Ya nos faltaba por estas fechas del Sataembre una de las películas favoritas de servidor de ustedes: El diablo metió la mano.
Este título que durante principios de los dos miles ocupó un lugar de prestigio entre la muchachada de la época (junto a Little Nicky, de la que habláremos pronto), llegó a convertirse en esa clase de películas referenciales, de las cuales hablabas largo y tendido en el recreo; sobre cuál es la escena que más molaba, qué muerte era la más sangrienta o que buena que estaba la Jessica Alba con su traje de ángel, y sobretodo del mítico momento en el que la mano se carga a una tetona. ¡Sacrilegio!
El diablo ¿dónde metió la mano?
Anton es un joven que la mañana siguiente a Halloween descubre los cadáveres decapitados de sus padres. Los crímenes se suman a una serie de muertes violentas que han ocurrido en el vecindario y de las que el muchacho no se había enterado. Ahora, atando cabos, empieza a ser consciente de que en realidad tiene mucho que ver con dichas muertes, y es que su mano derecha parece ser que actúa por su propia cuenta.
Así de claro: esta película es una macarrada cutronga. Sí, y lo admito con una sonrisa en mis labios. Un guión escrito por unos monos a los que les han dado anfetas, una puesta en escena digna de un videoclip de los noventa (con lo que conlleva) y una dirección que pese a ser correcta, se le notan las carencias por todos los lados...y aún así es flipante como esta macarrada cutronga me sigue enganchando aún, haciendo que incluso la podría ver una y otra y otra vez sin despeinarme y, qué coño, disfrutarlas todas.
Entre sus actores, tenemos como protagonista al otrora teen idol Devon Sawa, actor que parecía que lo iba a petar cosa mala a principios de los dos miles y que con el paso de los años acabó compuesto y sin apenas curro...y una película con Bill Pulman. También, como interés romántico de nuestro héroe, encontramos a una jovencísima Jessica Alba al comienzo de su carrera, unos secundariosporretas zombificados de lujo interpretados por Seth Green y Elden Henson, que se acaban convirtiendo en lo mejor de la función junto a la Mano, y una Vivica A. Fox como una druida folladora. Ahí es nah.
El director Rodman Flender venía de hacer la entretenida segunda parte de Leprechaun, con el Ewok humano Warwick Davis, y que tras El diablo metió la mano poco más hizo a parte de capítulos sueltos de series que nunca salieron de EE.UU. Eso sí, en dos mil once hizo el documental sobre la figura de Conan O´Brian, Conan O'Brien Can't Stop, un recorrido entre las luces y las sombras del presentador de pelo panocha durante la gira americana de su espectáculo. Lo cierto es que no he podido ver este documental, pero mucha gente que lo ha visto me lo han recomendado. A lo mejor le doy una oportunidad cuando acabe Sataembre.
El diablo ¿dónde metió la mano?
Anton es un joven que la mañana siguiente a Halloween descubre los cadáveres decapitados de sus padres. Los crímenes se suman a una serie de muertes violentas que han ocurrido en el vecindario y de las que el muchacho no se había enterado. Ahora, atando cabos, empieza a ser consciente de que en realidad tiene mucho que ver con dichas muertes, y es que su mano derecha parece ser que actúa por su propia cuenta.
Así de claro: esta película es una macarrada cutronga. Sí, y lo admito con una sonrisa en mis labios. Un guión escrito por unos monos a los que les han dado anfetas, una puesta en escena digna de un videoclip de los noventa (con lo que conlleva) y una dirección que pese a ser correcta, se le notan las carencias por todos los lados...y aún así es flipante como esta macarrada cutronga me sigue enganchando aún, haciendo que incluso la podría ver una y otra y otra vez sin despeinarme y, qué coño, disfrutarlas todas.
Entre sus actores, tenemos como protagonista al otrora teen idol Devon Sawa, actor que parecía que lo iba a petar cosa mala a principios de los dos miles y que con el paso de los años acabó compuesto y sin apenas curro...y una película con Bill Pulman. También, como interés romántico de nuestro héroe, encontramos a una jovencísima Jessica Alba al comienzo de su carrera, unos secundarios
El director Rodman Flender venía de hacer la entretenida segunda parte de Leprechaun, con el Ewok humano Warwick Davis, y que tras El diablo metió la mano poco más hizo a parte de capítulos sueltos de series que nunca salieron de EE.UU. Eso sí, en dos mil once hizo el documental sobre la figura de Conan O´Brian, Conan O'Brien Can't Stop, un recorrido entre las luces y las sombras del presentador de pelo panocha durante la gira americana de su espectáculo. Lo cierto es que no he podido ver este documental, pero mucha gente que lo ha visto me lo han recomendado. A lo mejor le doy una oportunidad cuando acabe Sataembre.
En resumidas cuentas, pan y circo del que ya no se hace, a excepción de honrosos ejemplos. Una serie B que te da lo que se pide, diversión pura y dura, con la mano más cabrona desde la que se amputó Ashley Williams.
Una delicia...Jessica Alba.
Nota: 6 x 6 x 6
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