En Serie: Calentando motores.

Mi historia con las series es de las buenas es decir, de amor-odio. Como cualquier hijo de vecino entré de lleno en el huracán seriéfilo de principios de siglo. Hasta ese momento, las únicas series que había seguido con orden sin pasar por caja –gracias a que estaban bien programadas por Canal Plus- eran comedias como “Friends”, “Frasier” o “Seinfeld”. Pero vino la revolución: la banda ancha. Antes para bajarte una película tardabas días como mínimo, aún recuerdo la primera película que conseguí por estos medios –“Bad Taste”- que tardó una semana en bajarse.  A partir de ese momento tenías una inmensa videoteca al alcance de tu mano. Y por primera vez, muchos pudimos ver series clásicas cuya continuidad había sido vapuleada por programadores sin corazón, flagrante es el caso de “Expediente X” en Telecinco.  
Y no solo era que podías ver series antiguas, si no que habían almas caritativas que subían capítulos de series nuevas unas horas después de haber sido emitidos en su país de origen. Esto era ya la leche. Y la gente comenzó a ver que las series no tenían que ser auto-conclusivas, si no que podían tener tramas que te enganchasen durante una temporada completa. Es de recibo decir que en los centros comerciales comenzaban a vender packs de temporadas de serie, pero los precios prohibitivos – aún recuerdo los 50 pavos por la primera temporada de “Alias”-, hacían que el espectador medio-estudiantil se lanzara a la mula en esos momentos para conseguir hacernos con estas series.
La primera de estas series que comenzó a enganchar al público fuera de la tele, y que nos hacía preguntar a la gente con extrañeza “¿Pero, ves series? ¿Ves capítulos seguidos? ¿Y no te aburre?” podría ser “The Sopranos”.  Yo no entendía que alguien pudiera sentarse a ver cuatro capítulos seguidos de una serie. Yo veía una capítulo de “Buffy cazavámpiros” –por ejemplo- con su monstruo de la semana, y luego no me apetecía ver otro hasta varios días después.
Pero entonces llegó 2005, año en el cual aparecieron Michael Scofield Y Lincoln Burrows con “Prison Break”… y la seriefilia se apoderó de mí. Sé que esta serie tendrá detractores a montones –yo mismo la dejé tras la tomadura de pelo que me pareció la tercera temporada-, pero esas dos primeras temporadas me parecían lo más grande que había visto nunca desde una pantalla de ordenador. Esos cliffhangers que te dejaban con ganas de más, intentando buscar por Internet pistas y entrevistas por si a los actores se les escapaba algún misterio de la trama.
El problema es que esto era como una droga, necesitaba más momentos que te dejaran con suspense al final del capítulo. Y entonces le eché mano a “Lost”, “Carnivale”,”The Wire”, “Alias”, “West Wing”… ¿Y qué pasaba cuando el empacho de acción y suspense era más que suficiente? Pues se cambiaba de registro y pasaba a las comedias: “Scrubs”, “30th Rock”, “How I met your mother”, “The big bang Theory”, “Curb your enthusiasm”…
Y lo mejor era que en esta afición con las series no estaba solo. Todo el mundo la compartía. Entre unos y otros nos hacíamos recomendaciones o advertencias sobre series malas. Y llegados a un momento a finales de 2010´s era normal seguir unas 20 series semanales, era lo bueno de ser universitario en esos momentos. 



Aún y todo había una diferencia, si a principio de siglo las majors televisivas trataban de venderte 1 o 2 series grandes por temporada -con unas cuantas series de relleno-, ahora la cosa cambiaba y te querían meter una media de 10 grandes series de 24 capitulazos y 40 minutos de duración. Ya no se podían seguir todas… y había que hacer la criba. Fue en este momento, finales de Verano, donde hacías recuento de las series que seguías y las que venían y había que decidir las que humanamente podías ver compaginando vida social y trabajo.  Durante esta criba me di cuenta que muchas de las series que seguía lo hacía por puro completismo, por un a ver como acaba. Y la sombra de la decepción del final de “Lost” estaba muy cerca, así que cogí el hacha y dejé de seguir ese tipo de series “Dexter”, “True Blood”, “The shield”…. Ya había perdido el interés por ellas, salvo saber cómo acaba, y las tiré a la Papelera de Reciclaje. Al siguiente año hice lo mismo con las comedias “The big bang theory”, “Glee”, “My name is Earl”… tan solo me quedé dentro de este grupo con “How I met your mother”. La odié durante sus últimas tres temporadas, pero ya la veía por orgullo: Me robaron 6 temporadas, así que por narices iba a terminar de verla.

A día de hoy me he vuelto más selectivo. Seguir al día, salvo algunas serie de comedia –“Modern Family” y “Parks and Recreations”- no sigo ninguna. Las series que veo están o con ciclo cerrado –como la primera temporada de “American Horror Story”- o ya acabadas – “E.R.”-. Y este hecho de no estar hasta arriba de serie me ha hecho apreciarlas más y ser más selectivo –si tras el tercer capítulo no me gusta, a la Papelera de Reciclaje va-. Y este visionado pausado me ha hecho animarme a empezar un nuevo ciclo de artículos donde diseccionaré alguna serie que me haya gustado. Vamos, lo mismo que con las pelis pero en formato serie.

Siento haberos aburrido –sobretodo en lo últimos párrafos- pero me parecía que antes de comenzar esta sección debía de crear una especie de introducción y no empezar saltando al vacío. Un poco de background para que supierais mi relación con las series. Y si has llegado hasta el final y no has enviado este artículo a cagar, intentaré crear en ti un poco de hype, ya que la primera serie que trataré es “True Detective”

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