando a...grrr..."Lobezno: Orígenes".
Tocará esperar a la tercera, a ver lo que pasa.

NOTA: 5