Hace unos días tuve la oportunidad de ver nuevamente el remake de Maniac en pantalla grande, gracias a los amigos de Artistic Metropol (¡id!) que tuvieron a bien programarla en un pase conjunto con la original. Desgraciadamente no llegué a tiempo de ver el gran film de William Lustig, aunque tampoco es que me molestase mucho ya que la tengo en DVD, aunque sí podría decirse que me quedé con la espinita de poder ver a las dos en conjunto y decidirme de una santa vez por cuál es mejor. Así que, ni corto ni perezoso nada más llegar a casa, saqué de su carátula la original, abrí el reproductor, presioné la tecla del Play y me dispuse a ver las correrías del Frank Zitto de Joe Spinell.
¿El resultado? Pues sí, la original gana si tenemos en cuenta que el remake no deja de ser un remake e innova más bien poco (pero lo que se inventa está integrado perfectamente), pero ya siendo más reflexivos, es de aplaudir que Franck Khalfoun (director) y Alexandre Aja (productor y guionista) hayan tenido los santos cojones de adaptarla y poder hacer algo fresco al reinventar el material dado, cosa de la que Aja es maestro vistas sus anteriores películas.
Entonces, dicho esto, ¿por qué razón el remake de Maniac puede mirar de cara al original sin inmutarse? Bueno, como esta sección se llama tres razones no os voy a timar y solo dar una, así que comencemos pues.
3- Cámara, bendita cámara.
Uno de los aspectos más comentados de esta nueva versión, ha sido el empleo de la cámara subjetiva como principal recurso narrativo. Aunque en contadas ocasiones vemos una narración más tradicional cuando la cámara se aparta y pasa a la tercera persona, la mayoría del tiempo estamos viendo lo que ve Frank, es decir, se nos hace partícipes de las vivencias del protagonista, lo que implica que se nos haga cómplices de sus crímenes. Este recurso no deja de ser un arma de doble filo, ya que si no se maneja bien podría costarnos el empatizar con un personaje que ya de por sí cuesta, por suerte Khalfoun lo dosifica de tal manera que incluso no nos demos cuenta que nunca vemos al actor. Para el recuerdo nos quedan planos tan brillantes como la primera "cacería", el momento en que Frank se encuentra cara a cara con su reflejo o el final, tanto o más enfermo que el original.
2- Wood vs Spinell.
Hablar de Maniac es hablar de su protagonista, Frank Zitto, interpretado en las dos versiones por Joe Spinell y Elijah Wood. Si bien en un principio nadie daba un duro por Frodito, tras ver el remake muchos se deshicieron en halagos por este cambio de registro radical en su carrera. Es cierto que la mala bestia sedienta de sangre que compuso Spinell sigue ahí; sus jadeos, su timbre de voz y su pelo con más grasa que una patata del Burger, son detalles que siguen produciendo a día de hoy una mezcla de terror y asco, pero la versión ofrecida por Wood, pese a ser un poco más pulcra y estilizada (ya se sabe, otros tiempos) nos ofrece una variante igual de bestial y a veces con una interpretación más patética que la vista en con Spinell.
Sin duda dos grandes actores encarnado un personaje icónico del género, con un resultado inmejorable.
1- Respeto por la original.
Lo primero que alcanzas a entender según ves las dos películas es que nunca deber de ir a los EE.UU. No eres bienvenido. Es un sitio hostil, sucio, lleno de alcantarillas que lanzan humo y andar por sus calles implica que en cada esquina encuentres una amenaza. ¿Esto era el sueño americano? Hombre...si eres Frank Zitto, seguramente lo sea.
El guión de Alexandre Aja, a parte de añadir pequeñas licencias y nuevas lecturas, respeta el aire marcadamente desaosegante del original, pero además logra expandirlo al llevarlo más allá de la simple fotocopia, ofreciendo una imagen de Los Ángeles tanto o más salvaje e inhóspita que la Nueva York que pudimos ver en los ochenta.
Para finalizar, decir que el film es una grandísima película. No la disfrutarán las personas desencantadas por los recientes remakes y los más puristas, que la atacan sin piedad, eso tenerlo por seguro. La película no deja de ser una actualización de la original, sólo que su temática es aplicada a esta nueva época, donde las redes sociales es un medio (arma) para conocer gente (víctimas), y en donde los lobos con piel de cordero campan con total libertad.