Y... ¿Dónde coño está Dios cuándo se le necesita?
Scott Derrickson lo ha vuelto a hacer... Como ya hizo en su día con "Sinister" (2012) ha trincado una premisa de esas que los críticos más "afamados" repudian, de las que solo atraen a adolescentes a las salas, de esas que arrancan frases de la talla de "eso a mí no me da miedo" o la brutal "esto ya lo había visto yo" y le ha sacado suficiente partido para que le quede un producto brillante.
Bueno esta vez incluso ha echado mano de más de una premisa que él mismo incluso se ha dignado a repetir. Y es que parece que el realizador disfruta adaptando historias supuestamente reales sobre posesos como ya hiciera hace una década con la genial "El Exorcismo de Emily Rose".
El tirano y jefazo de esta web, ese que me da latigazos mientras escribo, Misingno, tuvo la iniciativa de reseñar, durante este mes de septiembre, films de temática demonóloga o satánica con el ocurrente nombre de "Sataembre". Pues bien, el estreno del nuevo film del señor Derrickson le viene al pelo a la sección para que yo me estrene en ella, ¡gracias Scott, a muerte con los Yankees!
Varios años llevábamos recibiendo en las carteleras películas sobre exorcismos que, aunque alguna era bastante superior a la media, véase "El Último Exorcismo" (2010) de Daniel Stamm o "Exorcismo en Connecticut" (2009) de Peter Cornwell, todas partían de parecido hilo argumental, lo cual es un pecado para muchos espectadores. Pues bien, para todos aquellos que querían un film de exorcismos diferente, aquí lo tienen. "Líbranos del mal" es un híbrido de dos de mis géneros favoritos; el terror y la acción, todo ello salpicado con toques de thriller policíaco y relato negro en lo profundo del Bronx de Nueva York.
Resulta efectivo e innovador el exorcismo que contiene la cinta y como entre una investigación policial y las indagaciones de un párroco (de pasado inconfesable) se da con el origen del mal. Es sin duda la vuelta de Derrickson a sus inicios, ya que la película que nos ocupa y la segunda del director (no se olviden de la loquísima "Hellraiser: Inferno" - 2000) podrían formar parte de un exquisito programa doble con bastantes aspectos en común.
Parte de la culpa del buen hacer del film la tiene Eric Bana, actor de carrera camaleónica que aquí se luce como atormentado policía que se ve inmerso en un caso que parece no tener una explicación lógica, lo cual choca de frente con su escepticismo. He aquí una de las batallas más significativas del film. Parte de ello, por cierto, en una comisaría en la que parece que los trajes oficiales son indumentarias de equipos de baseball y en especial de los Yankees.
El guión, y hablo sin haber leído la novela en el que se basa, es redondo en cuanto a su estructura y está perfectamente cerrado. Cosa que no impide que el drama familiar en el que se ve inmerso el protagonista resulte demasiado manido, uno de los puntos débiles de la película.
Uno de los asuntos más interesantes que podemos encontrar en "Líbranos el Mal" es su misteriosa conexión con The Doors, el psicodélico grupo que capitaneó Jim Morrison y que presta parte de su discografía para la película. El enlace entre la banda musical y el film, se justifica con varias incursiones de las letras de algunas de sus canciones entre simbología demoníaca que se manifiesta durante alguna secuencia. Siendo incluso una de ellas magistral, en concreto en la que podemos escuchar "People are Strange" (uno de los mejores temas del grupo) en mitad de una secuencia con clímax terrorífico, bendita antítesis.
El resto de los aspectos cumple con creces, con unos FX conseguidísimos, que exponen una cantidad generosa de casquería para un producto mainstream, aunque esto no es de extrañar estando detrás el todopoderoso Jerry Bruckheimer en la producción.
O la fotografía; macabra, siniestra y oscura, muy oscura, sobre todo oscura, tal vez incluso excesivamente durante el primer tercio del metraje.
En resumidas cuentas, en un año semi-huérfano en cuanto a cine de terror se refiere, "Líbranos del Mal" es un golpe duro y fuerte encima de la mesa que satisfará a los fans del género de horror (tanto exigentes como no). Mientras que el resto del público encontrará una propuesta interesante y oscura, que servirá como menos para que muchos se planteen si realmente hay o no algo más allá que tenga que librarnos o no del mal.
Amén.
NOTA: 8 / 10
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