Cerrar el círculo.
¿No habéis notado alguna vez esa sensación de alivio cuando al terminar algo, sabes que de verdad ha terminado? ¿Que algo que empezó hace mucho tiempo y que tras pasar por mucho finalmente puedes dar carpetazo? Pues esa es la sensación que he tenido tras ver esta tercera - y última - parte de El Hobbit, la trilogía-precuela que, como suele ser normal en estos tiempos que vivimos, nadie pidió, pero finalmente por fortuna o por desgracia acabó por ser. Desde el comienzo, con ese cambio a última hora de director y guionista en favor de Peter Jackson, mucho se ha criticado la decisión de hacer en tres entregas un libro que sinceramente daría para dos como mucho, pero que el tiempo, y añadiduras a parte, demostró que pese a hacer una segunda parte algo floja, la Tierra Media tenía historias que daban para mucho que contar, y que aquí finalmente llegan a una relativa conclusión.
Elijo...GUERRA
Abrimos la película por dónde nos dejó La desolación de Smaug, con el dragón arrasando la ciudad de Lago y con Bardo desgañitándose para matarlo, hasta que finalmente (y gracias al usar a su hijo como soporte) logra trincharlo con la dichosa flecha negra. Títulos de crédito, y ya tenemos el mejor oppening de las seis películas ¿Necesario? Puede que no, ya que perfectamente esta escena podría haber entrado en la segunda parte en favor de los enanos luchando en la fragua (aunque más adelante hay una escena tremenda con el oro que envolvió a Smaug), pero bueno, se acaba perdonando. En fin, el dragón está muerto, la entrada a la montaña está libre, la atención de los elfos, humanos y orcos conseguida...¿y ahora qué es lo que nos queda para acabar? Pues la guerra. La guerra sin cuartel que tanto se nos ha prometido y que finalmente vemos a los cinco ejércitos luchando a los pies de la Montaña Solitaria. Eso sí, no me quedó muy claro de donde salía tanto humano si en teoría la mayoría murió en Lago bajo el fuego de Smaug, pero bueno...lo hizo un mago.
La trama como podéis ver, salvo añadidos y motivaciones de unos cuantos personajes de las que hablaré más adelante, más simple no puede ser, y tampoco se deja mucho para ampliar, no en vano es la película más "corta" de la saga con 144 minutos, y que por suerte nuestra va directa al grano sin pararse...aunque seguimos con el añadido que a todo el mundo cabreó, y no, no me refiero a Legolas, que al menos aquí tiene ciertas escenas de acción bastante trabajadas: La historia de amor la cual no vería con malos ojos si no fuera tan ñoña, y que curiosamente soporté mejor en la segunda entrega, aquí alcanza cotas de auténtico ridículo cuando casi al principio del film vemos como el enano hace una declaración de amor de lo más insulsa a la elfa. No me opongo a que se permitan ciertas concesiones y añadan una trama amorosa a una saga que en principio no tenía tal argumento, pero se te cae el corazón al suelo cuando ves que hay partes añadidas, como ver Gandalf encerrado en la torre y su posterior rescate por parte del Concilio Blanco - con Galadriel, Elrond y Saruman en modo badass matando orcos a troche y moche...y Radagast por ahí - están reducidas en favor de la dichosa tontería que ni tan siquiera acaba de cerrada.
Por fortuna nuestra lo que sí se amplia y bien, es esta locura de Thorin por recuperar la fortuna de su familia y el afán por encontrar la joya del arca. Si esto se nos hace entre ver durante el principio de la primera y que acaba destapándose a la mitad/final de la segunda, aquí evoluciona gracias a la magistral interpretación de Richard Armitage (el mejor actor de la cinta por encima a Freeman y McKelen) que consigue incluso que sintamos una pena constante por él, incluso en los momentos donde deberíamos odiarle. Da un poco de rabia ver que el propio Bilbo en ocasiones sea más un secundario en su propia película, pero tampoco es raro si acudimos al libro donde no es más que un mero pelele (lo siento, pero es así), aunque Freeman tiene la particular virtud que tiene los grandes secundarios de conseguir destacar siempre que abre la boca.
Los FX de Weta no sabría deciros. Siguen siendo increíbles por momentos - Smaug arrasando Lago - y por contra encontramos resbalones muy claros - los elfos y los orcos se les ve el pixel -, cuando es algo que en teoría habían solventado en la primera entrega de El señor de los anillos. En serio, revisionarla y prestarle especial atención a los efectos y veréis que están mil veces mejor. Al menos en esta ocasión no vemos a ningún enano de oro gigante.
Una cosa antes de acabar ¿Howard Shore vive de las rentas de El señor de los anillos? Porque menudo reciclaje hace el amigo.
La trama como podéis ver, salvo añadidos y motivaciones de unos cuantos personajes de las que hablaré más adelante, más simple no puede ser, y tampoco se deja mucho para ampliar, no en vano es la película más "corta" de la saga con 144 minutos, y que por suerte nuestra va directa al grano sin pararse...aunque seguimos con el añadido que a todo el mundo cabreó, y no, no me refiero a Legolas, que al menos aquí tiene ciertas escenas de acción bastante trabajadas: La historia de amor la cual no vería con malos ojos si no fuera tan ñoña, y que curiosamente soporté mejor en la segunda entrega, aquí alcanza cotas de auténtico ridículo cuando casi al principio del film vemos como el enano hace una declaración de amor de lo más insulsa a la elfa. No me opongo a que se permitan ciertas concesiones y añadan una trama amorosa a una saga que en principio no tenía tal argumento, pero se te cae el corazón al suelo cuando ves que hay partes añadidas, como ver Gandalf encerrado en la torre y su posterior rescate por parte del Concilio Blanco - con Galadriel, Elrond y Saruman en modo badass matando orcos a troche y moche...y Radagast por ahí - están reducidas en favor de la dichosa tontería que ni tan siquiera acaba de cerrada.
Por fortuna nuestra lo que sí se amplia y bien, es esta locura de Thorin por recuperar la fortuna de su familia y el afán por encontrar la joya del arca. Si esto se nos hace entre ver durante el principio de la primera y que acaba destapándose a la mitad/final de la segunda, aquí evoluciona gracias a la magistral interpretación de Richard Armitage (el mejor actor de la cinta por encima a Freeman y McKelen) que consigue incluso que sintamos una pena constante por él, incluso en los momentos donde deberíamos odiarle. Da un poco de rabia ver que el propio Bilbo en ocasiones sea más un secundario en su propia película, pero tampoco es raro si acudimos al libro donde no es más que un mero pelele (lo siento, pero es así), aunque Freeman tiene la particular virtud que tiene los grandes secundarios de conseguir destacar siempre que abre la boca.
Los FX de Weta no sabría deciros. Siguen siendo increíbles por momentos - Smaug arrasando Lago - y por contra encontramos resbalones muy claros - los elfos y los orcos se les ve el pixel -, cuando es algo que en teoría habían solventado en la primera entrega de El señor de los anillos. En serio, revisionarla y prestarle especial atención a los efectos y veréis que están mil veces mejor. Al menos en esta ocasión no vemos a ningún enano de oro gigante.
Una cosa antes de acabar ¿Howard Shore vive de las rentas de El señor de los anillos? Porque menudo reciclaje hace el amigo.
En resumidas cuentas, por momentos muy tonta, por momentos brillante, esta última vuelta a la Tierra Media da lo que promete al ofrecernos una guerra total donde todo lo expuesto en las en las anteriores entregas queda atado.
Aún a años luz de El Retorno del Rey, al menos supone un final satisfactorio para este "inicio" de la saga del anillo. Eso sí, por favor Peter Jackson:
No vuelvas.
Nota: 8
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