Lucy (2014) de Luc Besson


Del 1% al 100%

Una estudiante llamada Lucy es raptada por la mafia coreana y obligada a trabajar como mula para pasar una sustancia sintética de caracter desconocido. Tras un fuerte golpe en el estómago, a Lucy se le abre una de las bolsas, haciendo que afecte a su capacidad cerebral, aumentando su capacidad cognitiva que acaba otorgandole unos poderes que harán que la buena de Lucy se cobre su venganza.

Luc Besson, autor que de un tiempo a esta parte ha trabajado más como productor (saga Venganza) que de director, vuelve al cine que le parió y para suerte nuestra vuelve por todo lo alto.
Aunque enmascarado por tanto efecto especial y un diseño de producción apabullante, vemos como el director de Nikita sigue siendo el de siempre y no ha perdido un ápice de la acción frenética y sin concesiones de sus primeros trabajos, salpicado en ocasiones por un fino sentido del humor basado en las situaciones descabelladas que vive la protagonista. Si bien Besson ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, los momentos de acción siguen siendo de la vieja escuela, cargada de momento trepidantes - la persecución en el coche, que no falte, o el primer tiroteo contra los traficantes - y lo mejor; no hay rastro de la odiada cámara-tembleque, que tanto da por saco en esta clase de producciones.
El guión, firmado por el propio Besson, pese a estar cargado de los fallos que habréis leído en otras páginas - lo del cacareado del uso al 100% de la mente, mostrado mediante un contador que empieza en el 10%, entre otras licencias -, no es algo que moleste en absoluto, al contrario, se disfruta a tope cuando ves que esa "licencia" importa más bien poco cuando ves que la historia no llega a darte ni un segundo de descanso durante su más que ajustado metraje de hora y media. 
Ahora bien ¿quién en su sano juicio se plantea la veracidad de una película sobre una mujer con poderes casi absolutos? La respuesta debería ser nadie, y más cuando se trata de cine de entretenimiento pero, ay, de capullos está lleno el orbe. 
Ah, y atención a ese final cortahipos que me dejó pegado a la butaca. Ya os aviso.

Pero si hablamos de Lucy es hablar de Scarlett Johansson, espléndida en su rol de, en principio atormentada joven, y luego una máquina a la que no parece importarle la vida humana. Asombra ver como ha madurado como actriz, ya daba muestras de ello en las películas de Marvel, y que aquí demuestra galones al cargar con el peso entero de la película, y más cuando parte de un personaje a priori tan estereotipado como esta Lucy (reconozcamoslo), logrando sacar petróleo en cada aparición, lo que es prácticamente la totalidad del film. Pero sería injusto no citar el trabajo de dos titanes de la interpretación como son Morgan Freeman y Min-sik Choi, el primero en su papel habitual de amigo/mentor y el segundo, en su primera película angloparlante, como una versión más implacable de su Nameless Gangster que hace sentir la tensión cada vez que aparece en pantalla. Ambos secundan con bastante dignidad a Johansson, lo que no se puede decir de Amr Wake, que interpreta al policía encargado del caso, y que directamente no es más que una comparsa vacía.

En resumidas cuentas, una Scarlett Johansson impecable como (super) heroína de acción, secundada por unos más que solventes Morgan Freeman y Min-sik Choi, todos ellos dirigidos por el Luc Besson más acertado en mucho tiempo.
Acción, ritmo y diversión sin límite en una película que es sincera al darnos lo que promete desde el principio, y eso hoy en día ya es mucho.

Nota: 7/10

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