Con el estreno hoy en salas de la ultramegahiperesperada Guardianes de la galaxia de James Gunn, con uno de nuestros McFlys haciendo de árbol, y dado su eslogan, "todos los héroes tienen un pasado", quisiera hacer memoria y hablaros del pasado. concretamente de uno de los momentos más bajos por los que pasó la productora Marvel a mediados de los ochenta, antes de esta que pudiera limpiarse el culo con fajos de billetes de quinientos por sus éxitos editoriales y visuales, y que entonces vendía su culo al mejor postor.
Os hablo de Howard...un nuevo héroe.
Hablar del film sobre Howard el Pato, sería hablar de uno de las mayores cagadas, y a la vez de uno de los mayores aciertos orquestados por el Hollywood reciente.
Me explico.
Todo el mundo conoce que la existencia de este film se debe sobretodo al cabezón...perdón...a la cabezonería del director, guionista y, en esta ocasión, productor George Lucas, que quería hacerse una nueva saga de películas Sci Fi, para, ya sabéis, forrarse de manera obscena, sólo que en esta ocasión quería partir del cómic de culto Howard, the Duck, creado en 1973 por Steve Gerver y Val Mayerik. Más o menos los que hizo con El Cuarto Mundo de Jack Kirby cuando lo "adaptó" para hacer Star Wars, sólo que pagando los derechos esta vez, cosa que no le resultó para nada difícil, por raro que pueda sonar eso. Recordemos que estamos a mediados de los ochenta; Marvel vivía en sus carnes una crisis económica ininterrumpida y todavía quedaba mucho para que se convirtiera en la megavorporación que es a día de hoy, así que Stan Lee y compañía vendieron prestos los derechos al rechoncho autor para que hiciera lo que le viniera en gana con el malhumorado plumífero. Y por desgracia, así hizo.
Para tal maña tarea, Lucas, que en un principio quiso que fuera John Landis el director del film, se rodeó de un equipo técnico de total confianza, puesto que ya habían colaborado con él de una forma u otra en sus anteriores trabajos. Destacaba sobretodo una división de Apple que se encargó de los efectos especiales y que no acabaron muy satisfechos con su trabajo por las prisas y los continuos cambios de calendario que hubo a lo largo de la producción. Quedáos con ese dato. El resto es historia; las aventuras de este pato antropomórfico llamado Howard, que por culpa de un error científico viajaba a la tierra y se acababa convirtiendo en un héroe, fue un total y absoluto fiasco tanto en taquilla (se estima que costó casi cuarenta millones de dólares que no llegó ni a cubrir su resultado global), como en público, que se quejaba de lo infantil que resultaba a veces, y en otros momentos ver como un pato se lo montaba con la madre de Marty McFly (grande esa escena por cierto). Lo cierto que poco se pudo sacar en claro de este film. Lucas decidió dejar la producción a un lado y centrarse en ciertas precuelas (sic), y esa división de Apple, la que hizo los Efectos Especiales, con un tal John Lasseter a la cabeza, poco después se separó del amparo de Steve Jobs (aunque eso no está del todo claro), se acabó por anexionar a Disney y se acabó convirtiendo en Pixar Estudios. Ahí es nada.
Ya hablando del film, lo cierto es que si quitamos que a ratos su trama resulta de un infantil que tira para atrás, y en ocasiones de un adulto que atrae (la escena del condón, mítica e impagable), o que el director no tuviera idea de rodar escenas de acción, como bien demuestra en los compases finales de la cinta, y sobretodo que este Howard NO es el de los cómics al no tener ese marcado humor socarrón y paródico que era la obra de Gerver, lo cierto es que nunca peca de ser una película aburrida, y si se ve en compañía (nada de infantes), las cotas de diversión alcanzan la estratosfera. Ver cuando Howard llega a la tierra y choca con los habitantes terrestres, si bien se ha visto mejor resuelta en otros films, sigue haciendo gracia.
En cuanto a los actores, sólo Lea Thompson puede salvarse de la quema con un papel en el que realmente se ve que se lo está pasando pipa, ya que el resto de interpretes están en piloto automático o...son Tim Robbins. Sí, Tim Robbins, el ganador de un Oscar, el reconocido actor hace aquí una interpretación que de haberla visto los de la acanemia antes de darle la preciada estatuilla, le hubieran dado con ella en la cabeza hasta que perdiera el sentido. Su culmen es ver como se comunica con el Pato mediante sonidos que harían sonrojar a Donald. Para matarlo.
El director y guionista Willard Huyck, que venía "enchufado" por Lucas tras escribir los guiones de American Graffiti e Indiana Jones y el templo maldito, no volvió a sentarse en la silla de director, y tampoco hizo mucho más tras la cámara. Su único trabajo posterior data de 1994 y es una colaboración en el guión de Asesinatos en la radio, en la que también contaba con Lucas de mecenas. Supongo que tal abandono de la profesión se debió a que el bueno de Huyck acabaría escarmentado tras finalizar un rodaje que acabó siendo un auténtico infierno, o que el director de Star Wars le pagó un gritón de dólares para que se ocultara bajo una piedra, (porque quemar/enterrar las copias del film le saldría muy caro), y así olvidarse del batacazo sufrido. Apuesto que eso último fue lo que pasó.
En resumidas cuentas, pese a ser en el algunos puntos una auténtica y soberana gilipollez (Tim Robbins), y que ni tan siquiera el director sabe a qué público va dirigida, lo cierto es que la película dentro de sus limitaciones es bastante entretenida, tiene a una Lea Thompson más carnal que nunca y se te pasa volada gracias a que nunca dejan de sucederse cosas en la pantalla. La mayoría chorradas, pero cosas al fin y al cabo.
Ojalá llegue un día en que Marvel nos traiga una película en condiciones, llena de humor negro que es su insignia. Si se ha hecho con los guardianes, ¿por qué no con el bueno del pato Howard?
Hasta entonces...¡LEED LOS CÓMICS!
Nota: 5
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