El found foutage es un género por el que
últimamente siento predilección. A día de hoy es una de las pocas formas que
tengo de pasar miedo entre tanta película de susto barato y guionistas y
directores sin imaginación. Hay varios ejemplos de películas found foutage que me han puesto el miedo
en el cuerpo: desde la primera parte de “REC”,
hasta los Paranormal Activities de Oren Peli o la reciente “The Sacrement “ de Ti West. Aunque también es cierto queaA veces,
tampoco pretenden dar tanto miedo, pero aun y todo son divertidas, como “Chernobil Diaries”, “Cloverfield” o “Frankenstein Army”.
Pero como todas
las modas cinematográficas, todo cansa y la gran mayoría de gente con una
cámara HD ve en el found foutage una
forma de sacar dinero rápido sin mucha inversión. Pero se olvidan uno de los
factores más importantes para que esto triunfe: el talento. Ya que al realizar
una película de este estilo, hay una línea fina –muy fina de hecho- que puede
separar una escena terrorífica de una escena chusca.
Por otro
lado, este film también se puede catalogar bajo el epígrafe de “terror
campestre”. Estas películas ambientadas
en el campo escocés dentro del campo del
terror que suelen ser buenas, o como mínimos apreciables, como“ The wicker man” (1973) , “The Descent” (2005) o “Witchfinder General” (1968). Pero este “The Borderlands” no debe estar en esta
lista.
Todo
comienza con un buen cartel. Ciertamente, el cartel de esta película está muy
bien estudiado. Tienes en el centro del mismo un edificio amenazante que se
recorta contra un cielo amenazante. Y rodeando este edificio, un montón de one-liners y críticas que ponen la
película por las nubes, pero cuyos autores son completamente desconocidos
–tiene pinta de amigo de, o primo de-. Este es el principal cebo para el
espectador despistado, como fui yo en ese momento.
La película
comienza con un corto y desconcertante –porque no te enteras de nada- prólogo
donde se ve una iglesia y varios policías hablando italiano. Vamos, que se lo podían
haber ahorrado.
Luego se
nos presentan a dos personas que llegan a una casa de campo y comienzan a poner
cámaras en paredes, muebles y hasta en ellos mismos –cosa que según vemos a
posteriori carece de sentido, y no es más que un pretexto del director para
usar el found foutage en esta localización-. Aunque en teoría deben esperar al jefe del
equipo –ya que resultan ser un grupo de investigación paranormal enviado por el
Vaticano- deciden por que sí ir directamente
a la iglesia que han ido a investigar y donde en teoría ha ocurrido un milagro
que ellos vienen a catalogar como real o ilusión.
Todo esto
ocurre entre el mayor de los tedios –algo que se espera en estas cintas, pero
lo que ocurre aquí es digno de siesta de pijama y orinal-, ya que hasta los 25
minutos no ocurre nada digno de mención, que es una oveja que sufre una combustión
espontánea.
A partir de
este momento, la película nos lleva por lugares típicos: choque de
personalidades entre un creyente y escéptico, sustos de chichinabo por parte
del mental del grupo, largos periodos en los que no pasa nada –pero nada es
nada-, personajes que se comportan de forma extraña sin ningún motivo…
Tras
algunas investigaciones que ocurren en la película –y de la que no te enteras
de nada- volvemos a los lugares típicos: conversaciones sobre el pasado de los
personajes que no llevan a ningún sitio. Son al found foutage lo que las ecenas de despachos en las pelis de
monstruos de Asylum.
Y volvemos
a otros largos momentos en los que no pasa absolutamente nada. Pero aún peor
que no pase nada, es que no se vea nada. Pero literalmente, no estoy hablando
de la típica cámara que de repente se pone mareante y se desenfoca. Si no, a
falta de imaginación –y posiblemente medios- el director opta por quitar toda
iluminación posible de la película, quedando unos cinco minutos en total durante
los cuales se oye hablar a los personajes pero sin ninguna imagen en la
pantalla.
Y para
llegar a los 92 minutos –porque este director (llamado Elliot Goldner) los
tiene tan cuadrados que no va a quedarse en los
80 minutos de “Paranormal Activity”
o los 70 de “Willow Creek”, si no que tiene que llegar al estándar de una película
normal, porque el director cree que está haciendo algo serio- el realizador nos deleita con gente haciendo
cosas sin sentido: Quedarse a dormir en la iglesia aparentemente encantada,
cambiar las cosas de lugar, pegar ostias como panes a chavales que pasaban por
allí. Se puede parecer al video aquel de
Rajoy donde decía “los catalanes hacen cosas”. Aquí podríamos decir “los
escoceses hacen cosas”.
Tras todo
este tedio, parece ser que al director le llegó un watsapp de los productores “Niño, que nos quedamos sin presupuesto”.
Y aquí comienza un final precipitado en la que la máxima parecía ser ahorrar
hasta el último penny: Dejad los trípodes
y vamos a grabar cámara en mano, nada de iluminación, salimos y si hay Luna
bien y si no a oscuras.
Y todo
acaba con un final abrupto que no voy a explicar, pero no por los spoilers si
no porque no me enteré de nada: ¿Esta la iglesia encantada? ¿Está la gente del
pueblo haciendo una engañifa? ¿Son los investigadores unos gilipollas? No tengo
respuesta para estas preguntas, salvo para la última; que es un sí como Escocia
de grande.
En cuanto a
los actores, están fatal. No se salva ninguno. Y como he dicho antes, son todos
personajes arquetipos: el creyente, el bufón, el de oscuro pasado, el jefe, el
sabio… Mención especial es el personaje del experto en tecnología, es tan solo
por él que estas suplicando que por favor ocurra algo –algún monstruo, fantasma
o perturbado- para que haga sufrir a este idiota.
En
resumidas cuentas, seguro que tienes otras cosas más agradables de hacer que
ver esta basura como arrancarte las uñas de los pies con unas pinzas, ayudar en
una mudanza o ver el especial de la biografía de Paquirrin en bucle. Avisados
quedáis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario