Dramas vampíricos.
No puedo empezar esta reseña sin recomendaros el maravilloso film del año dos mil La sombra del vampiro, en la que se nos muestra desde otra perspectiva (y ficcionado al fin al cabo) lo que fue el rodaje de Nosferatu. Dirigida por E. Elias Merhige y protagonizada por unos magníficos John Malkovich y Willem Dafoe interpretando respectivamente a F.W.Murnau y a Max Schreck, la película nos sugería de manera contundente que Murnau en pos de hacer la mejor película de su carrera, contrató a un auténtico vampiro para interpretar al conde Orlok, dando una ejemplar muestra de saber ir más allá a partir de una obra de sobra conocida por el gran público y respetando el material original pese a estar salpicada de licencias.
...cosa que esta Drácula: La Leyenda jamás contada no cumple.
Al director Gary Shore se le ve cómodo cuando la acción aparece en escena - las batallas con los Fx desatados o la pelea entre Vlad y Mehmed son los mejores ejemplos -, incluso se le puede adjudicar un tanto al componer una buena escena de terror gótico cuando el protagonista se encuentra con el vampiro interpretado por Charles Dance, pero se le nota que le viene grande (no en vano es su primera largo) cuando intenta componer una escena alejada del montaje frenético del que hace gala en dichos momentos, como son las partes con Vlad y su mujer e hijo, donde no consigue dar con un tono más intimista a la par que dramático. Tampoco es que el guión escrito a dos manos (¡DOS!) por Matt Sazama y Burk Sharpless (guionistas también de la inminente Gods of Egypt) ayude demasiado al resultado final, puesto que no se puede decir que sean originales al mostrarnos a este nuevo Drácula. Esta moda de poner al villano como héroe - como pasó con Maléfica - no hace si no que jugar en contra de un film que a priori resultaba interesante, al hacer que la figura de Vlad Tepes quede totalmente desdibujada y nunca terminemos de empatizar con el protagonista, que de bueno que nos lo muestran se nos hace cansino pese a la buena labor de Evans.
Hablando ya de los actores, lo cierto es que su labor en el film es de lo mejor pese a lo mal, dibujados que están sus personajes. Tenemos a unos excelentes Evans y Cooper, componiendo a un héroe y a un villano clásicos, resultando excepcionales sus duelos tanto físicos como dialécticos. Un pivón talaverano como Sarah Gadon, que sabe insuflarle vida a un personaje a priori tan insulso como es Mina...digo...Mirena. También hace acto de presencia el citado Charles Dance, en un breve rol que el inglés interpreta con su saber estar habitual, protagonizando de paso una de las mejores escenas de la cinta.
Antes de finalizar la reseña, decir que hace unos días pude ver los Storyboards de la versión que iba a dirigir Alex Proyas (El Cuervo) por 2008, titulada por aquél entonces Drácula Zero y que finalmente se convirtió en este film. Si bien la ambientación era similar a esta - la estética medieval y las batallas contra el enemigo turco estaban también presentes en la historia -, se nos presentaba un Vlad más deseoso de sangre, acorde con la imagen que tenemos del vampiro, y que al que no le importaba cambiar de forma para convertirse en un murciélago gigantesco o en un lobo que aplastaba el cráneo a sus enemigos a golpe de mandíbula. Supongo que por esa, en teoría, violencia más gráfica, Warner finalmente optó por tirar a Proyas del proyecto, haciendo que este origen de Drácula durmiera el sueño de los justos hasta ahora, pero por el camino rebajando las dosis de hemoglobina para poder así llegar a más público (of course!).
Soy de la opinión de que Proyas es un gran director, pero que por H (la muerte de un actor) o por B (productoras castradoras) no termina de despuntar, y con este Drácula Zero creo que podía haber metido su espaldarazo definitivo en la industria. Una pena.
En resumidas cuentas, pese a la buena labor de sus actores, unos Fx increíbles y el maravilloso diseño de producción del que hace gala, este Drácula se encuentra demasiado descafeinado. Nunca vemos al chupasangres original en pantalla, si no un personaje más "humano", supongo que para contentar al público consume blockbusters de hoy en día, por contra no termina por convencer esta historia de superación del héroe ante la adversidad, más propia de un cómic de la Marvel que de un antihéroe/villano como Vlad Tepes. Durante sus últimos diez minutos parece aspirar a ser el insulto definitivo a la memoria de Bram Stoker que todo el mundo ha querido ver, y que por suerte no llega a ser.
Con todo he de admitir que hace entretenida durante la mayor parte de su metraje, más cuando se deja de pamplinas pseudo existencialistas/románticas y se centra por entera en el espectáculo, por otro lado apoyado por el alto despliegue de efectos que se pueden ver en pantalla.
La disfrutaréis sobretodo si no le buscáis un algo más.
Con todo he de admitir que hace entretenida durante la mayor parte de su metraje, más cuando se deja de pamplinas pseudo existencialistas/románticas y se centra por entera en el espectáculo, por otro lado apoyado por el alto despliegue de efectos que se pueden ver en pantalla.
La disfrutaréis sobretodo si no le buscáis un algo más.
Nota: 5
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