Con motivo del estreno en salas, y pronto en DVD, de los films "Apollo 18" (Gonzalo López-Gallego 2011) y "The Woman" (Lucky McKee 2011), el amigo Ignacio y yo hemos decidido aunar esfuerzos, y elaborar para vosotros sus dos críticas. Mientras que al bueno de Ignacio le ha tocado hablar del film de terror lunar dirigido por Lopez-Gallego (jodido suertudo), a mí me toca la papeleta de hablar sobre la penúltima película hasta la fecha del inclasificable Lucky McKee, un director que amas u odias pero...esperad...¿esta no es la típica frase-cliché que se dice cuando a tus amigos no les gusta un director y a ti sí?
Bueno, me estoy desviando del tema, y toca ponerse al turrón, así pues, dejemos los machos en casa y adentrémonos en este bosque de sombras acudiendo a la llamada de esta "The Woman".
Espero salir de aquí con todos los dedos de la mano.
MIEDO Y ASCO EN UN FESTIVAL DE SITGES
La película nos cuenta la historia de una extraña mujer (titánica-morbosa Pollyanna McIntosh) que vaga por el bosque colindante a una pequeña población del medio oeste norteamericano. La mujer, que se comporta y actúa como un animal salvaje, es encontrada por un, a primera vista, responsable padre de familia (Sean Bridgers que acojona) mientras estaba de caza. En ese momento, el hombre decide "capturar" a esta mujer y ocultarla en el cobertizo de su casa, con el objetivo de reeducarla. Pero cuando la familia del hombre se va involucrando cada vez más con la mujer, y que esta aparente agradable familia guarda más secretos que la isla de "Perdidos", pero más desagradables, hará pensar que a lo mejor esta reeducación sea más necesaria para ellos que para la mujer.
Y ahora...¡un poco de historia!
No os voy a mentir, la primera vez que vi este film, en mi primer día en el festival de Sitges, me pareció una soberana tomadura de pelo. A parte de un equipo técnico sacado de un telefilm de Antena 3 (la fotografía es de traca), me pareció una película vacía que basa todo su discurso en el manido "el hombre es un lobo para el hombre" (en este caso sería más adecuado el dicho "el hombre es un lobo para la mujer"). No digo que fuera un mal punto de partida para desarrollar la trama, al contrario, fue lo que más me gustó, pero lo peor es que McKee no quiera ir más allá, haciendo que perdiese el interés pasada la primera media hora. Además que la sinopsis que había leido no era igual a lo que veía en pantalla, cosa que me cabrea mucho. En resumen, cuando llegó el final, sólo quedaba de mí un ente que estaba tumbado en dos butacas, roncando como un pato para repulsa de mi acompañante, el cual tuvo que cambiarse de sitio.
Jódete Manu.
En resumen: a parte de aburridas, las partes que vi antes de caer en coma, me parecieron una maña mierda del tamaño de King Kong, y no entendía cómo era posible que gustase a tantísima gente, pero he de añadir que ese día me había pegado un madrugón de los que marcan época para así poder pillar el tren que me llevase desde Madrid a Barna City. Sumad eso a que ese día mi estado de ánimo llegaba al suelo tras unos asuntos que no vienen al caso.
Pero, ah (Merceditas), como pueden cambiar las cosas de un día (dos en este caso) para otro, y la mierda que viste a las diez es la sajonia que comerás a la una y pagarás a las siete, como los/las feos/feas de una discoteca.
Tras un sueño reparador de casi once horas, y un desayuno sustancioso a base de pizza de la noche anterior, fui contento y feliz en dirección al Meliá para ver un film (no recuerdo cuál era) pero al final no pude entrar por equivocarme de entrada, cogiendo una del día siguiente y dejando la correcta a saber dónde. No me hubiera dado tiempo de ir, buscar la entrada y volver, así que encaminé mis pasos hacia Retiro para así hacer tiempo y de paso ver qué película ponían. Cuando llegué vi una masa de gente puesta en fila que iba pasando al pequeño cine, y entre ellos distinguí a una figura que hacía aspavientos y gritaba mi nombre. Al acercarme vi que era el frikazo de Luis (gran dire de foto y un jachondo en general) que decía que entrase con él, que tenía una entrada de sobra para entrar. Tenía tiempo, estaba aburrido e iba a entrar gratis, así que sin dudarlo, y aún sin saber nada de la película pondrían, me puse a su lado y me dejé arrastrar hacia adentro del cine, empujado por un gordo que se cabreó porque me "colé" y acabó por ganarse una coz en la espinilla. Ya dentro empezamos a hablar de nuestras cosas, así que ni se me ocurrió preguntarle hasta que apagaron las luces.
- The Woman, ¿sabes cuál es? -, dijo él.
- ¡¿Cuál!?-, pregunté asustado.
Ya era tarde.
La película había comenzado.
LA IMPORTANCIA DEL CROMOSOMA X
La principal diferencia que vi durante este segundo visionado, fue que dónde antes había un discurso que se repetía hasta la saciedad, ahora encontraba una falta de pudor y, claramente, los cojones que le echaba McKee al presentarnos una trama adulta, en la que se pueden encontrar temas tabú como la violencia de género, el embarazo por violación paterna o incluso la maldad, cuasi homicida, de los infantes/preadolescentes, representada en ese hijo (de puta) de la pareja protagonista.
Cuando vemos por primera vez al personaje de la madre (una poco desaprovechada Angela Bettis), nos da la sensación que algo jodido la pasa, visto el nivel de sometimiento al que es sometido por su marido, aunque sólo sean unas frases. Sensación que se ve corroborada cuando en una escena costumbrista, la pareja hablando cuando se van a dormir, el marido abofetea a la mujer, para que, acto seguido, este se meta en la cama y se quede dormido. Un escena sutil, en realidad la cosa no pasa mayores, pero resulta escalofriante la frialdad del hombre.
Tema a parte merecen las escenas con "la mujer". Aunque sólo sea un plano de ella observando a su al rededor, la atmósfera se convierte en algo más opresivo y asfixiante, como si su simple presencia bastara para oscurecer aún más el sótano en el que está ¿oculta?, convirtiéndose en una amenaza latente, un huracán que espera su momento para desatarse....y creerme, al final se desata a lo Carrie, baño de sangre incluido. Suyos son los mejores momentos de la cinta, como ese cercenamiento del dedo con tan solo un bocado, el final, o las escenas de "aprendizaje", que acaban siendo los únicos momentos en los que la vemos vulnerable. Lo dicho, de diez la interpretación de Pollyanna.. Que nombre tan Decimonónico, ¿no?
Otra cosa que encontramos en el guión escrito a cuatro manos por McKee y Jack Ketchum (responsable de la novela en la que se basa el film) son las pinceladas de humor negro. Si bien no es el humor cazurro que vemos en, por ejemplo, "Very Bad Things" (Peter Berg 1998), "The Woman" tiene momentos de auténtica locura, como es la escena en la que los varones de la familia, ante una visita inesperada, dicen que la madre está "durmiendo un sueño reparador" sentada en una silla de la cocina, cuando en realidad está ko tras brutal la paliza que le ha dado el marido.
En resumidas cuentas, una película que pese a no ser perfecta - tiene unos bajones de ritmo que ríete tú de "Amadeus" (Milos Forman 1987), por no hablar de el equipo técnico, que durante el rodaje debieron de pillar vacaciones mentales - , tiene en su haber unas actuaciones sobresalientes por parte de los mencionados Pollyanna McIntosh y Sean Bridgers, además de una dirección por parte de McKee, que, pese a que hay veces que parezca lo contrario, nunca pierde el hilo y cuenta, sin ahorrase en detalles, una fábula sobre lo mal que estamos de la quijotera, da igual si uno es hombre o mujer.
Por cierto, después del final, que está bien pero podría haber sido mejor si hubieran invertido más en efectos físicos, hay una escena post créditos que tiene como protagonista a la hija pequeña de la familia. La verdad que no tiene mucho que ver con el resto de la película, aunque eso sí, hará las delicias de los fans de Tim Burton.
Creo que lo mismo que me pasó con esta película, ganarme cuando de primeras no me había gustado nada (pero nada, nada), sólo me ha pasado con dos films; "Tiburón 2" (Jeannot Szwarc 1978) y...no me matéis..."Jurassic Park" (Steven Spielberg 1993).
NOTA: 6