Érase una vez...
Sean bienvenidos a este Horror.
El primer contacto que tuve con esta serie fue hará unos años durante una barbacoa que celebró una amiga en su casa con motivo del final (ay) del verano. Tras unas cuantas cervezas y unas raciones de panceta (y chorizo también) decidí ir/tambalearme hacia el salón, donde unos amiguetes estaban viendo la tele. Sentado ya en un sillón, donde el mundo dejó de rotar, conseguí centrar mi mirada y ver como una rubisima Jessica Lange abroncaba a una niña con síndrome de down por haberse colado en la casa de sus vecinos, la cual estaba poseída por unos fantasmas de unos niños pelirrojos que...esperaesperaespera...¿¡Qué!?
Le pregunté a una de las chicas que estaban en el salón, que qué coño era esto, a lo que me respondió con que era una serie llamada American Horror Story, serie que me había recomendado hace unas semanas y que por falta de tiempo (y ganas) no pude empezar a ver.
El ligero achispamiendo se fue disipando gradualmente mientras veía el espectáculo dantesco que desfilaba por la pantalla: un hombre de cuero, MILFs, fantasmas a cada cual más cabrón, asesinatos, sangre, sexo y más sexo...
American Horror Story ¿dónde habías estado toda mi vida?
Terrores de la América profunda
Hacer un resumen de las tres temporadas (por ahora) de la serie, sería más una putada hacia vosotros, y más aún si todavía no la habéis visto. Cada capítulo por muy flojo que sea contiene cientos de detalles que los hacen piezas únicas, por muy independientes en algunos casos (como los especiales de Halloween), pero que sin duda hacen que al espectador le afloren las ganas de continuar viendo la serie, y cuando acabe volver a verla de nuevo. Imágenes tan hipnóticas como, por ejemplo, ver como la sirvienta de la primera temporada pasa de ser una mujer que ronda los setenta a un pivón talaverano, ese guiño alienigena de la segunda o las cabezas cercenadas de la tercera, no sólo hacen más que acrecentar las ganas de ver el siguiente capítulo que nos tendrán preparado estos dos pirados que son Ryan Murphy y Brad Falchuk, creadores de la serie.
No sería descabellado decir que todos los actores están sobresalientes en sus roles. Da igual la duración de su papel, están todos de diez, pero sin duda la que los capitanea, la que de verdad es el alma/timón (y Pumba)/icono de la serie es Jessica Lange. La sexagenaria actriz ha encontrado su sitio con esta serie (o al revés), ya que acaba convirtiéndose en el eje central de las tres temporadas hasta el momento, y siendo uno de los personajes más queridos/odiados de la televisión actual, cosa que saben los guionistas y por ello cada temporada la llevan a más. Desde una madre abnegada que mataría (incluso lo hace) por sólo oír a alguien faltar a sus hijos, una dulce monja demoníaca, y para finalizar una bruja en el amplio y literal sentido de la palabra, Lange demuestra que no hace falta rondar la treintena para despuntar en una producción, si no oficio y muchas tablas.
El primer contacto que tuve con esta serie fue hará unos años durante una barbacoa que celebró una amiga en su casa con motivo del final (ay) del verano. Tras unas cuantas cervezas y unas raciones de panceta (y chorizo también) decidí ir/tambalearme hacia el salón, donde unos amiguetes estaban viendo la tele. Sentado ya en un sillón, donde el mundo dejó de rotar, conseguí centrar mi mirada y ver como una rubisima Jessica Lange abroncaba a una niña con síndrome de down por haberse colado en la casa de sus vecinos, la cual estaba poseída por unos fantasmas de unos niños pelirrojos que...esperaesperaespera...¿¡Qué!?
Le pregunté a una de las chicas que estaban en el salón, que qué coño era esto, a lo que me respondió con que era una serie llamada American Horror Story, serie que me había recomendado hace unas semanas y que por falta de tiempo (y ganas) no pude empezar a ver.
El ligero achispamiendo se fue disipando gradualmente mientras veía el espectáculo dantesco que desfilaba por la pantalla: un hombre de cuero, MILFs, fantasmas a cada cual más cabrón, asesinatos, sangre, sexo y más sexo...
American Horror Story ¿dónde habías estado toda mi vida?
Terrores de la América profunda
Hacer un resumen de las tres temporadas (por ahora) de la serie, sería más una putada hacia vosotros, y más aún si todavía no la habéis visto. Cada capítulo por muy flojo que sea contiene cientos de detalles que los hacen piezas únicas, por muy independientes en algunos casos (como los especiales de Halloween), pero que sin duda hacen que al espectador le afloren las ganas de continuar viendo la serie, y cuando acabe volver a verla de nuevo. Imágenes tan hipnóticas como, por ejemplo, ver como la sirvienta de la primera temporada pasa de ser una mujer que ronda los setenta a un pivón talaverano, ese guiño alienigena de la segunda o las cabezas cercenadas de la tercera, no sólo hacen más que acrecentar las ganas de ver el siguiente capítulo que nos tendrán preparado estos dos pirados que son Ryan Murphy y Brad Falchuk, creadores de la serie.
No sería descabellado decir que todos los actores están sobresalientes en sus roles. Da igual la duración de su papel, están todos de diez, pero sin duda la que los capitanea, la que de verdad es el alma/timón (y Pumba)/icono de la serie es Jessica Lange. La sexagenaria actriz ha encontrado su sitio con esta serie (o al revés), ya que acaba convirtiéndose en el eje central de las tres temporadas hasta el momento, y siendo uno de los personajes más queridos/odiados de la televisión actual, cosa que saben los guionistas y por ello cada temporada la llevan a más. Desde una madre abnegada que mataría (incluso lo hace) por sólo oír a alguien faltar a sus hijos, una dulce monja demoníaca, y para finalizar una bruja en el amplio y literal sentido de la palabra, Lange demuestra que no hace falta rondar la treintena para despuntar en una producción, si no oficio y muchas tablas.
En resumidas cuentas, una serie que demuestra que la calidad no está reñida con el espectáculo. Pese a sus altos y sus bajos según la temporada, es una gran serie de terror que logra sobrecoger mediante unas imágenes impactantes y un guión de los que marcan a una generación.
De lo mejor que se puede ver hoy en día en la caja boba.
Nota: 666-666
Bonus Track: Pintaca nivel over nain zausan
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