Hace diez años comenzó la serie que fue insignia de una generación, como en su día fueron (o son) Twin Peaks, Friends o Los Soprano, series aún vigentes pero con la que me quedaría sin dudar serían con las desventuras de una serie de modernos "Robinsones" atrapados en una isla misteriosa.
Lo cierto es que no podría quedarme con un capítulo de sus seis temporadas, quizás estaría repartido con La Constante, el piloto y el final de la tercera temporada (en ese orden), pero todos ellos, incluso los capítulos donde se veían más perdidos a los guionistas - esa última temporada... - son una parte importante de la historia de la televisión. Y es que más que una serie, muchos podemos decir que Perdidos supuso un cambio en nosotros, en nuestra forma de ver la denominada caja boba y que nos hizo exigirla mucho más que a otra serie anterior. Cierto que algunas veces sus tramas secundarias, que de complejas o poco explicadas eran un constante desafío a nuestra paciencia, algunos personajes no llegaron a calar tanto en nosotros o ese final tan denostado que contrasta con su trama principal (la Isla) o sus personajes icónicos, los verdaderos ejes de la narración como eran Locke o Ben, pero pensad que si de vez en cuando os encontráis repasando lo números, recordando osos polares o cuando viajáis esperáis no ver a un calvo en silla de ruedas, pues a lo mejor sus creadores tan mal no lo hicieron, ¿no?
Algún día de estos me dedicaré a desglosar la serie, pero con tiempo y muchos, muchísimos párrafos. No en vano es la serie que más he respetado, odiado y amado (todo a la vez).
Hasta que llegue ese momento, solamente me queda añadir...
¡Felicidades! |
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