Antes de empezar a hablar largo y tendido sobre esta nueva versión de "Carrie", quisiese decir de ella que si por algo destaca/aqueja este film es ser tanto una película correcta como un remake correcto.
Correcta en su dirección, correcto en su guión, correcta en sus actuaciones, correcta en su música, correcto en su desarrollo...todo, absolutamente todo en ella es correcto durante su ajustada hora y tres cuartos de duración. Una cosa que no está nada mal, incluso más de un remake reciente firmaría por ser como esta cinta, pero tras verla y repasarla unas cuantas veces en tu cabeza, ese "correcto" que tan buen gusto te dejó empieza a pesar (mucho), llegando a ser su mayor carencia, aunque de eso hablaré un poco más abajo.
Así que sin más dilación pasemos a ahondar en la historia de esta telequinética llamada Carietta White.
LA SANGRE ES VIDA
En esta clase de películas es fácil caer en las comparaciones tanto con el libro al que adaptan como con la película a la que remakea, pero siendo sinceros pocos de los chavales que estaban en la sala el otro día habrían leído o visto tanto el libro de Stephen King como la película de De Palma (geniales ambas), así que en este caso la realización de este remake, pese a no estar justificado al cien por cien, sí que se le puede ver un motivo achacando el bache generacional ya que muchos pueden considerar desfasadas las mentadas adaptaciones. Y la verdad es que trasladar esta historia al siglo veintiuno funciona bastante mejor de lo que cabría esperar.
El guión de Roberto Aguirre-Sacasa pese a no inventar el fuego resuelve la papeleta de adaptar una nvela/película mítica, actualizando única y exclusivamente lo necesario, por ejemplo, en los momentos en donde antes había un acoso directo por parte de la pandilla de Chris hacia Carrie, aquí hay encontramos el tan en boga ciberacoso, un vídeo colgado por Chris en YouTube para ser más exactos, como desencadenante de los hechos. Un acto a mi parecer más cruel que en la original, ya que el momento de las duchas ahora no sólo es visto por las chicas, si no que al ser colgado el vídeo en internet puede ser visto por todo el instituto, y por supuesto el mundo. Lo que no acaba de casarme tanto es como esta "nueva" Carrie no sabe lo que es la menstruación, ya no solo porque no lo haya oído entre sus compañeras de instituto, si no que es de suponer que hoy en día las clases de orientación sexual son impartidas en todas las escuelas occidentales, y la escusa que nos ponen de que la protagonista está totalmente alienada por la madre (incluso se dice que durante un tiempo es educada por ella en casa) es un argumento que no acaba por sostenerse según avanza la historia.
Ya centrándome en la dirección de Kimberly Peirce, de la que a parte de esta, de ella sólo he visto "Boys don´t Cry", que me pareció regulera, aquí opta por no destacar demasiado y simplemente sigue el camino marcado por De Palma, cosa que no esta mal ya que el original es inmejorable, pero te quedas con la sensación de que Peirce ha desaprovechado una ocasión de oro para ir un poco más allá, por ejemplo mostrando un poco más a ese profesor al que se le presupone liado con una de sus alumnas, o incluso de quedarse corta con la capacidad destructiva de la que Carrie hace gala al final, aún así la verdad que hace un buen trabajo, correcto más bien. Destacables son las escenas entre la protagonista y su madre, la mayoría en la casa, siendo de aplauso cómo rueda la famosa escena en la que Carrie acaba encerrada en el armario, predominando el plano medio y la sensación de asfixia y opresión, apoyándose en las imágenes sutiles pero impactantes (¿ese Cristo crucificado sangrando es una alucinación o no?).
MADRE E HIJA
No podría hablarse de una adaptación de "Carrie" si no se habla sobre la relación materno filial amor/odio que se establece entre la marginada chica y su ultracatólica madre. El principio, con la potente escena de parto (el mejor cambio con respecto a la de De Palma), nos pone en la pista de cómo serán las cosas ahora, y creerme, la madre de Moore poco o nada tendrá que ver con la que hizo Pipper Laurie en los setenta. Moore consigue que en una escena la cojamos cierta simpatía para acto seguido mirarla con un gesto de pavor, para al momento volverla a mirar con cierto margen de pena, demostrando que Moore tiene o le han dejado desarrollar un poco más a su personaje en esta versión. No me mal interpretéis, la interpretación de Laurie sigue siendo increíble, y aún a día de hoy resulta amenazante oculta tras esa falsa caridad cristiana, pero eso no quita que la interpretación de Moore sea más trabajada e inquietante, ver si no la escena en la sastrería con la madre de Sue o el final cuando se desata la tragedia. Sin duda lo mejor del film.
No mucho más atrás se queda Chloe Moretz en el papel principal, aunque cierto es que su precedente hace una sombra que llega a asustar (y lógico), pero la actriz logra que, no olvidarnos de Sisi Spacek porque eso es imposible, pero sí que podamos sentir algo respecto a su personaje, y que seguramente otra actriz en su luegar hubiese optado por pasarse de rosca y sobreactuar en exceso. Otro punto a su favor es que en ningún momento interpreta al "patito feo rodeado de cisnes", como dice el libro, si no que aquí es simple y llanamente la rarita del instituto a la que su madre oprime y maneja a su antojo. El fallo que le veo a su interpretación es la falta de crueldad de la que hace gala de cara al final. No sé, no le vi un atisbo de maldad, de un poder sobrehumano manejado indiscriminadamente por una niña dolida, sólo a una chica encargándose de los capullos que han echado a perder su baile de fin de curso, aunque eso supongo que es cosa de la directora que no ha sabido ir más allá. Aún así Moretz hace un trabajo digno, más del que se le está reconociendo, si no ver las escenas con Moore que son donde más luce esta pequeña actriz.
Los demás actores actúan de manera solvente, aunque se echa en falta alguna novedad en sus papeles, ya que a fin de cuentas son los mismos salvo pequeñas variaciones y alguna que otra explicación de sus motivaciones. Los papeles de Sue y de Chris, interpretados respectivamente por Gabriella Wilde y Portia Doubleday son los que más varían con respecto a la original, siendo la primera más tridimensional y se explica el verdadero porque de dejar a Carrie ir al baile por ella, mientras que la segunda es incluso más bestial y llena de maldad que la interpretada por Nancy Allen. Los demás actores simplemente bien, algunos mejor que otros, pero correctos (sí, ya lo sé).
BAILAR, BAILAR MALDITOS
Da cierta pena que con la cantidad de medios de los que se dispone hoy en día, la cantidad de efectos con los que maneja la industria de Hollywood, cabrea que el final de esta cinta, el punto álgido que tan bien resolvió De Palma en los setenta con medios tradicionales, se haya quedado en un conjunto de efectos encadenados con mejor o peor fortuna, pero que a fin de cuentas acaba por ser lo peor de la cinta. Con esto no quiero decir que sea una mala escena, pero es aquí donde más pesa ese "correcto" que tanto he repetido a lo largo de esta crítica, de tan correcta y complaciente que es durante esa escena hace que no me la crea en ningún momento, ya no solo por los efectos que son de un videojueguil que asusta, en vez de usar los efectos tradiciones que tan bien funcionaban, si no porque la masacre final se queda en una pequeña escaramuza en la que se salvan muchos ya que Carrie es más específica en su venganza, haciendo que aparte de poco interesante quede descafeinada.
Lo mejor hubiera sido ver como Carrie quemaba hasta los cimientos el pueblo entero, pero eso ya es valoración mía.
En resumidas cuentas, una película correcta con la que pasé un rato entretenido, pero ya.
No es una película que vaya a ser recordada como la novela o la película original, aunque he de decir que es mucho mejor que cualquier otro remake de esta historia que se haya hecho con anterioridad.
NOTA: 6
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