Recados para el demonio.
Ya tardaba en llegar a Sataembre la caja boba. El invento del demonio por antonomasia, tras el porno y los tebeos de Mortadelo, la televisión a conseguido captar una gran cantidad de almas humanas ancladas a una existencia de dependencia casi eterna en la que vivirán entre capítulos de los Simpsons y los anuncios de Antena 3.
¿Un infierno? Pues espera a lo que ponen en Telecinco.
Como podéis ver, la televisión y el infierno no distan demasiado, por eso en este Sataembre hemos decidido hablar de la que es el mejor acercamiento que se nos ha dado acerca de la vida infernal:
Reaper.
Reaper.
Un chaval cualquiera de un pueblo cualquiera de los EEUU, se entera el día de su veintiún cumpleaños (la edad de madurez del estadounidense medio) que su alma pertenece al demonio por culpa de un pacto realizado por sus padres antes de nacer. El diablo le propone un trato para cumplir la deuda de sus padres: cazar a los diablos errantes que se encuentran vagando por la tierra tras escaparse del infierno. El chaval pronto descubrirá a las malas que con el diablo no se juega.
En su momento muchos "críticos", si bien admitían que era una serie divertida, calificaban la serie como una historia insustancial apenas sujeta un hilo narrativo, es decir, que la historia era un mero pretexto para ir metiendo coñas, además, la dirección de Kevin Smith en el piloto no gustó demasiado, dejando sobre la serie un mal recuerdo.
Ahora, vista con tiempo, pues digo que durante los primeros capítulos, la historia no es una maravilla - tiene bastantes agujeros argumentales, algún personaje ahorrable (ya sabéis cuál) y no deja de conformarse como serie ligera -, pero ya pasada la presentación de personajes y la exposición de la trama central, pasamos a una mitad de temporada donde los guiones se convirtieron en mucho más maduros, aunque sin olvidarse de la comedia gracias a unos gags aún más trabajados si caben, desembocando todo en una segunda temporada digna de enmarcar.
Tramas como el golpe de estado infernal, la verdadera identidad del protagonista, la "rivalidad" con Morgan o simplemente el papel que juega el Diablo dentro de las tramas, convirtieron a esta serie en un "algo más", un valor añadido que dio al espectador fiel una historia trabajada y llena de giros, y que el espectador casual que tanto criticaba se perdió por no saber esperar.
Desgraciadamente esa subida de calidad llegó tarde y las audiencias seguían siendo bajas, haciendo finalmente que se diese la puntilla a la serie. En 2009 finaliza la serie tras su segunda temporada, con un final más o menos cerrado, pero con el que los guionistas tenían esperanzas de enganchar a mucho más público y poder así hacer una tercera temporada más.
Entre los actores reconocemos ciertos rostros habituales en las series estadounidenses, como son el protagonista Bret Harrison, conocido por entonces por su papel en Aquellos maravillosos 70, la guapa (pero sosa cosa mala) Missy Peregrym (Héroes) y los geniales Tyler Labine (Tuker & Dale vs The Evil), Rick González (Emergo) y Ray Wise (Robocop) como los verdaderos protagonistas involuntarios de la serie. Estos tres últimos en pantalla consiguen que las cotas de diversión toquen el techo, y cuando sale Ray Wise aleccionando sobre el "trabajo" al protagonista, el tío lo eleva al infinito. Los secundarios destacan Ken Marino como el primer demonio homosexual, Lupe Ontiveros como la abuela de Ben, Lucy Davis como Sara y un joven y semidesconocido Armie Hammer como Morgan.
En resumidas cuentas, da rabia que una serie de calidad como Reaper fuera castigada de esta manera tan injusta. Unos guiones imaginativos, unos actores en estado de gracia interpretando a unos personajes carismáticos, un diseño de producción muy trabajado y, ante todo, una serie que es divertida a más no poder, son factores para que la serie hubiera dado algo más que para doss temporadas.
Una lástima, pero que vamos, gozaréis con cada capítulo.
En resumidas cuentas, da rabia que una serie de calidad como Reaper fuera castigada de esta manera tan injusta. Unos guiones imaginativos, unos actores en estado de gracia interpretando a unos personajes carismáticos, un diseño de producción muy trabajado y, ante todo, una serie que es divertida a más no poder, son factores para que la serie hubiera dado algo más que para doss temporadas.
Una lástima, pero que vamos, gozaréis con cada capítulo.
Nota: 666
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