Wellcome to The Pub |
Título original: Grabbers
País: Irlanda/UK
Duración: 94 min
Dirección: Jon Wrigth
Intérpretes: Richard Coyle, Ruth Bradley, Rusell Tovey, Lalor Roddy, Bronagh Gallagher, David Pearse, Pascal Scott, Louis Dempsey.
Sinopsis:
Un idílico pueblo de la costa irlandesa se ve atacada por unas criaturas de origen extraterrestre... y hasta aquí puedo leer sin destripar la sorpresa que se reserva la película a mitad de metraje.
Crítica:
Si el otro día traía la crítica de la peor (pero peor) película del festival Syfy, hoy seré justo y la haré de la que fue sin duda alguna La película del festival. ¿Cabin un the Woods? Bueno, esa para otro día quizás, pero hoy toca hablar de la épica batalla entre pueblerinos irlandeses y aliens, es decir:
Hoy toca hablar de Grabbers.
Esta gamberrada de película la pude ver Sitges, aunque tal como me encontraba en esos días, entre sueño acumulado y nervios a flor de piel, si bien me pareció muy simpática, no me pareció gran cosa en comparación con las de Cockneys vs Zombis o John Dies at the End, por poner unos ejemplos.
Afortunadamente en este segundo visionado estaba ya más descansado, y, a parte de encontrarme con un más que divertido film que aúna con fortuna el terror y la comedia más ochentera, pude descubrir que, bajo ese envoltorio de serie B chusquera, se encontraba una gran película, bien hecha, bien dirigida y mejor interpretada, además que sabe mantener el ritmo durante sus ajustados noventa y cuatro minutos de duración, y lo mejor es que lo mantiene hasta el final (y que final) en el que se pone toda la carne en el asador, aunque hubiese sido mejor decir whisky en cantidades industriales. Incluso sus efectos especiales no están nada mal, visto el gran nivel de detalle que alcanzan los bichos, cosa que me sorprendió al recordarlos muchísimo más cutres. Lo malo de la memoria cuando uno está cansado.
Volviendo a pasar por el tema de dirección, quisiese alabar el trabajo del director Jon Wrigth, el cual sabe en todo momento dotar al film de una entidad propia, pese a los numerosos homenajes que se hacen a los films del género, que van desde ET a Aliens, afortunadamente de una manera respetuosa y cercana, logrando que una historia a priori manida hasta el exceso logre sorprenderte, e incluso aplaudir la resolución de ciertas escenas, como el primer ataque del bicho en la playa. El único fallo que se le pude achacar, y tampoco es que parezca culpa suya, es la historia de amor entre los protagonistas, que aparece metida con calzador en el último momento.
Los actores son todos dignos de mención, pero en especial el borrachín interpretado por Lalor Roddy. Hay momentos en los que dan ganas de dejar que la cámara solo le grave a él y que se olvide de los bichos, porque joder, como llena la pantalla el jodio.
En resumidas cuentas, a mí me ha encantado. Entretenida, divertida y un final de esos que te dejan con más ganas de guerra.
¿Qué más se le puede pedir?
NOTA: 9
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