Don't Hang Up (2016) de Damien Macé y Alexis Wajsbrot


Si lo de "caranchoa" nos pareció poco...

Es por la noche. Suena el teléfono en un chalet del típico barrio residencial estadounidense. Una somnolienta mujer contesta. Su cara torna poco a poco en un rictus de terror; al otro lado del aparato una voz informa que alguien armado se ha colado en la casa y está a punto de entrar en la habitación. La mujer lógicamente desesperada, se atrinchera a la espera de que la gente tras el teléfono la ayude...pero nadie ha entrado. De pronto risas. Todo se trata de una broma pesada orquestada por una pareja de chavales, quienes en sus ratos libres se dedican a grabar este tipo de situaciones para luego colgarlas en la red. Un "negocio" bastante lúdico que les da no poca fama dentro del mundillo de las pranks (putadas) de internet. Pero no saben que sin darse cuenta han jodido a la persona equivocada, y ahora la broma se la van a hacer a ellos. 

Desde Inglaterra nos llegó en 2016 este curioso home invasion el cual señalaba las evidentes, aunque aquí (claro está) llevadas al extremo, carencias morales de algunos elementos que pululan por internet como puedan ser ciertos youtubers o influecers, quienes por un puñado de "me gusta" venderían a su propia madre. Teniendo en mente ese punto de partida, el guionista Joe Johnson escribe una historia con ciertos altibajos que en cierto modo supone una relectura del clásico de Fred Walton Llama un extraño (1979) añadiendo unos nada sutiles guiños al slasher de los 90 - según cuenta, sus principales referentes fueron las películas Scream (1996, Wes Craven) y Sé lo que hicisteis el último verano (1997, Jim Guillespie), ambas cintas con guión de Kevin Williamson - solamente actualizando ese factor de incertidumbre que suponía el no saber quién había tras el teléfono a el no saber quién hay tras la pantalla del móvil/ordenador. ¿Es esto un argumento novedoso? No, en realidad los peligros que esconde la red ya se nos vienen avisando desde lejos, sirva de ejemplo ese ataque de ansiedad fílmico llamado Megan is missing (2011, Michael Goi), donde esta temática era tratada de una manera tan cotidiana, tan cruda - recordemos la escena del barril - que asistíamos horrorizado a algo que verdaderamente podría suceder.


Por suerte para nosotros en esta ocasión la introducción de personajes es breve y directa, haciendo que los protagonistas sean tratados desde el minuto uno como dos capullos integrales que únicamente se sienten realizados cuando consiguen poner a la gente al límite, por no hablar del grupo de gilipollas personajes que les rodean, a cada cual más antipático como son la novia con secretos, el amigo que les ríe las gracias o los padres que no saben si tienen un hijo o un caniche con camiseta. Quizás el personaje de Gregg Sulkin sea con quien consigamos empatizar más, no en vano es "el protagonista" de la historia, pero siendo sincero en ningún momento me importó demasiado si el chaval sobrevivía a la noche o no. Con esto no quiero decir que los actores hagan un mal trabajo, todo lo contrario; sus personajes son descritos de manera tan asquerosa que consiguen serlo, y eso tiene su mérito. Otra cosa es que sean descritos de una manera más plana que el papel de fumar y no se nos hable demasiado de ellos salvo dos o tres apuntes al comienzo de la película. Destacar el pequeño pero decisivo papel de Sienna Guillory como primera víctima de los chavales.


Los responsables del film fueron Damien Macé y Alexis Wajsbrot, viejos conocidos de la industria por hacer los Fx de diversas superproducciones como son Sherlok Holmes (2009 Guy Ritchie) o Watchmen (2009, Zack Snyder), dejándolo patente en este film con el secuencia que sirve de presentación más alguna escena localizada de cara al final. Esta fue su carta de presentación como directores...y también su último trabaho, dado que no han vuelto a ponerse en tras la cámara. Eso sí, Waisbrot sigue ejerciendo su labor como responsable de efectos para películas de la Marvel nada más y nada menos.


Pese a tener una historia que tiene un inicio rompedor pero que acaba flojeando, como entretenimiento sin pretensiones va más que sobrado. Técnicamente impecable, nos encontramos ante una rara avis dentro del colmado subgénero de casas invadidas, por tanto os recomiendo al menos darle una oportunidad.

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