Cosas extrañas de la vida: Hará unos dos años salía del Melià de Sitges rabiando contra la anterior película de Brad Anderson, "Vanidingh on 7th Street"(2010), esa payasada sobre el Apocalipsis que parecía un precedente de "Juerga hasta el fin" sólo que sin gracia alguna y con el nuevo Darth Vader inexpresivamente fostiable. Una película que, poco después me enteré de este hecho, marcaría un punto de inflexión en la carrera de Anderson, el cual en vez de tirar la toalla decidió decidió volver a aprender la lección olvidada. Para ello dirigió varios capítulos de series de la talla de "Fringe", "The Killing", "Rubicon" o "Boadwalk Empire". Unas series cojonudas todas ellas, en las que Anderson supo volver a coger el ritmo perdido y la voluntad necesaria para dirigir de nuevo largos.
Hasta "The Call".
La historia que nos cuenta "The Call" es la de una operadora de la línea 911 de la policía que anteriormente había vivido un suceso traumático al no poder ayudar a una chica que finalmente murió. Un día, recibe la llamada de una chica que ha sido secuestrada por un misterioso asesino en serie.
Un punto de partida que sí, puede pecar de simple, y no seré yo el que os diga lo contrario, pero por suerte el guión de Richard D'Ovidio logra huir los lugares comunes del género, acabando por centrarse en lo que de verdad importa, y que es en donde destaca este film sobre otros, y es en la construcción tanto de personajes como en la construcción de la atmósfera asfixiante que te envuelve desde el principio. Dicho esto, hay que elogiar también la mano firme de Anderson tras la cámara, ya que hace suya una historia digna de la sobremesa de Antena tres, convirtiéndola en algo que pese a no reinventar nada (ni lo pretende), te hace incapaz de despegar los ojos de la pantalla, cosa que a día de hoy ya es mucho.
De los actores, puedo decir sin lugar a equivocarme que es de los mejores elecciones de casting que he visto en lo que llevamos de año, junto a quizás al de "World's End" o "Juerga hasta el Fin". Berry directamente se sale en su papel de telefonista torturada por el pasado, Breslin nos hace olvidar a aquella niñita de "Pequeña Miss Sunshine" y centrarnos en la pedazo de actriz en que se ha convertido, Michael Imperioli pese a tener un papel de mayor brevedad (sería estupendo verle más en pantalla) da gusto comprobar que sigue dando caña, y por último, pero no menos importante, tenemos a Michael Eklund, al que recuerdo sobretodo por "The Divide", y que aquí ejerce las funciones de villano con bastante solvencia y bastante mal rollo, así que sí, lo hace muy bien. Todos ellos por suerte se alejan del estereotipo al que más o menos Hollywood tiene asignado esos roles, y por suerte le logran dar una serie de matices/trasfondo a aquellos que interpretan.
Lo repito, un casting de diez, sin duda alguna.
En aspectos negativos pues podría señalar que a veces su falta de pretensiones logra sacarte de la película, siendo claro esto durante su segundo tercio, por no hablar de lo agobiante (si a eso se le puede llamar algo negativo) que resulta a veces, en especial las escenas del coche.
En resumidas cuentas, un eficaz trabajo por parte de Anderson, que recupera el ritmo perdido, y un rato agradabilísimo a costa del sufrimiento de la pobre Breslin. De lo mejorcito que pude ver en Sitges.
Nota: 7
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