Salvajes (2012)
Vayan por delante mis respetos a Oliver Stone, el flamante creador de "Platoon" y "Asesinos natos" aunque el norteamericano siga con su obsesión de querer drogatizar el planeta. (Si es que no lo está ya)
Adaptando una novela de Don Winslow,
el oscarizado realizador retorna con "Salvajes" a una historia violenta con sexualidad, desempeñada con crudeza y mucha mucha mala leche. Para comentar este producto es necesario dividir el metraje en dos partes, al menos a mi criterio: primero toda la película excepto el final (últimos diez minutos aproximadamente) y segundo el final, esos diez minutos que comento. La película en sí, aunque pecadora de tópicos y repetitiva no deja de ser una ensalada de diversiones varias, aliñada con situaciones canallas y excesivas. Varias de las diversiones que comento son precisamente los tópicos, como los personajes implicados en la trama, véase chicano asesino chungo, femme fatale de turno, torturas mafiosas, héroes, corruptos etc... vamos, asuntos de los que nunca nos cansamos. Las mezclas entre las situaciones perfectamente escoltadas por una banda sonora adecuada se equilibran bastante con un reparto que en general cumple en los roles de los personajes de los que hablo. El trío protagonista cumple, encabezado por Aaron Taylor-Johnson que es el más reseñable de los protagonistas masculinos, ya que este se encuentra por encima de Taylor Kitsch a mi parecer. La chica del triángulo amoroso, Blake Lively sin destacar excesivamente satisface las necesidades de su personaje.Continuando con el reparto femenino nos encontramos con la impecable Salma Hayek, a la que el
papel le viene como anillo al dedo. Travolta también esta fino dentro de la cinta desempeñando eso sí, lo mejor que sabe hacer. Imagino la sensación de deja vu del actor cada vez que le ofrecen estos papeles. Donde nos encontramos el escalón es en Benicio del Toro, grandioso submafioso anti-gringos de imperial presencia. Hablando de escalones, vamos con el final, o mejor dichos, los finales. Y digo escalones por no decir precipicio ya que se trata de una caída en picado, un coitus interruptus cinematográfico. En el primer final, Stone hace trampas y muestra un desenlace que es una bajada total de pantalones, un Romeo y Julieta en potencia, pero mucho más pretencioso si cabe. En el segundo final, cuando parecía que todo no podía ir peor, va a peor y el neoyorkino se marca un farol histórico en el que los personajes terminan su pasaje por el film de forma injustamente idílica. En resumidas cuentas, la película es entretenida pero cobarde, valiente pero engañosa, y con un final del que lo único positivo que podemos sacar es la esperanza de que el tipo/a que este a nuestro lado visionando el film se arranque los ojos de cuajo ante semejante espectáculo, eso si no lo haces tu primero...
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