Prometerme una cosa; si un día me deja de gustar el cine de acción interpretado por Sly, Chuache, Bruce o cualquier otro Tito, matarme de la forma mas cruel que se os pase por la cabeza, porque en ese momento me habré convertido en una de las bainas de La invasión de los ladrones de cuerpos.
Joder, como las disfruto.
Corre Chuache, corre.
La historia nos sitúa en un futuro no muy lejano, donde las corporaciones gobiernan con mano de hierro y la televisión basura (más aún) ha sustituido a todos los medios de difusión. ¿Os suena? Un convicto (Arnold), culpado por un crimen que no cometió, es obligado a participar en el más famoso, y sádico, de todos los programas de la parrilla:
Perseguido.
Hacía algún tiempo que no veía este film, ya no sólo por la falta de tiempo (Telemadrid tuvo una temporada en la que la programaba en bucle) si no por pereza, sobretodo tras ver como Danko: Calor rojo, una película que veía/gozaba junto a esta de crío, se me hacía terriblemente pesada, así que decidí dejarla "reposar". Durante diez años más o menos.
Entonces llegó el día en el que cierto diario en su edición dominical vino a bien traer la edición en DVD del film, cosa que aproveché para hacerme con un ejemplar, eso sí, más por mi afán acaparador que otra cosa, porque hará dos meses de eso y no fue hasta ayer que decidí ponerla en el reproductor y darle una nueva oportunidad.
Cuesta admitir que uno la ha cagado, pero más admitir que has sido un completo y absoluto gilipollas. Niños, nunca tengáis prejuicios infundados.
Es cierto que Perseguido ha perdido parte del toque mítico que recordaba de niño, y que ampliaré más adelante, pero reconozco que lo he pasado como un enano durante su visionado. Su historia sigue siendo una maravilla, que aúna la distopía más desoladora con la malababa de la que hacían gala las producciones de la época - ver el concurso de coger dinero mientras escalas una cuerda, y unos rottwailers te intentan morder el culo me recordó al Robocop de Verhoeven -, además de una sorprendente clarividencia acerca de lo que se ha convertido la televisión a día de hoy, donde si pueden vender una muerte para ganar audiencia lo harán. Da escalofríos ver como ese maestro de ceremonias interpretado por un inmenso Richard Dawson tergiversa la realidad para su propio beneficio, como cuando muestra un vídeo editado de tal forma que culpa al personaje de Chuache de la matanza indiscriminada de decenas de civiles o cuando pone al personaje de María Conchita Alonso como poco más de ser una "mujer de vida alegre". Por cierto, y ya hablando de los actores, Arnold por aquél entonces sería un actor más limitado de lo que es hoy en día, además de tener un marcado acento germánico cuando tiene un nombre como Ben Richards sumarle que su papel no deja de ser una masa de músculos, pero es que sin él la película sería una más de acción, y más pestiño, sobretodo porque nadie tendría ni la mitad de su carisma. Sorprende ver lo bien que se maneja tanto en las escenas escenas de acción, que son un ochenta por cierto del metraje, o cómo en las que tiene que actuar - cuando intenta escapar de Los Ángeles y se la juega al de la puerta - despliega ese carisma del que hablaba, que incluso llega a traspasar la pantalla. Otro que también destaca es el mentado presentador Richard Dawson, el cual da rabia no haberlo visto en más producciones, porque se le ve cómodo interpretando al villano de la función, el cual no deja de ser su reverso oscuro en la realidad. También citar a un Yaphet Kotto post Alien, aunque da pena que salga tan poco.
El cazador cazado
En el otro lad de la balanza encontramos fallos cómo que el guión no aprovecha demasiado a los llamados Perseguidores, ya que el bueno de Chuache se los acaba puliendo en un abrir y cerrar de ojos, reduciéndolos a poco más que masillas a los que reducir según se presente la ocasión. Sangrante es el caso de Jesse Ventura, que aquí interpreta al Capitán Libertad, y que no dejan ni tan siquiera una pelea "verdadera" contra el protagonista. Otro punto flaco es que su guión no desarrolla al personaje de María Conchita Alonso, que aquí no deja de ser una damisela en apuros (con mala leche) a la que salvar según requiera la situación. Suerte que a posteriori se convertiría en la Badass que todos conocemos y amamos, que incluso plantaría cara al mismísimo Depredador, también nemesis del Arnie.
El director Paul Michael Glasler siempre será recordado como el Teniente Starky, y que aquí está bastante correcto, cumpliendo sobretodo en las escenas de acción, donde de verdad se luce. Da pena que abandonara la dirección en favor de interpretar, salvo algún capítulo suelto de series como Las Vegas o CSI...y dirigir Kazzam con Shaquile O'Neil.
En resumidas cuentas, puros años ochenta en your fucking face. Diversión a raudales en una historia que acojona lo verosímil que puede llegar a ser, y protagonizada por un carismático (e imposible) Arnie en el mejor momento de su carrera. Puede que en algunos aspectos haya quedado desfasada, pero en lo que se refiere a diversión no ha perdido ni un ápice.
Si todavía no la habéis visto ¿a qué esperáis?
Ahora a por Danko.
Nota: 8
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