Ghost of the Needle (2003) de Brian Avenet-Bradley


Retrato de un asesino muy sieso.

Jacob (Brian Avenet-Bradley) es un modernillo de la gran ciudad (¿de cuál? ni idea) y fotógrafo/asesino en serie con ínfulas artísticas a tiempo parcial; saca fotos a mujeres sin que ellas lo sepan, luego las aborda con el pretexto de que le sirvan de modelos para posteriormente asesinarlas en una destartalada e inmensa fábrica industrial que le sirve tanto de estudio como de matadero. No contento con ello, tras sus fotografías oculta otras en las que pueden verse los cuerpos de sus víctimas. También pululan por ahí el padre y el promotor de Jacob quienes dada su indiscreción pondrán al protagonista en más de un aprieto.

Cinta indie que en una machada digna de Robert Rodrígez, dirige, produce, escribe, edita y protagoniza Brian Avenet-Bradley, quien por aquél entonces solamente tenía un crédito como director en su haber – Freez'er, para mí desconocida, aunque quien la ha visto no la recomienda demasiado -, y aquí nos ofrece una vuelta de tuerca a lo visto en el film El fotógrafo del pánico, salvando claramente las distancias dado que nos encontramos ante una película que resulta en ocasiones muy pesada, densa en su desarrollo, hasta que puntualmente se pone en materia y vemos algún asesinato, pero ojo, salvo en dos o tres momentos a penas vemos una gota de sangre, no vaya a ser que se hieran sensibilidades.

El modus operandi de Jacob de abordar a sus víctimas, las constantes peleas con el padre y el tira y afloja con el promotor se repiten hasta el hastío, y no hay un giro interesante hasta la hora de metraje, donde la trama deriva a una especie de análisis del propio asesino en un evidente homenaje al personaje de Joe Spinell en Maniac, pero esto tampoco cuaja del todo, porque todo está contado de la manera más sosa y atropellada posible. Y ese es el mayor de los problemas que aqueja este proyecto: nos encontramos ante una película que por ir de solemne peca de ser muy sosa.

Aún con todo, la película consiguió ganar sendos premios en el Festival fantástico de Reino Unido y en el Fright Fest aunque en apartados técnicos, donde ciertamente se encuentra la parte más trabajada de toda la película.

Por lo demás, actores que parecen estar actuando en una obra de teatro –el que interpreta al padre parece estar más perdido que un pulpo en un garaje – siendo la mayoría de ellos desconocidos recién salidos del circuito independiente. 

Se agradece el esfuerzo de Bradley haciendo de hombre orquesta, pero es de esas películas que quizás si se hubiese delegado en más gente el resultado hubiese sido mejor, o al menos más animado.

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